ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

FOURNIER (Cristóbal).

Sacerdote, profesor y poeta contemporáneo. Nacido en Gijón el 25 de setiembre de 1889, hijo de padre francés, don Juan Bautista Fournier y Duteheil, industrial y profesor, y de madre gijonesa, doña Juana González-Avellanal y Muñiz, titulada de maestra.

Mientras cursó la instrucción elemental, lo que hizo con aptitudes nada comunes, se fué robusteciendo en él la vocación sentida desde la primera infancia por el culto religioso, inclinación que tenía en él acentos místicos. Andaba por los trece años cuando, asistente a unos ejercicios espirituales, concibió la idea, asociado a un amigo, de fugarse del hogar paterno y consagrarse a la vida de ermitaño en las montañas de Covadonga. Llevaron a cabo la huída y se iniciaban en la azarosa vida que les aguardaba, cuando un amigo de la familia de Fournier les restituyó a sus hogares, concluyendo el mistico episodio con sendas palizas, como primero y último sufrimiento corporal.

Como mejor solución para labrarse un porvenir económico, Cristóbal Fournier emigró a Méjico apenas cumplidos los quince años.

Pero la vocación religiosa le acompañaba tan inseparablemente, que decidió estudiar la carrera eclesiástica e ingresó con este fin en el Seminario de Mérida de Yucatán.

En él siguió todos los estudios con aprovechamiento y calificaciones brillantes hasta concluirlos. Coincidente con esto el quebrantamiento de la salud, que le obligó a un cambio de clima por otro más benigno, se trasladó a Jalapa, diócesis de Veracruz, donde fué ordenado de sacerdote por el obispo señor Pagaza, quien le proporcionó el cargo de coadjutor de la Catedral, designación que respondió al alto concepto que tenían en el Cabildo catedralicio del nuevo sacerdote. Desde entonces, con las atenciones del culto en su destino compartió las de profesor en el Seminario de Jalapa por espacio de dos años. Al mismo tiempo, sensible a las injusticias sociales que observaba en la vida de Méjico, prestó su concurso al movimiento de Acción Social Católica, difundiendo y Propagando las normas establecidas por los papas León XIII y Pío XL

A consecuencia del movimiento revolucionario que habían desencadenado en Méjico los hermanos Madero contra la tiranía de Porfirio Díaz, Cristóbal Fournier se vió en el trance de tener que abandonar precipitadamente el país, comenzando la odisea por un recorrido de dieciocho leguas a caballo bajo un sol abrasador, sin alimento ni siquiera agua. En lamentable estado de verdadera miseria llegó a la isla de Cuba, y en La Habana fué acogido por parientes que aquí tenía, entre ellos su tío materno don Evaristo G. Avellanal. Debido a la protección encontrada en ellos cesaron esas vicisitudes, que tuvieron su término en el nombramiento de cura párroco del pueblo de Alonso Rojas, con residencia en Puerta de Golpe (Pinar del Río).

Durante su permanencia en Cuba, que duró hasta el año 1916, se robusteció su vena poética, ya reconocida anteriormente con algunos ensayos, y colaboró en diversas publicaciones, entre las que figuran Fulgores, de Pinar del Río, y Figaro y Asturias, de La Habana.

Repatriado y establecido en la villa natal (1916), cursó los estudios de la Escuela de Comercio, de la que, una vez concluídos, vino a ser profesor auxiliar de idiomas y más tarde numerario de inglés, que continúa desempeñando en la actualidad (1935).

Especializada en lenguas su vocación para la enseñanza, ha estudiado las principales europeas, incluso el provenzal. El francés lo posee con todo conocimiento científico, para lo cual pasó en 1921 una larga temporada en Francia especializándose en su filología.

Esta gran afición la ha llevado también al estudio del esperanto, en el que ha alcanzado una gran autoridad, como lo demuestra que en el Congreso Nacional Esperantista celebrado en Oviedo en setiembre de 1929 pronunciara en esperanto el sermón anotado al pie del presente estudio con el número II.

Además de profesor de la Escuela de Comercio, ha venido ejerciendo esa profesión privadamente, como fundador con el teniente coronel de Artillería don Emilio Alonso, de la Academia Cívico-Militar, preparatoria para ingreso en las carreras militares y de ingenieros civiles, y también como profesor de la Academia Aguirre.

Estas actividades de orden civil no le han impedido continuar las del ministerio religioso, pero sí le han apartado bastante de otra disciplina predilecta: la oratoria Sagrada. No obstante, ha desarrollado brillantes actuaciones de predicador: a la colonia mejicana de Gijón con motivo del centenario de la Independencia de Méjico, a la peregrinación que llegó a Covadonga organizada por los PP. Agustinos de Gijón, cuando el Centenario de la Reconquista; en la inauguración de la capilla levantada por el conde de Laviana en Miyares (Infiesto), y en la capilla de las ursulinas, de Gijón, en dos ocasiones: en tiempo de la Guerra Europea en una ceremonia religiosa por la paz y con motivo de la canonización de Juana de Arco.

Sin gran fecundidad, ha continuado cultivando la poesía, alguna vez en lengua francesa, de lo que es muestra la composición publicada en el portfolio Deporte y turismo astur, editado en Gijón en el verano de 1926. Años antes (número 1) recogió en un volumen una colección de sus poesías en castellano, firmado con el seudónimo de El Cisne.

 

Obras publicadas en volumen:

I.—Cisnes. (Gijón, 1919; colección de poesías con la firma de El Cisne.)

II—Sermón de la Santa Cruz. (Madrid, 1929; pronunciado en el Congreso Nacional Esperantista celebrado en Oviedo en setiembre de ese año; opúsculo impreso en esperanto y castellano a dos Columnas.)