Escritor contemporáneo, cuyo segundo y verdadero apellido es Martínez, pero que él adoptó en la forma indicada como firma, no sólo literariamente, sino en las relaciones sociales. Hijo de padres modestos, que luego llegaron a disfrutar de buena posición económica, nació en La Felguera (Langreo) el 18 de abril de 1893.

Después de cursada con aplicación la enseñanza elemental, estudió en un colegio de religiosos la carrera de Comercio, de la que no obtuvo el título correspondiente. Su vocación se inclinaba más a la literatura y el arte que a los libros de texto, y al fin, al correr del tiempo, prevaleció esta tendencia en sus actividades. .

Después que dejó los estudios ocupó un empleo en la oficina de una fábrica de tornillería de la villa natal. Más tarde, dejándose llevar por ilusiones y sueños de prosperidad en tierras de América, qué entonces arrebataban a Asturias lo mejor de su juventud, marchó a Méjico, donde residió por espacio de dos años, durante los cuales recorrió una buena parte del país.

La fiebre de negocios que allí pudo observar, en él surtió el efecto de que se fortaleciera su romántica afición a las letras. Reconocida su equivocación, regresó a España.

Empleado como contable en sucesivas casas de comercio de Gijón, primero, y en una agencia italiana de automóviles, de Madrid, posteriormente, dedicaba lo mejor de su tiempo libre y de su espíritu al conocimiento profundo de la Literatura y del Arte. Estudió francés e italiano y más tarde alemán.

Un pequeño premio de la Lotería Nacional le permitió robustecer sus aficiones con una mayor independencia económica, si bien continuó dedicado al comercio hasta el año 1923. En tanto que aparecían sus primicias de escritor en revistas más o menos ocasionales, ejercitaba una nueva vocación de su espíritu, la de pintor, sin otros maestros que la inspiración propia y el estudio por observación y comparación ante las Obras famosas de los Museos de Madrid. Continúa cultivando la Pintura desde entonces para su goce exclusivo, sin ninguna apetencia de que se le conozca públicamente como pintor.

El escritor vino a tomar en serio esta actividad por el año 1920 como colaborador del diario gijonés El Comercio. Por entonces publicó también en volumen el cuento en bable y la novelita en castellano anotados más abajo y que son lo único editado en forma de libro hasta el presente por Fernández Mar.

En 1923 comenzó a colaborar en otro diario gijonés, El Noroeste, en el que a los pocos meses entró como redactor de Plantilla para sustítuir a uno que cumplía el servicio militar. A fines de ese mismo año pasó a formar parte de la revista de carácter financiero Cantabria.

Desde setiembre de 1925 volvió a pertenecer a El Noroeste con puesto fijo de redactor hasta ese mismo mes de 1932, Por ese tiempo formó hogar propio, casado con la señorita Alicia Álvarez, de Laviada, residente en Gijón, el 18 de diciembre de 1929. También por esa época la preferencia que sentía por los temas económicos y sociales le permitió una creciente inclinación hacia los de arte, literatura y crítica teatral y literaria, sin abandono por eso de los de orden político. Sus colaboraciones se extendieron al diario La Voz y la revista Norte, de Madrid, alternando en éstos y otros periódicos la firma de B. Fernández Mar con la de Benimar.

Al fundarse en Oviedo, en setiembre de 1932, el diario socialista Avance, pasó a formar parte de la Redacción de él, y en ella continuó hasta su desaparición por incendio en la revolución de octubre de 1934.

Obras publicadas en volumen:

I.—Por murmurar. (Gijón, 1920; cuento en bable.)

II.— Romanito Vega. (Gijón, 1921; novelita en castellano.)