Escritor y polígrafo contemporáneo. Nacido en Luanco el 20 de Noviembre de 1877. El mismo, en una entrevista con el poeta Camín, refiere la siguiente anécdota: “En la época en que mi madre estaba en cinta de mí, ella y mi padre leían una novela inglesa cuyo protagonista Se llamaba Edmundo, nombre tan vulgar en Britania como raro en Muestra nación. Por esta circunstancia, y por haberles simpatizado aquel personaje en extremo, acordaron que, si saliese varón el vástago futuro, le pondrían ese su nombre, alto, músico, peregrino y significativo. Mi progenitora me dió a luz cabalmente el 20 de noviembre, día de San Edmundo, rey de Inglaterra. Si me hubiese dado a luz cuatro días antes, la coincidencia hubiese sido la misma, pues el 15 hay otro San Edmundo, obispo inglés. Parece, pues, que estaba predestinado a llamarme así”.
“Entre los cuatro y los cinco años —dice el propio interesado en la aludida entrevista—, cuando apenas sabía leer y escribía con una ortografía detestable, ya emborronaba cuartillas y más cuartillas, dictando fábulas en verso, cuentos morales para niños, fragmentos de comedias, oraciones a diversos Santos, opiniones sobre la agricultura, exposiciones de temas de geografía física, ensayos de geometría y de dibujo y otras niñadas por el estilo, de cuyo valor puedes fácilmente juzgar, pero que, en germen, revelan mi tendencia enciclopédica, la cual ha persistido en mí hasta ahora”. Así fué como surgió el escritor.
Hizo González Blanco sus primeros estudios en el Instituto de la villa natal, dirigido entonces por el padre, con el propósito de seguir la carrera de marino. Con el cambio de residencia del padre, que pasó a ejercer de Inspector de primera enseñanza en Cuenca, se produjo una mutación en las todavía no perfiladas aficiones del estudiante, y en el Seminario de esa ciudad comenzó a estudiar la carrera eclesiástica.
Desde el comienzo de estos estudios su latente vocación de escritor continuó desarrollándose, pero con las mismas tendencias a la diversidad, y entonces empezó a escribir una novela con el título de Aventuras de Mateo de Cambados y una Geografía elemental, obras que llegó a concluir. Más adelante, entre los dieciséis y los diecisiete años acometió variados empeños, algunos de los cuales llegaron a terminarse; mas como el autor escribía por escribir, ajeno al deseo de publicar sus escritos, éstos quedaron inéditos.
Mientras esto pasaba, Edmundo González Blanco pudo a que venía siguiendo un camino equivocado, y cuando cursaba el año tercero de Teología abandonó el Seminario. Inmediatamente, en tres convocatorias, se examinó de todas las asignaturas del bachillerato y obtuvo el título correspondiente; aprobó el curso de preparatorio de Filosofía y Letras y se matriculó en 1895 en esta Facultad de la Universidad de Madrid.
Al finalizar este mismo año dejó de existir el padre, con lo que las malas condiciones económicas en que vino a quedar la familia obligaron al estudiante a regresar a su casa. Había que renunciar a la carrera.
A partir del año siguiente (1896) empieza para Edmundo González Blanco una vida abundante en calamidades y amarguras. Cumpliendo el servicio militar se incorporó como soldado al regimiento de Infantería de Cuenca, número 27, de guarnición en Madrid. Unos ocho Meses llevaría en el servicio de las armas cuando una aventura amorosa le dió ocasión para rebelarse contra el medio de un modo ostensible. El mismo refiere en dicha entrevista el suceso de este modo: “Yo era soldado entonces y prestaba servicio de ordenanza en la Capitanía General de Madrid. La primera vez que ví a Concha fué en el vestíbulo del edificio de la Capitanía, a la hora de paseo. Yo salía, y ella estaba a la puerta hablando con los ordenanzas de guardia. Estos me la presentaron como lo que era: hija de la lavandera de la sección. Nos miramos con agrado y, a poco de iniciada la conversación, ella se mostró proclive a mi afecto. Mostré deseos de acompañarla y Conchita aceptó con el mayor gusto. Preguntéle por el camino si tenía o había tenido novio, Y me fué respondiendo que ni lo tenía ni lo había tenido aún, si bien no me ocultó la muchacha la reiterada insistencia con que la obsequiaba Un sargento andaluz, que también prestaba servicios en la Capitanía General, y a quien ella había desengañado desde el principio, sin darle jamás esperanza alguna. El sargento tuvo noticia aquella misma noche de lo sucedido y, sintiéndose humillado, preparó la venganza en silencio. Una pequeña falta mía de disciplina le ofreció ocasión de tomarla, y me abofeteó con furia, saciándose en el rival afortunado hasta el último límite del ensañamiento. Yo tuve una mala hora, me revolví contra él, le lancé al rostro una palangana llena de agua, y huí… huí de tal manera que no paré hasta Francia”.
