Hermano del anterior y de los dos siguientes. Nacido en Cangas de Onís el 4 de junio de 1816.

Estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo, distinguiéndose como uno de los escolares más aventajados de su tiempo. Ejerció durante algunos años la abogacía y dedicó actividades a las letras, colaborador de algunos periódicos ovetenses, entre ellos El Faro Asturiano, desde los primeros tiempos de su fundación, en 1856.

Desempeñó posteriormente cargos al servicio del Estado, entre los primeros el de promotor fiscal en Madrid. Fué también gobernador del Banco de Barcelona. Después se trasladó a Cuba como magistrado de aquella Audiencia, y desempeñó luego el puesto de administrador general de Aduanas.

Vuelto a España, continuó al servicio del Estado, al que representó como vocal en la Comisión instituida en 1869 para la reforma política y administrativa de Puerto Rico, y a la vez intervino en la política como diputado por Infiesto en 1872. Tiempo después ocupó importantes cargos políticos, como los de director general y subsecretario en «el Ministerio de Ultramar. Posteriormente fué por espacio de muchos años consejero de Estado.

Ya en las postrimerías de su vida se le elevó al rango de intendente general de la Real Casa y Patrimonio de la Corona, y fueron tan notorios los servicios prestados en este cargo, que el rey Alfonso XII le dedicó un retrata en estos términos: “A don Bonifacio Cortés Llanos, que puso orden en mi casa y ordenó al mismo desordenado, Alfonso.”

Estaba en posesión de varias condecoraciones nacionales y  extranjeras y tenía honores de gentilhombre de cámara de S. M. con ejercicio.

No obstante los elevados destinos que tuvo a su cuidado, murió pobre. Dejó de existir en Posada (Llanes) el 24 de noviembre de 1884. En una necrología del diario ovetense El Carbayón se le consideraba como “uno de los asturianos de más alta significación en los presentes tiempos”.