ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

CON Y TRES (Elías José).

Aunque esfumada en penumbras, en parte debido a la propia modestia que le adornó en vida, fué Con y Tres una de las figuras asturianas más respetables de su tiempo, que llegó a nuestros días, por su saber y su conducta, por la ejemplaridad de su existencia.

Tuvo por sus actividades de médico militar y de escritor un momento que pudo servir de cimentación sólida a una: reputación nacional; pero, retirado durante cerca de tres décadas al pueblecillo de nacimiento, aquella floración quedó amustiada y sólo supieron de su talento, de su saber y de su hombría de bien a toda prueba, en esos últimos años, sus amigos, convecinos y correligionarios políticos.

Cuando su nombre empezaba a sonar en las trompetas de la fama, a punto de darle una personalidad nacional, escribía de él don Augusto Anguita (1897): “El señor Con y Tres es una gloria: científica del Cuerpo de Sanidad Militar español. Hombre de conocimientos vastísimos, posee como pocos los secretos de su carrera, en la que ocupa un puesto distinguido y que ha alcanzado por sus solos y propios esfuerzos… hombre de gran talento, modesto en todo el rigor de la palabra y de una erudición verdaderamente benedictina, es como polemista un: adversario temible, porque razona con frialdad y lógica, empleando siempre el lenguaje de la convicción, sin otros alardes que el de la pulcritud y sencillez más encantadora en la exposición de sus ideas.”

Treinta años después, en un homenaje literario rendido por varios escritores asturianos, al fallecimiento de Con y Tres (véase varios en Referencias biográficas) don Alfredo Martínez le evocaba con estas palabras: “Hombre de lucha, peleaba contra los males sociales, que, como la incultura, perpetúan la esclavitud del hombre, manteniéndole siervo ante el cacique. Médico siempre, aspiraba a higienizar el cuerpo y el espíritu, haciendo de sus conciudadanos hombres sanos y hombres libres», y recordando el acto del sepelio dice: “Solamente una vida llena de esos actos puede justificar lo que ocurrió en su entierro. No sólo la gran muchedumbre que de muy lejanos puntos acudió al pueblo de Con, sino y muy principalmente, el espectáculo, por mí no presenciado jamás, de ver colgados de luto los balcones y ventanas de las viviendas más pobres y de las viviendas más ricas, en el monte y en la carretera, probaba que el pueblo se había hecho cargo de quién era el que había desaparecido. Los llantos que se escuchaban confirmaban que cada cual se daba cuenta de haber perdido un bienhechor.”

Y en la misma ocasión, don Luis de Muro le dedicaba esta poesía:

 

Cuando, desechando arcaicos

procederes rutinarios,

se publiquen calendarios

con todos los santos laicos,

con gran respeto e interés,

al pie del cuatro de enero,

será leído el letrero

de San José Con y Tres.

 

Nació éste en la aldea de Mestas de Con, del concejo de Cangas de Onís, en el año 1855.

Hechos con aptitud y aprovechamiento excepcionales los estudios preparatorios para una carrera universitaria, se trasladó a Madrid con el propósito de seguir la de Medicina, y fué en la Facultad de San Carlos uno de los discípulos más sobresalientes de su tiempo. A la vez que alumno de la Facultad de Medicina fué practicante de la Beneficencia municipal y alumno interno por oposición del Hospital de la Princesa. Cuando apenas tenía veintidós años recibió el título de doctor en Medicina y Cirugía (1877), y muy poco después ingresó por oposición en el Cuerpo de Sanidad Militar.

Después de prestar servicios en diferentes empleos y lugares al Ejército, en 1885 se le destinó por sorteo a la isla de Cuba, con la categoría de médico primero, si bien no ascendió en propiedad a ella hasta 1891. Sólo permaneció en Cuba unos tres años, hasta 1888, en cuyo tiempo prestó servicio en el Hospital Militar de La Habana y como jefe de Sección de la Subinspección de Sanidad Militar.

Se encontraba destinado en Barcelona cuando, en diciembre de 1888, el general Chinchilla, nombrado entonces ministro de la Guerra, le llevó a su lado como secretario particular y político, puesto en que continuó al suceder a Chinchilla en el Ministerio Bermúdez de Reina, en enero de 1890, hasta el cese de éste en el mes de julio. Con ese destino compartió las tareas de otros cargos, entre ellos el de vocal extraordinario de la Junta Facultativa del Cuerpo de Sanidad Militar.

