Oculista y escritor contemporáneo residente en Madrid. Nació en Gijón el 19 de junio de 1904 hijo de don José Manuel Fernández Loredo, retirado en buena posición económica del comercio de la Argentina, y doña Leandra Jardón.

Su gran amor a los libros, revelado durante la instrucción primas ria, continuó siendo Su característica en el transcurso de los estudios posteriores, asistido de clara inteligencia. Comenzó a estudiar el bachillerato en 1916 en el Instituto de Jovellanos, de la villa natal, lo continuó en Madrid incorporado a Residencia de Estudiantes y como asistente al Instituto de San Isidro, y lo concluyó por fin en sólo tres años en el primero de esos Institutos, en 1919.

Decidida su vocación por la Medicina, cursó esta carrera con gran brillantez en la Facultad de San Carlos, de Madrid, en la que obtuvo el grado de licenciado en junio de 1927. Seguidamente cursó las asignaturas del doctorado en la Universidad Central, graduándose de doctor meses después en el año siguiente.

En los últimos años universitarios amplió estudios de Medicina general cerca del doctor Hernando, con quien verdaderamente vino a formarse el futuro médico.

Después, en el mismo año del doctorado, decidió especializarse en Oftalmología y pasó a París, donde practicó esa especialidad en la Fundación Rothschild y en la Escuela de Altos Estudios.

De regreso en España, también en 1928, le acomete un afán de viajar y hace oposiciones a médico de la Marina civil, en la que obtiene plaza, y efectúa un viaje a la Argentina como médico del buque Baden.

Tanto por haberse encalmado en su espíritu esa ansiedad como por tener que cumplir el servicio militar, pospuesto mediante prórrogas sucesivas mientras estudió la carrera, renuncia a su puesto de médico a bordo y cumple en Madrid (1929) el deber ciudadano del servicio de las armas. 

Desde estudiante de bachillerato se anidaba en su espíritu una gran vocación para el cultivo de las letras, que por entonces se mostró solamente en algunos ensayos privados. Fué después en los años de Universidad cuando esa vocación encontró la decisión de mostrarse en público. En una de las temporadas de vacaciones pasadas en la villa de Navia, lugar de nacimiento del padre, comenzó a colaborar (1921) en el periódico local río Navia con cuentos y otros trabajos literarios. Después, hacia 1924, empezó a enviar sus producciones, también crónicas y cuentos, al diario gijonés El Noroeste, donde ha solido emplear el seudónimo de Avelino Moris. Más tarde, con motivo de su viaje como médico del trasatlántico Baden, envió a ese mismo diario varias crónicas de viaje que le valieron muchas alabanzas.

Su vocación literaria estuvo asistida siempre de más afanes por el deleite de lector e intérprete de los clásicos latinos (lengua que domina) y castellanos, que por la propia producción.

En 1931 abrió en Madrid al público consultorio y gabinete de oftalmólogo, a cuya especialidad continúa dedicado con éxito y crédito crecientes. No se limita a los trabajos meramente profesionales, sino al estudio y la investigación de aspectos poco o nada conocidos de su especialidad. En este sentido ha desarrollado labor admirable, de la que ha enviado comunicaciones al Instituto de Patología Médica dirigido por Marañón.

Algunos de sus estudios y observaciones personales han sido publicados en el Boletín de esa entidad. Con el citado doctor Marañón ha efectuado un importante estudio en 1936 sobre la pigmentación ocular en la enfermedad llamada de Addison.