ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

DELBROUCK (Benito).

Hermano del anterior y, como él, también publicista. Un escritor dotado de brillantes facultades, al que malograron la muerte bastante prematura y las exigencias de la vida obligándole a dedicaciones menos preferentes en su vocación.

Descendiente de don Agustín de ese apellido, acreditado ingeniero industrial y de minas de origen belga, y de doña Eladia García Ciaño, de distinguida familia langreana, nació Benito Delbrouck en Gijón el año 1878.

Sus notables aptitudes para el estudio, reveladas en la instrucción elemental, le acreditaron luego como un estudiante excelente en la segunda enseñanza, que cursó en el Colegio de jesuitas de Gijón con exámenes en el Instituto de Jovellanos, en el que obtuvo el grado de bachiller, y después como alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo. Pero la vida le salió al paso con apremios que le obligaron a torcer la vocación para dedicarse a ocupaciones de índole industrial y financiera.

Sin embargo, no dejó que se durmieran sus afanes intelectuales y al estudio en privado y al cultivo del fruto de su estudio dedicó lo mejor de su personalidad. Hacia los veinte años de edad comenzó a ejercitarse como escritor en el semanario madrileño de renovación española Vida Nueva, que dirigía Dionisio Pérez, en el que publicó una larga serie de trabajos que merecieron cálidos parabienes del propio director y de prestigiosos hombres de letras que a fines del siglo XIX y comienzos del XX luchaban denodadamente por un cambio de orientación en los destinos de España, que evitara hecatombes como la entonces reciente del desastre colonial.

Esas actividades de publicista eran en él algo ornamental y a la vez válvula de escape de sus inteligentes meditaciones. Lo concreto y material eran los cargos y destinos que desempeñaba en Gijón, entre los que figuró por mucho tiempo el de secretario de la Cámara de Comercio. También representó en esa villa a Méjico en calidad de cónsul.

Pero de todos los puestos que tuvo en Gijón a su cuidado ninguno ha dejado de él recuerdo tan perdurable como la Dirección del diario El Noroeste, que llegó, bajo sus orientaciones democráticas, a ser uno de los periódicos más respetables y leídos de las provincias españolas. Por esta misma época colaboró asiduamente también en periódicos y revistas mejicanos.

De toda esa meritoria labor sólo una pequeña parte ha pasado a la vida más perdurable del libro en el volumen Motivos que se reseña en su lugar correspondiente.

Durante los dos o tres últimos lustros de su vida, la pluma de Benito Delbrouck estuvo, lamentablemente, bastante inactiva, absorbido él por sus otras ocupaciones habituales, con lo que dió ocasión a Sánchez Díaz para decir que era “un gran escritor que no escribe”.

Falleció Benito Delbrouck, todavía joven, víctima de un accidente de automóvil, en octubre de 1926.

 

Obras publicadas en volumen:

I.—Motivos. (Gijón, 1909?; prólogo de Alfredo Calderón e ilustraciones gráficas de Evaristo Valle.)