ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

FERNANDEZ CORUGEDO ALONSO (Emilio).

Escritor festivo en prosa y verso, contemporáneo, hermano del anterior. Nacido en Riberas de Pravia (Soto del Barco) en 1868, hijo de don José Fernández Corugedo y doña Basilisa Alonso, y fallecido recientemente.

De su padre, hombre también de letras, aunque no haya escrito para el público, dice su hijo: “Mi padre fué a Cuba a los Catorce años, y, hombre (cuando llegó a serlo) de espíritu más elevado y fino de lo corriente en aquellos rapazos que en La Eusebia y La Julia cruzaban el mar en busca de plata, no sólo se dedicó a hacer dinero, sino también a procurarse una cultura verdaderamente excepcional en aquellos tiempos. En los Recuerdos del tiempo viejo, de Zorrilla, hay una biografía de mi padre. El juramento de la mulata se titula el episodio en que el sublime bohemio dedica a mi padre frases encomiásticas.”

Emilio Corugedo, que así se le conocía corrientemente, aunque rodó desde los ocho años, como él mismo dice, por colegios bastante malos, adquirió el grado de bachiller en edad más temprana de lo frecuente: a los catorce años. Pero ya entonces estaba “cansado de estudio y prisión”, y pasó bastante tiempo sin que acabara de decidirse por la carrera que habría’ de emprender. Por fin, alrededor de los veinte años (1888), se determinó a seguir los estudios de ingeniero de Minas y se traslada a Madrid. “En esta época—dice él mismo—empieza mi afición literaria. Alumno de la Politécnica, repartía el tiempo entre las indeseables Matemáticas y mis aficiones. Ingresé en la Escuela de Minas (una heroicidad); pero un desaforado desaprobado que me otorgaron en el primer año colmó mi aversión a los cálculos infinitesimales y demás complicaciones de las ciencias exactas, y abandoné definitivamente la carrera, ¿Hice mal? Seguramente, sí, pensando en el Porvenir; pero, francamente, de haber logrado el título de ingeniero, es probable que en las minas puestas bajo mi dirección hubiese ocurrido una hecatombe memorable…”

Quedóse Emilio F. Corugedo en Madrid, dispuesto a seguir la Suerte que le deparara su gran vocación literaria, relacionado y querido entre la juventud intelectual, de la que salieron luego nombres prestigiosos en las letras españolas. Comenzó a escribir en ¡prosa y en verso en algunas publicaciones madrileñas, como Revista Moderna y Don Quijote; en otras editadas en Asturias, cuales El Carbayón, de Oviedo, y El Vigía, de Avilés, y fué desde 1890 un colaborador muy asiduo de los periódicos asturianos de La Habana, El Correo de Asturias y Heraldo de Asturias, que sirvieron sucesivamente como de órganos oficiales del Centro Asturiano. Desde entonces ha venido ganando crédito hasta hacerse popular su seudónimo Félix de Monterrey, con el que ha firmado la mayor parte de su producción de prosista y poeta, en bable y en castellano, las más de las veces en tono festivo.

Por esa época de vida madrileña un tanto bohemia y en la que todo eran proyectos ilusionados, Emilio Corugedo, con algunos escritores luego famosos, como Manuel Paso, Celso Lucio, Félix Méndez, Catarineu y otros, dió realidad al de fundar una gran revista ilustrada que compitiera y hasta anulara a Blanco y Negro, que desenvolvía una vida floreciente desde hacía cuatro años. “Se titulaba la revista—dice Corugedo — La Pecera, en honor de una simpática peña que teníamos en el desaparecido Café Fornos, a la que acudían también con bastante asiduidad Alejandro Lerroux, Arniches, Salvador María Granés y algunos más. Allí se incubó la descomunal empresa de hacerle la competencia a Blanco y Negro…

Pero costaba  mucho la tirada, y no contábamos  más que con nuestros escasos recursos, con lo que iSe salvó Blanco y Negro!, y así concluyó la estrepitosa hazaña que pretendíamos llevar a feliz término los pobres peces de la inolvidable y simpatiquisima peña de Fornos.” La revista era un verdadero alarde literario y tipográfico para aquella época. Apareció el primer número el 10 de abril de 1895, y dejó de publicarse cinco quincenas después.

Posteriormente, Emilio Corugedo fijó su residencia en el pueblo natal, y en Riberas de Pravia. Casado pocos años después (1907) en Infiesto con doña Albina villa y Suárez de León ha venido viviendo desde entonces, sin otras interrupciones que algunos breves Viajes por otras provincias españolas y a Francia.

De la desperdigada producción literaria de esa primera época de su vida reunió en un volumen (número 1) una selección de sus composiciones poéticas. ya en Asturias, continuó con la misma fecundidad las actividades literarias.

Figura entre ellas el estreno en Oviedo de la comedia La Cuarentona (número II) por la compañía de Carmen Cobeña en 1904. Por entonces escribió también, en colaboración con Ricardo J. Catarineu, una comedia en verso de ambiente asturiano que permanece inédita. y años más tarde escribió otra, solo, en prosa, intitulada los rojos de Villaparda, también inédita, de la que dice él mismo: “Es comunista, por supuesto; pero de buena fe. El protagonista viene a ser un Quijote social. y tropieza con la incorregible condición humana del egoísmo de los demás, de todos.”

Como antes, sus producciones en prosa y en verso se esparcieron por numerosos periódicos, los más de ellos editados en diferentes localidades asturianas, y otros de fuera de Asturias, como la Revista de Extremadura (1909).

La lectura y el cultivo de las letras continuaron siendo su vocación y ocupación principales, sin otras interrupciones que el cuidado de sus intereses. Aunque limitado en política a sus campañas periodísticas, se vió obligado A desempeñar la Alcaldía del municipio de Soto del Barco, cargo del que fué depuesto por la dictadura de Primo de Rivera en 1923, lamentando el hecho por lo que significaba de atropello, pero alegrándose de encontrarse libre de la pesada carga.

En los últimos años de su vida ha producido acaso lo mejor del poeta. En el periódico Pravia, editado en la villa de este nombre (1925-27), dió al público varios poemas en bable dignos de ser recogidos en un volumen. En ese año últimamente citado fundó en dicha villa, con el también famoso escritor festivo Agustín Bravo (Roque), el periódico El Sol de Pravia, que continuó dirigiendo solo después de fallecido el cofundador. Además de crónicas, artículos y sueltos en defensa de los intereses comarcales, Emilio Corugedo publicaba semanalmente una poesía en bable bajo el título de Charlas del Xueves, tan llenas de gracia e intención, que sería una pena quedaran sin pasar a la vida más perdurable del libro.

Dejó de existir Emilio Fernández Corugedo y Alonso en su casa de Riberas de Pravia, después de largo y Penoso padecimiento, el 3 de noviembre de 1935,

 

Obras publicadas en volumen:

I.—Poesías, (Madrid, 1893.)

II.— La cuarentona, (Oviedo, 1904; comedia en un acto, en prosa, estrenada ese año en el Teatro Campoamor, de Oviedo, por la compañía de Carmen Cobeña.)