Uno de los más notables y fecundos escritores gijoneses de fines del siglo XIX, asistido de una caudalosa vena festiva que fué ilustrado regocijo de los asturianos de esa época. Aún hay entre los vivos quienes guardan en el fondo de la memoria grato pero dormido recuerdo de aquella pluma ilustrada y jugosa que solía estampar al final de los escritos la firma de Tarfe, seudónimo muy usado por Ataulfo Friera; pero es acaso menos que un vago recuerdo incapaz de surgir y vivificarse por sí mismo ya. En cuanto a las generaciones posteriores, se trata de un escritor totalmente desconocido, aunque merecedor de reputación duradera, a la que nadie ha contribuído de ninguna forma. y lo peor es que cuando alguien pretende rescatar de ese injusto olvido a una personalidad respetable y admirable, suele suceder (y el autor de esta obra tiene una gran erudición sobre la materia) que ha de tropezar con una glacial indiferencia en quienes estarían obligados más que nadie a facilitar la mayor brillantez del propósito.
Nació Ataulfo Friera en la villa de Gijón el 24 de febrero de 1864, hijo del médico establecido aquí don José María y doña Julia Canal.
Desde niño reveló una gran vocación literaria, que fué afirmándose durante los estudios del bachillerato, cursados en el Instituto de Jovellanos, y esta vocación le decidió a seguir la carrera de Filosofía y Letras, que estudió en Madrid, alumno de la Universidad Central. Por su clara inteligencia y prendas de carácter se hizo estimar de condiscípulos universitarios que luego han brillado en las letras, entre los que figuraba Miguel de Unamuno.
Regresó después a la villa natal, que fué su residencia en lo sucesivo, años adelante con hogar propio, casado con doña Clotilde Jacoby en 1894,
En Gijón se consagró al periodismo con verdadera dedicación, en verso y en prosa, por igual sensible y acertada su pluma en el artículo de combate, en la crónica de costumbres, en el comentario volandero o en el cuento. Todos los géneros literarios encontraban en él al fácil cultivador. Colaboró copiosamente en la prensa local, sobre todo en la de ideología democrática de esa época, principalmente en el diario El Comercio por los años de 1890 al 96. Desde él hizo popular y famoso su seudónimo de Tarfe en Asturias. También colaboró en algunos periódicos ovetenses y en revistas madrileñas, entre las que figuran La Ilustración Española y Americana y Asturias, órgano del desaparecido Centro Asturiano. En sus comienzos de escritor fundó y dirigió el semanario Gijón-Begoña (1888) y posteriormente los intitulados La Comedia Gijonesa y La Golondrina (1893), todos ellos de carácter festivo y de no larga vida, De esta extensa labor diseminada ¡por la prensa fué recogida una parte, especialmente los escritos que él titulaba Mesa revuelta en el volumen III, con prólogos de José Valdés Prida y Benito Delbrouk.
Con el mismo éxito que los trabajos breves destinados a los periódicos dió al público una novela y un poema (números I y II) y escribió la comedia en tres actos Luto riguroso, estrenada en Gijón en 1891. También escribió en este mismo año la letra del himno en honor de Jovellanos con motivo de la inauguración de la estatua de este eximio gijonés.
Los últimos años de la existencia de Ataulfo Friera fueron, más que tristes, desoladores. Fué atacado de una grave afección mental que al fin le causó la muerte en un sanatorio de Valladolid el 19 de diciembre de 1918.
Obras publicadas en volumen:
I.— Manolita Gálvez. (Gijón, 1890?; novela.)
II.—Los amores de un niño. (Gijón, …; poema.)
III.—Mesas revueltas. (Gijón, 1907; selección de crónicas con prólogos de José Valdés Prida y Benito Delbrouk.)
Trabajos sin formar volumen:
1.—Teodoro Cuesta en Gijón. (En el tomo de la obra Asturias, Gijón, 1894, dirigida por Octavio Bellmunt y Fermín Canella y Secades.)
Obras inéditas:
—Luto riguroso. (MS., comedia en tres actos estrenada en Gijón en 1891.)
—Himno a Jovellanos. (MS., escrito con motivo de la inauguración de la estatua de Jovellanos.)