Más que por lo breve, la existencia de Díaz Laspra no ha brillado con mayor lucimiento y dejado rastro perdurable de la fama que gozó en vida por falta de dinamismo, por sobra de apego al terruño. Fué entre sus coetáneos uno de los hombres tenidos por más ilustres y es para la posteridad menos que un vago recuerdo, De haberse procurado un escenario de más dilatados horizontes que el de la ciudad natal, la temprana muerte no habría sido obstáculo para que quedara de su nombre fama imperecedera.
Nació Manuel Díaz Laspra en Oviedo, en el año 1817, hijo de don José de esos apellidos y doña Nicolasa Gutiérrez. En esa ciudad cursó todos sus estudios hasta doctorarse en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad. Desde antes de concluida la carrera fué de la Universidad profesor sustituto en varias cátedras: de Instituciones civiles (1835), de Derecho romano (1838), de Códigos (1845) y de Jurisprudencia (1846), y una vez facultado para el ejercicio de la abogacía, se dedicó a esta actividad el resto de su vida, algo menos de tres lustros. A esto y la anotación de la fecha de fallecimiento, ocurrido a los treinta y cuatro años, el 13 de agosto de 1851, queda reducida la biografía de Manuel Díaz Laspra.
Pero de su vida es preciso decir algo más, Nno fué, ni como letrado ni como profesor ni en sus actividades ciudadanas, uno de tantos que cumplen con llenar la medida del esfuerzo individual medio: él desbordó esa medida, como resultado de haber adquirido extensa cultura, de poseer excepcionales conocimientos en materias jurídicas y una inteligencia privilegiada, con lo que pudo brillar como una de las personalidades más conspicuas de su época, aunque con fama menos dilatada de la merecida.
En el foro ovetense gozó de tal prestigio, tales fueron sus triunfos de abogado en informes y defensas, que la admiración Se trocaba en temor al fracaso por parte de cuantos tenían que contender Con él mediante la pluma o la palabra en estrados. A esa gran autoridad estaba unida una conducta limpia y diáfana, que no contribuyó menos a que su sólido renombre en el Colegio de Abogados y en los Tribunales de justicia perdurara muchos años después de su muerte con fama no disminuida, fama que había trascendido más allá de las fronteras regionales.
A la vez que en el profesorado y la abogacía, desplegó actividades de escritor documentado y brillante, siempre sobre temas legales y espléndidas muestras de su hondo y extenso saber, aunque ya un tanto anticuadas por la evolución habida en esos estudios desde entonces, son los dos libros anotados más abajo, pequeña parte de su producción, dejada en manuscritos de desconocido paradero casi toda.
Obras publicadas en volumen:
I.—Curso de práctica forense mercantil, Obra original y de positiva utilidad para las Universidades, el Foro y el Comercio. (Oviedo, 1846.)
II.—Elementos de práctica forense, o sea curso teórico-práctico de la sustanciación de los juicios, así civiles como criminales, en todas sus instancias, con arreglo a las leyes vigentes publicadas hasta el día. (Oviedo, 1848; dos tomos en octavo.)
Obras inéditas:
-Diccionario jurídico. (MS.; obra incompleta, que sólo alcanza hasta la letra B.)
Referencias biográficas:
Suárez – Españolito (Constantino).—Asturianos de antaño. Vidas truncadas: Manuel Díaz Laspra. (En el Diario de la Marina, Habana, 8 de enero de 1933.)