Catedrático y escritor contemporáneo, fallecido. Nacido en Granda (Siero) el 16 de diciembre de 1859.
Empezó muy niño a estudiar la carrera eclesiástica en el Seminario conciliar de Oviedo, con muestras de aptitudes tan notables para el estudio, que el obispo de la diócesis don Benito Sanz y Forés le llevó a su lado a Palacio, donde le tuvo, no obstante los pocos años como la persona de su confianza.
Siguió los estudios eclesiásticos hasta doctorarse en Filosofía, Teología y Derecho canónico; pero, reconocido con insuficiente vocación para el sacerdocio, renunció a ordenarse de presbítero. Incorporó entonces sus estudios a la Universidad de Oviedo, en la que recibió el título de licenciado en Derecho, alcanzando las más altas calificaciones en el transcurso de la carrera. Pasó luego a Madrid, y en la Universidad Central cursó las asignaturas del doctorado, que obtuvo también con alta nota, y estudió además la carrera de administración.
Posteriormente ejerció durante algunos años la abogacía en Pola de Siero, trasladándose luego a Madrid, a continuar en el ejercicio de esta profesión y a prepararse al mismo tiempo para oposiciones a cátedras. Poco después obtuvo por oposición una plaza de profesor auxiliar de la Universidad Central. Desde los tiempos universitarios desarrolló actividades de escritor, especialmente sobre temas jurídicos y sociales, en diversos periódicos ovetenses, entre ellos La Cruz de la Victoria; de Madrid y de otras poblaciones de España, y en revistas profesionales españolas y extranjeras. En 1893 fundó en Madrid la Revista de Derecho Mercantil, y algo después, en colaboración con el marqués de Olivart, un Consultorio Internacional Jurídico-Administrativo.
En junio de 1903 obtuvo por oposición, con unanimidad de votos del Jurado, la cátedra de Derecho canónico de la Universidad de Salamanca, de la que pasó por concurso seis meses después a explicar la misma asignatura en la Central de Madrid. Desde entonces, ya casado años antes en Avilés con doña Encarnación Rodríguez de la Flor y Rodríguez Villamil, su residencia estuvo en Madrid, dedicado a sus estudios y su cátedra, hasta su jubilación voluntaria en 1927. Y en Madrid, dos años después, el 4 de abril de 1929, dejaba de existir.