ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

ESTRADA (Julio César).

Periodista de fines del siglo XIX y comienzos del XX, de pluma ilustrada y combativa puesta al servicio de las ideas democráticas. En un recuerdo necrológico, dice de él Antonio Guisasola: “Ingenuo, sencillo, con un corazón de oro, se condolía de todas las desgracias, y su periódico les servía de lenitivo… Y contra este ser tan bondadoso, tan abnegado, tan inofensivo, tan cristiano, sus implacables enemigos han esgrimido todas las armas viles. La delación, la persecución y hasta la más abyecta calumnia fueron diputadas lícitas contra él, y bajó a la fosa envuelto en las mallas de odioso proceso… Este nombre, pendón de guerra de los oprimidos, siervos del terruño y coco de los malvados cacicuelos que por estos lugares (Grado) merodean, ya no figura en el libro de los vivos.”

Nació Julio Estrada en Grado probablemente en 1869, hijo de don Antonio, propietario, y doña J. González Granda. Hechos los estudios de la segunda enseñanza en la villa natal con exámenes en el Instituto de Oviedo, se trasladó a Madrid a cursar en la Universidad Central Filosofía y Letras, con el propósito de dedicarse a la enseñanza, vocación que latía fuertemente en el fondo de su espíritu. Obtuvo el grado de licenciado en la Universidad de Salamanca en junio de 1891.

Durante su época de estudiante en Madrid se inicia y milita en el periodismo y la política republicanos, ideales que ha de defender en lo sucesivo Sin claudicaciones el resto de su vida. A las actividades de la pluma une entonces las de una palabra caldeada y elocuente. A su regreso, ya licenciado, a Asturias, se establece en Gijón, dedicado como profesor en un colegio particular y también como auxiliar supernumerario de la Sección de Letras del Instituto de Jovellanos en abril de 1893. La ocupación de profesor no bastaba para contener sus hondas inquietudes de renovación social y política, que se desbordaron en valientes y perseverantes campañas periodísticas y en discursos vibrantes contra el caciquismo sostenido por Pidal y Mon y otros políticos en Asturias con grave daño del resurgimiento provincial. Pero el enemigo era demasiado fuerte y Estrada se encontró como resultado de sus luchas en situación insostenible y hasta peligrosa para su seguridad personal, por lo que decidió expatriarse.

A fines del siglo XIX marchó a Cuba y en la Habana fué profesor en el Centro Asturiano. Pero, a causa del clima, su salud delicada sufrió considerables quebrantos, y tuvo necesidad de repatriarse después de una permanencia en la isla de breves años. Fija entonces su residencia en la villa natal y, a favor del movimiento republicano dirigido entonces por Melquiades Álvarez en brava pelea contra el caciquismo aniquilador, decide consagrarse al sostenimiento de esa lucha en la comarca gradense. Con la pluma y la palabra difunde en ella ideales redentores, al servicio, sin condiciones ni debilidades, de los desamparados y oprimidos. Ni como periodista ni como orador encuentra descanso en esa campaña. En 1904 funda en Grado el periódico La Justicia, que alcanza prestigio de uno de los baluartes más considerables en Asturias de republicanismo. En ese término y en el de Pravia crea Sindicatos Agrícolas que vienen a fortalecer, por la unión, a los campesinos en la defensa de sus hollados y burlados intereses. Tan generosos esfuerzos, desarrollados en medio de calumnias y persecuciones desatadas por el enemigo, fuerte en sus posiciones políticas y económicas, Estrada conquista la admiración y el cariño más fervorosos de las masas populares. Pero su organismo, menos fuerte que Su espíritu, le impide continuar la lucha, y deja de existir en octubre de 1908.

Del cariño que se le profesaba en esa extensa zona de Asturias, como paladín de la justicia social, vale de prueba que habiendo sido civil su entierro—cosa inaudita entonces— acudió en masa a rendirle tributo la población de toda la comarca, más o menos católica toda ella.

Referencias biográficas: 

Varios. —Poesías y crónicas. (En el número especial necrológico de La Justicia de Grado, 10 de octubre de 1908.)