Poeta y prosista contemporáneo, fallecido. Nació en Avilés el 8 de setiembre de 1897, en modesto hogar formado por don Dámaso García Robés y Falcón y doña Manuela Alvarez Valle. Hermano del escritor Francisco, reseñado más atrás.
Estudió en academias de Avilés y de Madrid, preparándose para oposiciones a funcionario público. “Mi vocación —nos ha dicho él mismo— no era ésa, aunque por ahí caminaron mis pasos. Quizá soñé con ser sacerdote y morir picado en tierra infiel: quise ser militar para caer (siempre la gana de morir) cosido a balazos en una hora histórica; me agradaba ser un pintamares de fama, borracho siempre por el olor, para mí grato, de los tubos de colores al óleo… Pero la vocación más fuerte, la que todavía me acompaña, fué la de titiritero. Hacer títeres en medio de la plaza es un ideal. Rodar por todos los caminos con la casa, la familia y los sueños al hombro es una pequeña felicidad. Y siendo esta la vocación, iba camino de ser empleado del Estado, y terminé en una oficina particular cuidando con mimo la bolsa y muy bien dispuesto a ser muy joven un pequeño burgués”. En el fondo de todas estas difusas inclinaciones latía una vocación literaria, que habría de revelarse más adelante en circunstancias especiales.
El empleo privado a que alude era el de jefe de contabilidad y cajero en las oficinas de una casa madrileña dedicada a decoración de interiores y muebles artísticos. El comentario de una bella parroquiana, oído por él, de que tenía más tipo para hacer versos que para hacer números, fué como un augurio. Frisaba entonces en los veintidós años, con traza de pretuberculoso, cuando cayó víctima de ese padecimiento; pudo resistir el ataque y hasta reponerse un tanto de los destrozos causados por el mal, pero quedó sometido a una vida de absoluto reposo por espacio de unos catorce años, pasados en su casa de Avilés.
Esta vida sedentaria y monótona fué lo que proporciono desarrollo a la vocación literaria de García Robés, revelándose impensadamente como poeta de tonos melancólicos y también, algo más tarde, como prosista de grato humorismo. Sus primeras composiciones poéticas aparecieron en el diario La Voz de Avilés, que recogió desde entonces la mayor parte de su producción, tanto en verso como en prosa y firmada con diferentes seudónimos: El Poeta Ignoto, Thales, Sejo y El Hermano J. También publicaron trabajos suyos casi todos los periódicos de la provincia, especialmente El Noroeste, de Gijón, en su sección Versos del Domingo: numerosas publicaciones circunstanciales conmemorativas de fiestas y solemnidades, como El Bollo, de Avilés; y hasta llegó a ofrecer una muestra de su inspiración la revista Nuevo Mundo, de Madrid.
También tuvo García Robés felices disposiciones para el cultivo del dibujo y la pintura, disciplinas que cursó por espacio de unos seis o siete años en la Escuela de Artes y Oficios de la villa de nacimiento, pero sin decidirse nunca a darse a conocer públicamente, a pesar del aliciente que le prestaron las frecuentes Exposiciones celebradas por los artistas locales bajo los auspicios de la Biblioteca Popular Circulante y de la Sociedad Amigos del Arte.
Dejó de existir García Robés el 17 de julio de 1934.