Escritor contemporáneo residente desde hace muchos años en la Argentina, nacido en el lugarejo de Abres (Vegadeo) el 24 de abril de 1888, en humilde hogar de campesinos formado por don José Ramón de ese apellido y doña Camila Aenlle.
Aunque henchido el espíritu de ansiedades de saber, no pudo satisfacer éstas, porque desde muy niño tuvo que ayudar a los padres al sostenimiento del modesto hogar, y en edad de dieciséis años determinó emigrar a América, Como único medio de escapar a la miseria que le rodeaba. Llegó a la Argentina analfabeto, circunstancia absolutamente desfavorable para que sus sueños pudieran tener alguna realidad, y hubo de recurrir a trabajar como pinche de cocina. En el transcurso de los años llegó a cocinero y dentro de ese oficio a jefe de cocinas en hoteles de Buenos Aires y de otras poblaciones argentinas.
En los primeros tiempos aprendió a leer y escribir aleccionado por compañeros que sabían poco más que él, y sobre esos cimientos tuvo que levantar él mismo el edificio de su instrucción, favorecido solamente, en medio de toda clase de adversas circunstancias, por su insaciable amor al estudio.
Esta su gran apetencia de ilustración acabó por darle capacidad para aspirar a otros destinos que él consideraba superiores, y en 1919 ingresó como empleado nacional, al servicio del Estado argentino, al que ha venido dedicado desde entonces en diferentes puestos. El 12 de julio de 1924 completó sus aspiraciones primordiales en la vida contrayendo matrimonio en Buenos Aires con doña Rosa Presno, asturiana como él, de Taramundi.
El estudio y la lectura permanentes, la consolidación con algunos viajes a España, extendidos a otros países europeos, de la ilustración alcanzada y el amor a la región de nacimiento se concertaron en él para determinarle, ya hombre de más de cuarenta años, a dedicar algunas de sus horas de descanso al cultivo de las letras, como colaborador, aunque no muy frecuente, de las publicaciones asturianas editadas en Buenos Aires, entre las que figuran Heraldo de Asturias (1929-30) y La Voz de Asturias (1934). Casi siempre movida su pluma en defensa de los intereses económicos de la región natal, entre sus aciertos cuenta el resultado de uno de sus primeros escritos con el título de La importancia comercial e industrial de Vegadeo requiere el paso del ferrocarril Gijón-Ferrol por allí. Causas que lo abonan, publicado en el Heraldo de Asturias el 12 de enero de 1929. Reproducido el trabajo en Ecos Vegadenses, de Vegadeo, dió lugar a una polémica sostenida por los que opinaban contrariamente y también en favor de quien la promovió, el cual sostuvo su tesis propia en trabajos sucesivos.
Al fin, Luciano Díaz vió triunfante la idea, aceptada por el Gobierno español.
1936- Periodista asturiano residente en la Argentina, donde colabora en el Heraldo de Asturias, de Buenos Aires.