Agotados unos modestísimos ahorros con que contaba y ante una perspectiva de hambre o de un mayor castigo si se le detenía como desertor, decidió presentarse en su regimiento. Los jefes no se mostraron muy severos, considerando la deserción como una chiquillada y e juicio contribuyeron también los buenos amigos que había dejado el padre en la política, con lo cual la severa pena que le correspondía redujo a dos meses de calabozo.
Pero el ambiente y la disciplina militares le repugnaban grandemente, y no pudiendo resistirlos más planea una nueva deserción, que lleva a cabo el 13 de abril de 1897. En tan anormal situación permaneció unos quince meses. Los siete primeros residió en Marsella de donde, con escala en Génova, pasó embarcado a Tarragona. Algún tiempo después se trasladó a Barcelona, y aquí acabó la aventura en manos de la policía el 17 de noviembre de 1898. Conducido a Leganés, se le forma Consejo de Guerra y es condenado a siete años de prisión. Pasa a cumplir la condena al castillo de San Gabriel, en Arrecife.
Hemos escrito en otra ocasión que “el castigo tuvo poco de tal, porque resultando él el único que sabía leer y escribir entre los treinta hombres allí confinados y con cultura superior a los jefes -casi siempre reducidos al comandante de la fortaleza—, vino a ser secretario, mayordomo, el amo… Si se añade a esto que la pena le fué reducida con dos indultos a tres años, se comprenderá que el castigo no haya dejado amargo recuerdo en el desertor”. Su dedicación más importante en la del penal fue enseñar a leer y a escribir a los compañeros. Precisamente la residencia en Lanzarote tiene en su vida de escritor la importancia de que se haya dado a conocer aquí públicamente como tal. Aunque su formación cultural más era filosófica que literaria, novela y amena literatura fueron los primeros frutos, entre ellos una novela titulada El calvario de José, que comenzó a publicar en el periódico La Voz de Lanzarote en folletín, y que no llegó a terminar porque antes la vida del periódico.
Cumplida la condena, Edmundo González Blanco regresa a la villa natal. El problema de la vida le sale al paso y entonces es cuando fija definitivamente su dedicación a las letras. La crítica de carácter científico es su disciplina dilecta. En 1901 publica el folleto Democrácia y clericalismo (número II) y colabora en la revista científica madrileña Sophía. .
A fines de ese año —dice en unos apuntes autobiográficos- hizo un viaje a Madrid con objeto de “pedir a los señores Lazaro y Canals, directores respectivos de La España Moderna y de Nuestro Tiempo, que me admitiesen de colaborador fijo en sus revistas, y al primero que me procurase traducciones, todo lo cual conseguí, volviendo poco después a Luanco”.
A las colaboraciones frecuentes en las dos citadas revistas se sumaron poco después otras en periódicos madrileños y asturianos y la publicación de nuevas obras en volumen, con lo cual el escritor quedó rapidamente reconocido en los medios intelectuales.
En su vida sosegada de estudio y producción en Luanco conoció a la que pocos años después habría de ser su esposa, doña María Luaces Mandujo. Como consecuencia de este amor sobrevino una alteración en su vida, que él mismo refiere en los aludidos apuntes autobiográficos “Vine la cuarta vez a Madrid, a fines de 1902, por haber legado de América a Luanco un tío carnal de la mi entonces novia, viudo y loco en una pieza, a quien su viudez y su locura le indujeron a declararse rival amoroso mío, y que, después de haberme agredido una vez y de haberme molestado ciento, hizo concebir en mí el prudente plan de dirigirme a la Corte, para evitarme necios enojos y estúpidos disgustos”.
“En la Corte —continúa— estuve hasta fines de 1903, en que marché a Barcelona, y allí continué trabajando para una editorial hasta fines de 1904, en que regresé a Luanco. Casado a mediados de 1905 (el día 24. de junio), en Luanco permanecí varios años ocupado en trabajar para editores de Madrid, al que no dejé de venir de cuando en cuando durante aquel período. Y la última vez que a Madrid vine, tampoco fué por mi gusto, sino por haber sufrido una de las más tremendas galernas económicas de que mi tempestuosa historia tiene noticia.
Durante esa permanencia de algunos años en Luanco realizó viajes a Madrid y otros a diferentes lugares de España, entre los que cuenta el efectuado a Zaragoza en 1908 con motivo de haber sido nombrado secretario de la Sección de Ciencias filosóficas, históricas y filológicas del Congreso celebrado en esa ciudad por la Asociación para el Progreso de las Ciencias. En 1912 llevó a cabo un viaje a Portugal Y en Lisboa dió varias conferencias.
Caracterízase este período de la vida de González Blanco como uno de los más fecundos para su producción. Además de numerosas traducciones, produjo abundantes libros originales, entre los que sobresalen por más importantes: Historia general de la literatura (firmada con el seudónimo de Ed. Gonblanc); El feminismo en las sociedades modernas (tres tomos); Filosofía de la Naturaleza (dos tomos): Los orígenes de la religión (dos tomos); El Socialismo, la patria y la guerra; Jovellanos: su vida y su obra; Strauss y su tiempo. Un volumen no menor de obra que la anteriormente aludida lo constituye la esparcida por periódicos y revistas. Además de las publicaciones citadas anteriormente, recogieron colaboraciones suyas: Revista Contemporánea, Helios, Revista Crítica, La República de las Letras, Nuevo Mundo (primera época), Heraldo de Madrid, El Imparcial y España Nueva, de Madrid; El Censor y La Voz de Avilés, de esta villa; El Noroeste, de Gijón: Labor Nueva, de Barcelona, etc. Casi siempre ha firmado con su nombre y apellidos, a excepción de la obra indicada antes y de algunas colaboraciones en España Nueva y en El Noroeste, donde empleó el seudónimo de Félix Arias.
