Escritor, pintor y escultor contemporáneo, fallecido. Nació accidentalmente hacia 1853 en Bujalance (Córdoba), donde ejercía a la sazón de maestro de instrucción elemental su padre, don José María de esos mismos apellidos, reseñado a continuación, casado con doña María Teresa González del Reguerín y Avello, ambos de Cangas del Narcea, entonces Cangas de Tineo.
Trasladado el padre a Oviedo, en el Instituto de segunda enseñanza de esta ciudad cursó Alfredo el bachillerato. Después, en Madrid, estudió la carrera de Medicina, que no llegó a ejercer.
Ya de estudiante dió admirables muestras de capacidad intelectual como poeta tierno e inspirado. Después de concluida la carrera continuó cultivando esa vocación, residente en Cangas y en Oviedo, donde su padre regentaba la Escuela Normal del Magisterio. Por los años de 1885 fué un frecuente colaborador de El Carbayón y otros periódicos ovetenses, La residencia en Asturias la compartía con Madrid, donde pasaba largas temporadas, de meses, acogido por otro hogar amable, el del abuelo, don José María Flórez Rodríguez, incluído también en este índice.
Encontraba en Madrid acogimiento afectuoso en los círculos literarios, artísticos y políticos de ideología democrática, en los que apreciaban sus arraigadas convicciones republicanas, convicciones que exponía y propulsaba con pluma elegante y enérgica en algunas publicaciones asturianas y madrileñas.
El ambiente madrileño fué dando alientos a sus aficiones artísticas hasta que, ensayadas sus facultades para la pintura, tomó en serio el cultivo de este arte como discípulo del pintor Ferrán, al lado del que se posesionó de la técnica pictórica. Ejecutó entonces algunas obras notables, casi todas de sabor asturiano, con algunas de las cuales alcanzó premios y distinciones en concursos de Asturias y Madrid.
También cultivó con acierto la escultura, dejando como fruto de esta otra manifestación artística algunos hermosos bajorrelieves. La mayor parte de sus obras de pintor y escultor quedaron en poder de la familia.
Como poeta alcanzó el galardón de la Flor Natural en unos Juegos Florales celebrados en Oviedo.
Dejó de existir el 29 de setiembre de 1924.