Pintor y escultor del siglo XIX, fallecido prematuramente. Sobrino del protomártir del mismo nombre y apellidos reseñado anteriormente, y nacido en la parroquia de San Pedro de Arrojo (Quirós) en el año 1852, hijo de labradores medianamente acomodados.
Guiado por las huellas de su tío se dejó llevar de la piedad religiosa y, con el propósito de hacer vida monástica y de misionero, estudió Latinidad en Pola de Lena y Valdediós. Llegó por dos veces a tomar el hábito de la Orden de Santo Domingo en el colegio-convento de Corias (Cangas del Narcea), pero la salud no acompañaba a la vocación y hubo de desistir de su empeño.
Dotado también de aficiones a las artes plásticas se dedicó entonces a estos menesteres con el deseo de hacerse escultor. Comenzó los estudios en la Academia de Bellas Artes, de Oviedo, pensionado por la Diputación provincial, y los siguió luego en Madrid, como discípulo del escultor asturiano José Grajera.
Ya en el dominio de la técnica escultórica y aventajado también como pintor, se trasladó en 1880 a Filipinas. En Manila le ofreció protección y apoyo el prior del convento de Nuestra Señora de Guadalupe, de agustinos calzados, el fraile asturiano P. Corugedo. y en ese convento talló poco después de su arribo al archipiélago una imagen da la Patrona, que afirmó rápidamente el crédito de que llegaba precedido. Desde entonces García Sampedro se vió muy solicitado y esculpió varias imágenes para diferentes iglesias y establecimientos religiosos del archipiélago.
Tuvo en Manila estudio abierto, y asociado al también asturiano don Paulino Laspra montó unos talleres de fundición que gozaron de sólido crédito.
Cuando su nombre cobraba mayor fama y prestigio, en plena juventud, dejó de existir en dicha ciudad filipina el 12 de setiembre de 1889. El padre Fabián Rodríguez dice que “la prensa toda de Manila llenó sus columnas con elogios para el esclarecido artista asturiano que tantos y tan buenos recuerdos dejaba en la capital del archipiélago”.