Admirable y exquisito poeta recientemente fallecido, que llegó en su exceso de modestia a ser casi totalmente desconocido de sus contemporáneos, como si se tratase de una centenaria personalidad. Componía versos por el placer de componerlos sin que haya dado mi uno solo espontáneamente a la publicidad, versos que, en su mayor parte, acabarán por desaparecer manuscritos, cuando tantos y tantos impublicables han alcanzado el premio de la letra de molde.

Nació Fernando del Fresno el 12 de julio de 1874 en Oviedo, ciudad donde ha residido siempre. Cursó con gran aprovechamiento el bachillerato en. el Instituto, graduándose de bachiller con nota de sobresaliente el 29 de junio de 1893.

Siguió luego los estudios de la Facultad de Derecho en la que fué investido de licenciado en Derecho civil y canónico el 18 de noviembre de 1898.

En 1904 obtuvo por oposición una plaza de escribiente en la Secretaría de la Universidad, centro en el que ha venido prestando servicios hasta su fallecimiento. Fué ascendido a oficial segundo en 1919 y a oficial de Administración de Segunda clase en febrero de 1926.

Pasó luego de la Secretaría a la Biblioteca provincial instalada en la misma Universidad, puesto en el que ascendió a jefe de Negociado de segunda clase en 1931.

Desde estudiante comenzó a cultivar la poesía Con aciertos que sólo tenían el privilegio de conocer sus amigos más íntimos, porque rehuía el juicio ajeno, mucho más si habría de ser público, cual si en ello hubiese algún motivo de afrenta. Hasta le disgustaba que se aludiera a esa afición. Nada podía vencer la firme resistencia suya a que diera a gustar esas composiciones que los íntimos reputaban excelentes. Fué preciso que su gran amigo Fernando Martínez Torner apelara a una argucia para sustraerle algunas de esas poesías, y gracias a este abuso de confianza se pudieron publicar y reproducir varias composiciones que alcanzaron el aplauso general de los lectores.

Se alude a esto en una breve nota necrológica publicada por el diario ovetense La Voz de Asturias (19 de noviembre de 1935). En ella se dice: “Fernando Fresno fué un gran poeta. Un día, otro ovetense desaparecido, don Fernando M. Torner, descubrió la vena poética de Fresno. De entonces se conocieron sus cualidades de poeta. Rubén Dario dijo, leyendo algunas de sus cosas: yo no prologo libros, pero me gustaría mucho honrarme con un prólogo a estos trabajos si se publican. Algunas revistas literarias de España consiguieron trabajos de Fernando Fresno, y una aquí, Asturias, que se editaba en Gijón, también publicó, hace tiempo, algunas composiciones poéticas de Fresno.”

La poesía suya más celebrada de las que se llegaron a conocer públicamente es la dedicada a la torre de la Catedral, anotada más abajo.

Falleció Fernando del Fresno en la ciudad natal el 16 de noviembre de 1935.

Trabajos sin formar volumen: 

1.—La Torre: Decires románticos. (En la revista ovetense La Región, 1917; poesía reproducida por Acisclo Muñiz Vigo en el libro Asturias: Referencias geográfico históricas, Oviedo, 1933, segunda edición.)