Hermano del anterior y del siguiente. Como el primero de ellos, dibujante y pintor; como su padre, fotógrafo Muy acreditado en Oviedo. Nació en esta ciudad en el año 1864.
Desde muy joven demostró una gran vocación por el dibujo y la pintura, robustecida por el ambiente familiar, y cursó estudios artísticos en la Academia de Bellas Artes de San Salvador, de Oviedo.
Sentía también una gran inclinación por la Mecánica y mayor aún por el arte de la fotografía, que ejerció en la ciudad natal durante muchos años, muy acreditado.
De sus excepcionales aptitudes para el dibujo y la pintura sirve de prueba que a los diecisiete años (1881) alcanzara un premio como dibujante en el certamen celebrado por la Universidad ovetense para conmemorar el segundo centenario de la muerte de Calderón de la Barca.
Posteriormente, durante el curso 1882-83 amplió sus estudios con gran lucimiento en la Academia Superior de Bellas Artes, de Madrid.
Vuelto a Oviedo en ese último año y casado entonces con doña Gertrudis Guisasola, en la ciudad natal continuó cultivando sus facultades de artista, que una muerte prematura no le consintió dieran todo el fruto que prometían ni alcanzar la fama extensa merecida.
Entre las obras pictóricas que ha dejado merecen recuerdo, además de algunos retratos al óleo, un interior de la Catedral, estudios de ropas y objetos de culto para el mismo, unas figuras de ángeles de gran tamaño en el techo del santuario del Cristo de las Cadenas y El bautismo de Cristo, de grandes dimensiones, en el batisterio de la iglesia de San Tirso el Real. De este cuadro nos ha dicho el hijo del autor, don Enrique del Fresno Guisasola: “Fué mandado retocar a un pintor decorador en 1906 por el cura de aquella época, con la correspondiente protesta mía, a la que se contestó destempladamente diciendo que, tratándose de cosas de arte, todos creíamos entender… Dije que yo era el hijo del autor del cuadro y que había en la familia quien pudiera restaurarlo. En fin, que no fué posible hacerles ver lo improcedente de la decisión.”
Dejó de existir Ramón del Fresno y Arroyo en 1896, a la prematura edad de treinta y dos años.