ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

FERNANDEZ FOURNIER (Félix).

Marino y escritor contemporáneo, nacido en Gijón en hogar acomodado el 30 de agosto de 1905, hijo de don Emilio y doña María de esos apellidos respectivos.

En la villa natal cursó el bachillerato en el Instituto de Jovellanos, en el que alcanzó el grado correspondiente en 1921. Dos años después obtuvo el ingreso en la Escuela Naval, de San Fernando (Cádiz), dispuesto a seguir la carrera de marino militar. Cursados estos estudios, en 1928 se le promovió a alférez de navío destinado a prestar servicios al acorazado Alfonso XIII del que pasó tiempo después al torpedero número 3. Decidida entonces su vocación por los estudios de radiotelegrafía, obtuvo por concurso plaza en la escuela de esta especialidad establecida en Cartagena. Un año después conseguía el título facultativo correspondiente y pasó a prestar servicios de radiotelegrafista al destructor Sánchez Barcáiztegui.

Cuando estudiaba en San Fernando se inició en el cultivo de la literatura como poeta y prosista.

Aunque renuente a publicar sus producciones, algunas de ellas aparecieron en los diarios gijoneses El Noroeste y La Prensa y en las revistas madrileñas La Esfera y Cosmópolis.

En 1932 contrajo matrimonio en Gijón con la señorita Angelina Iglesias.

De su trágico fin en los primeros tiempos del Movimiento Nacional iniciado en julio de 1936, da cuenta Joaquín A. Bonet en su libro Reconquista. Reportajes de la Asturias Roja, con estas palabras:

“Don Félix Fernández Fournier es un gijonés teniente de navío. Está en Gijón al lado de su esposa e hijos cuando estalla el movimiento revolucionario. Cae enfermo, con una dolencia de índole mental y de momento le respetan. No tarda en curar. Un día de septiembre llegan al Musel, nueve buques de la escuadra roja, los marxistas necesitan personalidades que se hagan cargo del mando de esos buques. Piensan en Fournier, y van a buscarle de nuevo. Estaban en la cárcel. El teniente de navío tiene ya el presentimiento de lo que va a pasar, y se despide de su esposa y de sus hijos.

-“No os dejo más que un nombre. Una cosa deseo: que mis hijos sean buenos cristianos y que jamás odien a nadie.”

Le llevaron al Musel; pero antes de llegar en Jove le dijeron:

-“Tiene usted que hacerse cargo del acorazado de Jaime I”.

“Imposible. Dios y España no me lo permiten.”

“No continuaron el camino y allí mismo lo fusilaron. Así cayó muerto un héroe, una figura sublime del Glorioso Movimiento Nacional”.