ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

GARCIA CIENFUEGOS (Vicente).

Escritor contemporáneo, nacido en Mieres el 15 de diciembre de 1892. hijo de don Abel García y de doña Amanda Alvarez Cienfuegos.

Trasladados sus padres a Avilés cuando Vicente andaba por los siete años, en esa villa transcurrió su vida hasta la entrada en la juventud y en ella se formó espiritualmente, por lo que se le considera y también él a sí mismo, avilesino.

Estudió la instrucción elemental en la escuela que sostenía el poeta en bable José Benigno García (Marcos del Torniello). Frustrada su vocación, que le inclinaba a seguir la carrera de marino, cursó en la Academia de la Merced, dirigida por don Domingo Alvarez Acebal y sus hijos, la carrera comercial, con exámenes en el Instituto de Jovellanos de Gijón, en el que la terminó con el título de perito mercantil en 1908.

En estos años de estudiante se dió a conocer como escritor en el diario local La Voz de Avilés con crónicos de diversa índole, entre las que algunas de carácter deportivo llevaban la firma de Artemio.

En el verano de 1909 marchó a la Argentina. Residió en este país por espacio de unos doce años, dedicado a la contabilidad bancaria como medio de vida, pero sin poner en olvido las actividades literarias. Muestra de ello fueron numerosos estudios o ensayos publicados en diversos periódicos de Buenos Aires, principalmente La Protesta y La Batalla, y en algunos avilesinos. sobre todo en el anteriormente citado.

A comienzos de 1921, ya casado y con hijos nacidos en Buenos Aires, regresó a la villa de Avilés. Meses después se trasladó a Barcelona, donde ingresó en un importante Banco, del que llegó a ser alto empleado. Al mismo tiempo continuó en el ejercicio de las letras como colaborador asíduo del diario barcelonés El Diluvio, en el que publicó numerosos trabajos, los más de ellos de tema sociológico.

En 1933 dejó el Banco en el que venía prestando servicio para establecerse como corredor de efectos comerciales. La necesidad de atender sus negocios le obligó al abandono de la pluma.