Médico y escritor contemporáneo sobre temas profesionales. Nacido el 15 de agosto de 1890 en la Habana.

Su nacimiento en Cuba es meramente circunstancial. El padre, don Indalecio Fernández y González, retirado de los negocios que había desarrollado en la Habana, residía en Salave (Tapia), casado con doña Emeteria Fernández Castañeira, cuando se vió precisado, ya con dos hijos del matrimonio, a trasladarse con la familia a Cuba. Allí nace el hijo tercero, nuestro biografiado, y seis meses después regresaban con él sus padres al citado pueblo de Salave.

Aquí transcurren los primeros años de Valentín Fernández, que cursa en la escuela pública la primera enseñanza. A los nueve años de edad ingresa en el Instituto de segunda enseñanza de Tapia, en el que aprueba el primer curso del bachillerato. Suprimido entonces dicho Instituto, continúa los estudios de la segunda enseñanza en el de Oviedo, hasta graduarse, el 25 de junio de 1905. 

Durante los estudios de bachillerato se fué determinando su vocación por las ciencias físico-naturales, especialmente la Fisiología, lo que le llevó a emprender la carrera de Medicina, que cursó en la Universidad de Santiago de Compostela, en la que se licenció en Junio de 1913.

Facultado para el ejercicio de la medicina, el Ayuntamiento de Tapia le nombró médico municipal con carácter de interinidad. Animado por más altas aspiraciones, decide trasladarse a Madrid, donde amplía sus estudios con prácticas en el Hospital Provincial. Entonces decide seguir alguna especialidad médica, y sus preferencias se inclinan a la Sifilografía y Dermatología, que estudia y practica en el Hospital de San Juan de Dios, al lado del doctor Sánchez Covisa.

Emprende luego un viaje de estudios a Francia, y en París, por espacio de cinco meses, robustece sus conocimientos en la referida especialidad con observaciones en los hospitales de Nacker, Larivoissier y Saint Louis.

Su verdadera labor profesional se puede decir que comienza en el año 1918, fecha en que se establece en Oviedo, que ha venido siendo desde entonces el lugar de residencia, casado poco después con doña María de la Concepción Escobedo y González-Alverá.

A sus trabajos de consultorio y clínica, que le van dando crédito creciente, asocia los de publicista sobre temas de su especialidad, fruto de Sus observaciones y experiencias, en las Actas Dermatológicas y en Medicina Ibera, revistas ambas de Madrid; colabora con trabajos de vulgarización en diferentes periódicos; funda y dirige en Oviedo la Gaceta Médica Asturiana, y pronuncia conferencias de divulgación sobre temas de higiene sexual en diversos Ateneos y Sociedades culturales de Asturias.

En 1926 se le nombra secretario general del Colegio Médico de Asturias. Con motivo de una grave epidemia tífica declarada en Avilés por entonces, el gobernador civil reclama el auxilio del Colegio Médico para atajar el mal que amenaza el exterminio de aquella población, Y Valentín Fernández, con un claro y generoso concepto del deber profesional, se traslada a Avilés y presta asistencia médica durante algunas semanas exclusivamente a los enfermos pobres.

Tal sacrificio económico, con riesgo de su vida, no ha sido estimado de ninguna forma por los poderes públicos, de espaldas muchas veces a estas acciones, tan dignas siempre de premio para estímulo de todos.

No obstante, la generosidad y competencia con que Valentín Fernández ha ejercido su profesión y los méritos adquiridos como tratadista en esas cuestiones le han valido algunos reconocimientos prestigiosos. La Cruz Roja Española, por su labor médica en el Dispensario de Oviedo, le concede el 1920 un diploma de gratitud, y años adelante, en 1929, otro diploma con medalla de plata. En 1927, el Instituto de Medicina Práctica le nombra socio de honor. Es además socio corresponsal de la Academia Española de Dermatología y Sifilografía, de la de Urología Española y de la de Dermatología francesa. La revista The Urologic and Cutaneous Review le nombra su colaborador expreso, y el Gobierno de Cuba le concede en 1931 la condecoración de caballero de la Orden de Finlay. La Academia Nacional de Medicina de Madrid le otorga en 1931 el Premio Real por la monografía anotada más abajo.

Ha dedicado a la política alguna pequeña parte de sus actividades, y es actualmente (1935) diputado provincial.

Obras publicadas en volumen:

I.—Topografía médica del concejo de Tapia de Casariego. (Madrid, 1932.)