Desde poco después de concluida la carrera, o acaso antes, sin que de ello tengamos noticias, comenzó a cultivar las letras sobre temas médico-militares, generalmente en publicaciones de este carácter, y también como conferenciante, actividades en las que, pese al achaque de su modestia excesiva, conquistó una respetable personalidad. También contribuyó a este efecto con otros trabajos editados por entonces y posteriormente en volumen, uno de los cuales, la Cartilla para la instrucción de practicantes de batallón, fué declarada de texto en febrero de 1888. Solía emplear algunas veces el seudónimo de León de Enol, y con él firmó el trabajo indicado en el número II, publicado muchos años más tarde.

En 1890 o comienzos del 91 pasó destinado al archipiélago de Filipinas. Entre los innumerables servicios profesionales prestados en esta provincia española ultramarina figuran los de director de las Enfermerías de Pidgin (llocos Norte), de Bontoc y de Reina Regente (Mindanao), cajero de la Brigada Sanitaria y luego jefe del detalle del Parque Sanitario. Cuando la insurrección que culminó en la pérdida de ese territorio tomó parte en algunas importantes operaciones militares, una de ellas a las órdenes del general Aguirre (1896), en el territorio de Imús, donde conquistó una cruz roja pensionada del Mérito Militar.

Posteriormente, ascendido en 1897 por antigüedad a la categoría de médico mayor, ocupó la Dirección del Hospital Militar de Cavite.

Pero no menos importantes que los servicios como médico militar en esta época fueron los que prestó a las letras y las ciencias con su estudio. Entre esas dedicaciones sobresalen las que desarrolló como miembro de la Comisión para el estudio del emplazamiento de un sanatorio militar en la ranchería de Baguio (Benguet), prestando las luces de sus profundos conocimientos sobre la materia en un informe que fué muy elogiado por la gente docta; el análisis que hizo de las aguas minero-medicinales de Bontoc, trabajo recogido en una: memoria (número II) que mereció medalla de plata en la Exposición Regional de Filipinas, y la exposición en este mismo concurso de una colección de cráneos de igorrotes con un estudio antropológico de los mismos, por lo que alcanzó otra medalla de plata.

Al concluir desastrosamente para España la insurrección filipina, Con y Tres, lleno de amargura, más que por la pérdida misma de las provincias ultramarinas por lo mal encauzados que iban los destinos nacionales, renunció en Manila a su carrera militar y se retiró decepcionado a Con, donde residió a propio intento oscurecido cerca de treinta años, hasta Su fallecimiento el 4 de enero de 1926.

Durante esta larga época de su vida se consagró al bien de aquella comarca como médico de los pobres, solícito y generoso, y como educador y consejero. Algunas veces, sus amigos, los hombres liberales y demócratas de ese tiempo, le obligaban a salir de su mutismo arrancándole colaboraciones para los periódicos o comprometiéndole en actuaciones de conferenciante, de las que ha desarrollado algunas en el Ateneo Obrero de Gijón y otros centros culturales de Asturias.

 

Obras publicadas en volumen: 

I.—Cartilla para la instrucción de practicantes de batallón. (Madrid, 1888; declarada de texto el 18 de febrero de ese año.) 

II.—Notas para el estudio de las aguas minero-medicinales del distrito de Bontoc. (Manila, 1893; memoria premiada con medalla de plata en la Exposición Regional de Filipinas.)

III.—La victoria de Covadonga: 1200 años después. (Madrid, 1919; trabajo firmado con el seudónimo de León de Enol.) 

 

Trabajos sin formar volumen:

1—La alimentación del Ejército. (En La Correspondencia Militar, Madrid, 1879.)

2.—La mortalidad en el Ejército. (En El Ejército Español, Madrid, 1890.)

3.—Cartas a un paisano. (En ídem ídem.)

4.—El castillo de Figueras. (En La Correspondencia Militar, Madrid, 1890.)

5.—El suicidio en el Ejército. (En El Ejército Filipino, Manila, 1890; conferencia en el Centro Militar, de Madrid, en ese año.) 

 

Referencias biográficas:

Anguita (Augusto).—Los asturianos en Filipinas: Don Elías Con y Tres. (En el diario El Carbayón, Oviedo, 20 de mayo de 1897; trabajo reproducido de la Crónica de Ciencias Médicas de Filipinas.)

Varios.—Semblanzas y panegíricos. (En El Popular, Cangas de Onís, 14 de enero de 1926.)