Ingeniero de Montes que vivió en el siglo XIX. De sus actividades como escritor sólo hemos podido recoger la vaga noticia de que ha escrito sobre temas profesionales, pero sin que hayamos podido averiguar si esos trabajos se han publicado o quedaron manuscritos. Nació Díaz Laviada en Gijón el 27 de enero de 1832, descendiente del licenciado don Juan de esos apellidos y doña Rosalía Marcelina Toral. En la villa natal cursó la instrucción primaria y la carrera de Cálculos (1842-45) en la Escuela de Comercio aneja al Instituto de Jovellanos. Después ingresó en la Escuela de Agricultura, de Madrid, de la que pasó en 1849 a la de Ingenieros de Montes, en la que concluyó esta carrera en 1853.
Nombrado ingeniero segundo del Cuerpo de Ingenieros de Montes al servicio del Estado el 10 de noviembre de 1855, fué destinado a prestar servicios al Patrimonio Real, en Navarra, y quedó luego dentro del Cuerpo en calidad de supernumerario. Ascendido a ingeniero primero en mayo de 1861, se le destinó al mes siguiente al distrito de Asturias, donde en lo sucesivo tuvo su residencia casi siempre con hogar formado en matrimonio con doña Narcisa Cienfuegos Jovellanos y García del Real en 1863. De servicio en Asturias recibió por antigüedad los ascensos de ingeniero jefe de segunda clase el 1 de enero de 1865 y de primera el 8 de febrero de 1871.
A consecuencia de abandono de servicios por haber fijado su domicilio en Gijón debiendo de tenerlo en Oviedo, donde radica la Jefatura del distrito forestal, se le trasladó como jefe al de Soria en agosto de 1874 pero, con licencia por enfermo, primero, e influencias después, prácticamente apenas si estuvo ausente de Asturias, de cuya Jefatura de Montes volvió a encargarse en el mes de diciembre. Dos años después, a merced de los vaivenes de la política, se le destinó de nuevo a Soria. Entonces pidió licencia por un año, que le fué concedida; pero habiendo tenido que hacerse cargo interinamente de la Jefatura de Oviedo, probablemente buscado esto como forma de burlar las disposiciones oficiales, se le volvió a dejar en activo y al frente de ella en propiedad.
En octubre de 1878 se le destinó al Ministerio de Fomento a prestar servicios de auxiliar en la Comisión de Rectificación del Catálogo de Montes públicos, en cuyo destino permaneció hasta junio de 1881, para hacerse cargo nuevamente del distrito forestal de Asturias.
Ascendido a inspector general con categoría de segunda clase en abril de 1886, se le confirió entonces el destino de vocal de la Junta Facultativa del Cuerpo, encargándosele al mes siguiente de la octava Inspección, que comprendía los distritos de Alicante, Baleares, Castellón y Valencia. Fundándose en motivos de salud, en octubre de 1890 solicitó y obtuvo el pase a situación de excedente, y el 19 de junio del 92 alcanzó, a instancia suya, la jubilación con veintinueve años de servicios al Estado.