Abogado y escritor contemporáneo recientemente fallecido. Hermano del anterior y de los tres siguientes. Nacido también en Navia, en el año 1877.

Estudió en la Universidad de Oviedo la carrera de Derecho Y desde estudiante cultivó las letras en periódicos asturianos.

“La vida no le hizo probar adversidades—dice Méndez—. Terminada su carrera de abogado, marchó a la Argentina, donde familiares suyos tenían ya afamado el nombre, allí logró personalidad profesional y éxito económico. Restado al matrimonio, ni las responsabilidades y cuidados de la familia tuvo, que avezan a mirar con más ternura lo inmediato e ínfimo y son disciplina física y espiritual, promovedora y abrillantadora de las más recónditas facultades de los hombres.”

Poco después de llegar a la Argentina, hacia 1900, revalidó su título universitario en la ciudad de Córdoba. Posteriormente, por necesidades y conveniencias profesionales, se recibió de doctor en las Universidades de Paraguay, Brasil y Uruguay. Especializado en la interpretación de la legislación de esas Repúblicas, en todas ellas, y muy especialmente en la Argentina, gozó de sólida reputación.

Con las tareas jurídicas y forenses compartió las de escritor y conferenciante de pluma y palabra ilustradas y sugestivas. “Orador de verbo fáciI.—se dice en una necrología anónima de La Voz de Asturias, de Buenos Aires—, llano y persuasivo, unía a su vasta cultura una constante inquietud por los problemas del espíritu, traducida en numerosos artículos, ensayos, conferencias y estudios publicados en folletos, revistas y periódicos de España y América.

Formó parte de las instituciones españolas más importantes del país, y en la actualidad era asesor letrado de la Embajada española. Fué presidente del Círculo Asturiano, del Club Hispano-Argentino de Regatas, etc.” En los últimos años de su vida viajó frecuentemente por América y Europa. “Su atracción determinativa—al decir del citado Méndez fueron los viajes, y Lutecia, su París, halló pocos enamorados como él tan exaltadores de sus encantos. Era conversador experimentado, con buenos recursos dialécticos, a los que unía un fino comportamiento social. Supo hacer oír con agrado los recuerdos de sus andanzas europeas y americanas, y la relación de ellas fué tema reiterado de sus conferencias públicas.”

Motivos de salud le retuvieron últimamente en España y dejó de existir en un sanatorio de Madrid en diciembre de 1934.

Sin otros amores que el profesado a la villa de nacimiento, al morir la dejó por heredera de su fortuna; para la construcción y sostenimiento de un hospital, más de medio millón de pesetas. Entre otras instituciones benéficas y culturales, el Ateneo Popular, del que César Fernández Calzada era fundador, fué favorecido con un legado de veinticinco mil pesetas.

Referencias biográficas:

Anónimo. — Falleció en Madrid el Dr. César Calzada. (En La Voz de Asturias, Buenos Aires, 5 de enero de 1935.)

Méndez (M. Isidro). —César F. Calzada. (En Río Navia, Navia, 10 de enero de 1935.)