Canónigo y magistrado de relevante personalidad, nacido al mediar la primera mitad del siglo XVI en Carballo (Cangas del Narcea), hijo de don Gonzalo Fuertes y Flórez de Valdés y doña Catalina de Sierra Osorio, ambos de ilustre prosapia.
Nada sabemos de los primeros lustros de la vida de este personaje. El 13 de abril de 1653 pasó a completar estudios al Colegio de San Pelayo, de Salamanca, fundado por el arzobispo don Fernando Valdés, del que se trasladó más tarde al de San Salvador, de la misma ciudad y en el cual: alcanzó la cátedra de Decretales mayores y menores de la Universidad salmantina, que regentó algún tiempo.
Posteriormente, según el Libro de recepciones del Colegio de San Pelayo, “salió con plaza de oidor de la Chancillería de Granada, y de allí pasó a Roma como auditor de la Sagrada Rota, ejecutando en aquella gran Corte acciones muy propias de su discreción y gran juicio, las cuales le dieron en España el mayor concepto; consiguió de su Santidad la muy alta dignidad de deán de la metrópoli Iglesia de Toledo, que no suele dársele sino a los mayores próceres de la Monarquía; trájole después su Majestad a la presidencia de Granada y, muy luego, le promovió al Real Consejo de Castilla, haciéndole brevemente también de su gran Cámara, donde murió el año de 1697, siendo aclamado antes en toda Castilla por oráculo de la prudencia, acompañada de la discreción y la justicia”.
Como fruto de su pluma sólo conocemos la Orden que, en concepto de presidente del Consejo de Castilla, inserta Ciriaco Miguel Vigil en la Colección histórico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo.