ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

FIERROS ALVAREZ (Dionisio).

Famoso pintor del siglo XIX que ha sido una de las más brillantes personalidades artísticas de Asturias.

Tal vez con excesivo olvido al admirable retratista que fué, se sostiene su renombre a base principalmente de las obras llamadas de género, y que deberían denominarse de costumbres, en las que ha dejado sin duda obras maestras.

En tal sentido le enjuicia Beruete en su historia de la pintura española en el siglo XIX, cuando dice que “cultivaba la pintura de género, haciendo cuadros de costumbres asturianas y gallegas, algo idealizados, pero no faltos de gracia y habilidad”. Concepto que mucho antes había expuesto tambien Ossorio y Bernard en Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX. “El señor Fierros—decía—ha merecido en todas ocasiones elogios justos de la crítica; pero muy especialmente por sus cuadros de género, en los que se notan hermosas agrupaciones, tipos bellísimos y brillantez de colorido.”

Los asturianos, no obstante lo que apunta Beruete, tendremos que lamentarnos de que este ilustre pintor no haya dejado obras notables (nosotros no conocemos ninguna) de ambiente regional, tan rico en matices personales en la época. Las circunstancias le llevaron a florecer en la región vecina de Galicia, entre cuyos costumbristas tiene un puesto muy distinguido. “Puede afirmarse—diremos con Méndez CasaI.—que la desmedrada vida artística gallega giró en torno a él. Enamorado de la tierra y cuanto integraba la personalidad de Galicia, recogió, certero y fervoroso, costumbres populares que rápidamente desaparecían, trajes pintorescos y múltiples recuerdos gráficos.”

Frente al gusto imperante en su época por los cuadros de asunto histórico, él ponía todos sus entusiasmos en el cuadro de costumbres buscando el contacto con la vida y no con el recuerdo.

Nació Dionisio Fierros en modesto hogar de la aldea La Ballota (Cudillero) el 5 de mayo de 1827, y no en 1825, como anotó Leopoldo Basa, hijo de don Nicolás Fernández Fierros y doña María Álvarez del Valle. No se sabe que haya usado nunca el primer apellido paterno y primero suyo por lo tanto.

Las noticias que poseemos de su infancia y juventud son escasas y poco concretas. Su formación espiritual tuvo lugar en Galicia, probablemente en Santiago de Compostela, que es donde se le viene a encontrar por primera vez, y el hombre de más de treinta años y completamente formado como pintor. Parece que, protegido por los marqueses de San Adrián, cursó los estudios artísticos en la Escuela Superior de Bellas Artes, de Madrid, donde fué también discípulo del famoso pintor Federico de Madrazo. Según Leopoldo Basa, a la formación artística de Fierros contribuyeron sus viajes de Observación y estudio por las ciudades españolas y las italianas que guardan mayores tesoros de la pintura artística, hasta completarse como un “pintor de peregrinas dotes. Pintaba con la virilidad y justeza con que pintaron los amos, siendo sus pinceladas como los pétalos de una flor, que ninguna sobra”.

Se dió a conocer públicamente como pintor en posesión de todos los secretos técnicos de su arte en la Exposición celebrada en el año 1858 en Santiago de Compostela.

Además de los retratos Valera de Montes, Bóveda y señora, Viñas, Un maestro de capilla y Jaspe, señora e hijos, presentó tres cuadros de costumbres gallegas que le conquistaron una primera medalla y fueron el fundamento de su consagración pictórica. Tenían por títulos La mentira, Una declaración de amor y Una escena de Ruada.

La Sociedad Económica de Amigos del País, de Santiago, reconoció la maestría de Fierros nombrándole socio de mérito.

Dos años después (1860) concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes, de Madrid, con seis lienzos, cuatro de ellos de sabor gallego, y entre éstos el ya conocido La Muñeira y el intitulado Una romería en las cercanías de Santiago, que alcanzó un primer premio y fué adquirido por don Sebastián de Borbón. La Muñeira,que pasó a propiedad de la galería Montpensier, llamó extraordinariamente la atención de los entendidos, y según Ossorio y Bernard, que reproduce el cuadro en la Citada obra suya, fué el que verdaderamente labró la reputación de Fierros en el ámbito nacional. Representa este lienzo a once figuras en semicírculo, delante de otras en la lejanía, en el centro del cual baila una pareja ese conocido baile gallego.

Continuó concurriendo con éxito a otras exposiciones nacionales: 1862, con otros seis cuadros, uno de ellos salida de misa en una aldea de las cercanías de Santiago de Galicia, que le conquistó un segundo premio y fué adquirido por el Estado; 1866, con el lienzo episodio del reinado de D. Enrique IIl, de Castilla, premiado con tercera medalla y adquirido también por el Estado, como el anterior, para los Museos nacionales.

Por este tiempo su arte y su nombre conquistaron también sólida reputación en el extranjero. Se la fueron conquistando su concurrencia a la Exposición de Londres de 1862, la Internacional de Bayona de 1864, en la que conquistó una segunda medalla; la de París de 1867 y la Universal de Filadelfia de 1876, en la que alcanzó una primera medalla. Otras primeras medallas confirmaron por entonces también la maestría de sus pinceles: en la Exposición de Oviedo de 1875, en la de Lugo de 1877 y en la Nacional de Madrid de 1881, con su retrato Excelentísimo Sr. D. Lorenzo N. Quintana, senador del reino.

Además de los cuadros citados son también famosos entre los que llevan la firma de Dionisio Fierros Un mendigo, tipo de Salamanca, propiedad del Estado; Santa Teresa de Jesús, depositado en El Escorial; Grupo de espigadores del Alto Aragón, Una familia gallega, Un palco en el Teatro Real, Baile de Charros, Aldeanas gallegas en la fuente, Mayo en Ribadeo y los retratos de la infanta doña Antonia de Portugal, de Fernández de Moratín (propiedad de la Academia de Bellas Artes de San Fernando) y de Alfonso V (en el Museo del Prado, en la sección necrológica de reyes).

En la rica galería de ateneístas ilustres del Ateneo Científico, Literario y Artístico, de Madrid, figuran algunos magistrales retratos de Dionisio Fierros. Dicho Ateneo le distinguió por su acierto con el nombramiento de socio de mérito.

También fué miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, y de la de San Salvador, de Oviedo.

Falleció Dionisio Fierros en Madrid el 24 de junio de 1894, casi repentinamente. Acerca de esto ha escrito Juan Bances Conde: “El domingo estuvo después de almorzar en el Café de Gijón, donde todos los días solía reunirse con unos cuantos paisanos suyos. Acababa de recibir carta de su señora, y estaba más jovial y alegre que nunca comentando las travesuras de uno de sus hijos y hablando con entusiasmo de la familia, a la que se proponía ver muy pronto, esta misma Semana. Salió de allí Para ir a los toros, y muy cerca de la plaza se sintió tan enfermo, que sólo tuvo fuerzas para llamar a un guardia que le acompañase a la Casa de Socorro, donde llegó ya casi expirante.”

 

Referencias biográficas:

Anónimo.—Una necrología. (En El Carbayón, Oviedo 26 de junio de 1894.)

Bances (Juan).—Fierros. (En ídem, Oviedo, 4 de julio de 1894.)

Basa (Leopoldo). — El pintor Fierros y el arte en Galicia. (Buenos Aires, 1909; folleto.)

Méndez Casal (A.).—El pintor Dionisio Fierros: Sus retratos y sus cuadros de costumbres. (En ABC, Madrid, 9 de diciembre de 1923.)