ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

FERNANDEZ FERNANDEZ (Fr. Pedro).

Religioso agustino del siglo XIX que, no obstante su muerte prematura, floreció como prestigioso escritor sobre temas teológicos, históricos y devotos dentro de su Orden y con repercusiones fuera de ella.

Nació Fr. Pedro en Romía Baja, de la parroquia de San Pedro de Cabezón (Lena), el 6 de ¡junio de 1855, en humilde hogar constituído por don José de esos apellidos y doña Ignacia Miranda. En algunos sitios, como la obra de Fr. Fabián Rodriguez García Ensayo para una Galería de asturianos ilustres, se le cita con sus apellidos verdaderos, Fernández Miranda, que él no ha usado casi nunca, por lo menos en sus actividades de escritor, sino solamente los paternos.

Hechos los estudios elementales y de Humanidades con lucimiento y decidida su vocación por la vida monástica, ingresó en la Congregación de PP. Agustinos el 19 de noviembre de 1871, cuando contaba ¡poco más de quince años de edad, en el colegio establecido por la Orden en Valladolid.

En ese colegio comenzó a estudiar la carrera eclesiástica, que continuó y concluyó en el de La Vid (Burgos), donde fué ordenado de presbítero en 1878. Probada su gran Capacidad para el estudio, los superiores le enviaron a Roma a que completara su cultura científico-literaria con nuevos conocimientos en Teología y lenguas orientales en la Sapienza, donde se graduó en 1881 de doctor en Teología y licenciado en Derecho canónico.

Reintegrado luego a las actividades de la Orden en España, ejerció de profesor de Teología en el Colegio de La Vid, y después, desde 1885, en el de El Escorial.

Aquí, y desde esa misma fecha, desempeñó simultáneamente el cargo de bibliotecario, y fué de los que iniciaron el índice de la Biblioteca, que años después habría de concluir otro agustino asturiano, Fr. Benigno Fernández Álvarez.

En 1890 se le destinó a Baleares con encargo de establecer en Palma de Mallorca, en colaboración con otros agustinos, una residencia de la Orden. Jubilado poco después como lector, al cumplirse reglamentariamente el período de dedicación a la enseñanza, se trasladó a Madrid, consagrándose al desempeño de algunos cargos y comisiones conferidos por los superiores.

Por este tiempo dió la más alta prueba de su capacidad de escritor, ocupación a la que venía dedicando entusiasmos desde 1875, antes de concluída la carrera.

Aparte de los estudios publicados en volumen que se anotan en el lugar correspondiente de esta información, ha dado al público numerosos trabajos, traducidos del latín y del italiano unos, y otros originales en latín y castellano, insertos en diversas publicaciones, entre las que figuran las publicaciones de la Orden La Ciudad de Dios y Revista Agustiniana, el diario católico de Madrid El Siglo Futuro y las revistas italianas Divus Thomas y L’Eco de S. Agostino, esa más importante muestra de escritor a la que hemos aludido antes se refiere a la publicación de la obra Cursus Theologlcus in usum scholarus (número V)Esta obra, de la que Fr, Pedro Fernández publicó tres tomos, quedó incompleta por las razones que apunta Fr. Gregorio Santiago Vela. “Los tomos tercero y cuarto —dice—debería haberlos publicado el Rvmo. P. Tomás Rodríguez…, según el plan previamente acordado ¡para dotar a nuestros colegios de un curso completo de Teología; pero… dió tal extensión el P. Fernández a las materias que se le habían prescrito, redactadas además en un estilo tan elevado y culto, que, desde luego, se echó de ver la imposibilidad de seguirle por el mismo camino y que su trabajo no era adecuado para el objeto que se perseguía, siendo únicamente provechoso considerado como obra de consulta para ilustrados profesores.” Aunque equivocada y en cuanto a la finalidad educativa de esa obra, el P. Fernández alcanzó con ella las más cálidas alabanzas de autorizados críticos españoles y extranjeros.

Dice de ella el P. Muiños Sáez, citado por el autor aludido anteriormente, que “reunía las cualidades de dominio de la materia, erudición copiosisima y pureza y riqueza de doctrina”. Cierta actitud suya en 1894, que el Gobierno interpretó como un acto de rebeldía, dió lugar a que el Ministro de Justicia, señor Becerra, dispusiera su traslado a Filipinas  como a manera de destierro. Contra esta determinación de los Poderes públicos acentuó él su posición de desacato, amparado por la Orden, que le facilitó la marcha a Roma. Aquí se procuró realzar su personalidad como adhesión por su conducta. Amparado y protegido por el general de la Orden y por el Papa mismo, el primero le nombró definidor por la provincia agustiniana de Castilla en el Capítulo celebrado al año siguiente, y, al ser creada entonces la Provincia matritense le fué conferido ese mismo cargo representativo de ella. En cuanto al favor recibido del Pontífice se tradujo en los nombramientos de consultor de Congregación de Obispos Regulares y de soto sacrista del Vaticano. Pero el suceso, no obstante el lenitivo que encontró con atenciones y favores en torno suyo, debió pesar grandemente en su ánimo, porque se resintió su salud y hubo que prepararle el regreso a España, y falleció poco después en El Escorial el 1 de enero de 1896.

Ostentaba en su Orden el grado de maestro en Sagrada Teología.

 

Obras publicadas en volumen: 

I.—De Religione et Ecclesia ac de locis theologicis. (La vid, 1892.) 

II.—Programma lectionum libri introductio in S. Scripturam. (Madrid, 1892.)

III. — Programma lectionum de  Sacramentis et Novissimus. (Madrid, 1892.)

IV.—De infallibilitare Rom. Pontificis. (Palma, 1892.)

V.—Cursus Theologicus in usum scholarun. (Madrid, 1890, 91 y 95; tomos I, Il y V)

 

Trabajos sin formar volumen:

1 —Biografía de San Próspero (En el Diccionario de ciencias eclesiásticas, de Perujo Angulo.)

2 — Biografía de Gregorio de Rímini. (En ídem id.)

 

Referencias biográficas:

C. y R.—Los asturianos de ayer: El M. R. p. Fr. Pedro Fernández de Miranda, de la Orden de San Agustín. (En El Carbayón, Oviedo, 30 de enero de 1896.)

Muiño sáez.—Un estudio biográfico. (En La Ciudad de Dios, El Escorial, tomos XXXIX y LXIX.)