Cuando a causa de “una de las más tremendas galernas económicas” trasladó a Madrid su domicilio, ya González Blanco gozaba de considerable prestigio en los círculos intelectuales. Avecindado en la capital, su vida no fué más que una vida de estudio y de trabajo, a trabajo apreciado sólo por minorías y mal retribuido. El podría hablar largo y tendido de amarguras y desengaños, de privaciones constantes y momentos de penuria económica, de explotaciones de casas editoriales que pagaban cuarenta o cincuenta duros por la traducción de un libro y no más, en algunos casos, por una obra original. Más de cincuenta volúmenes, bastantes de ellos de gran mérito, publicó E. González Blanco durante este tiempo de residente en Madrid. Las traducciones aunque en menor cantidad, son también un crecido número. Y las colaboraciones periodísticas, aunque acaso menos copiosas que en el período anterior, han sido muy frecuentes.
Como ni el trabajo de buscar las fuentes del pensamiento humano en las bibliotecas, ni el de la propia elaboración mental sobre hondos y graves problemas filosóficos resolvían las necesidades de su vida, González Blanco hubo de recurrir a trabajos literarios mejor compensados económicamente y es así como surgió en él el novelista. Un novelista que produjo buen número de novelas cortas para publicaciones especialmente dedicadas al género; en estas novelas, algunas d fondo autobiográfico, González Blanco es también el escritor que debate problemas filosóficos.
Con Alfonso Camín compartió la dirección de la revista Norte, en la que publicó numerosos trabajos, unas veces con su nombre y otras con el ya citado seudónimo de Félix Arias y también el de E. Moro de Luanco.
Obras publicadas en volumen:
I.—Etapas de una degradación. (Las Palmas, 1900; novela).
II.—Democracia y clericalismo. (Madrid, 1901; folleto).
III.—Las iglesias del Estado: Cuestiones de Derecho social. (Madrid, 1902).
IV.—Muerte militar. (Madrid, 1902; ensayo dramático en tres actos).
V.—Historia general de la Literatura. (Madrid, 1904; con el Seudónimo de Ed. Gonblanc).
VI.—El feminismo en las sociedades modernas. (Barcelona, 1904; tres tomos.)
VII—El descanso dominical, según la cronología y la historia.(Madrid, 1907).
VIII.—El materialismo combatido en sus principios cosmológicos y psicológicos. (Madrid, 1907).
IX.—Discursos sobre Filosofía de la Naturaleza. (Madrid, 1909).
X.—Los orígenes de la religión. Disertaciones críticas. (Madrid, 1909.11; dos tomos).
XI.—La libertad de enseñanza. (Madrid, 1910).
XII.—Jovellanos: Su vida y su obra. (Madrid, 1911).
XIII.—Strauss y su tiempo. (Madrid, 1911).
XIV.—El Socialismo, la patria Y la guerra. (Madrid, 1912).
XV.—El Jurado en la picola. (Madrid, 1914).
XVI.—Carranza y la revolución de Méjico. (Valencia, 1914; Obra reeditada en 1916).
XVII—Alemania y la Guerra Europea. (Madrid, 1915).
XVIII.—El hilozoismo como medio de concebir el mundo. (Barcelona, 1915).
XIX.—Hindenburg Y la campaña alemana en el Oriente europeo. (Madrid, 1915).
XX.—El placer de matar. (Madrid, 1915; novela corta publicada en la colección La Novela de Bolsillo y también en la revista Arte y Letras).
XXI.—Jesús de Nazareth. (Madrid, 1915; una novela y cuatro cuentos. Volumen reeditado en 1918 con el título de Cuentos a uno de los cuales, el titulado El ataúd de mi hijo, figura en Cuentist asturianos, del autor de este Indice).
XXII—EL origen de la Guerra Europea y la culpa de los aliados. (Madrid, 1916).
XXIII.—Iberismo y germanismo: España ante el conflicto europeo. (Valencia, 1917).
XXIV.—Voltaire: Su biografía, su característica, su labor.(Madrid, 1918).
XXV.—Historia del periodismo desde sus comienzos hasta nuestra época. (Madrid, 1920).
XXVI.—Costa y el problema de la educación nacional. (Barcelona, 1920).
XXVII—El profesor Saldaña y sus ideas sociológicas.(Madrid, 1921).
XXVII. —Así conquistaba César. (Madrid, 1922; novela corta en la colección Los Contemporáneos).
XXIX.—Un militar insujeto. (Madrid, 1922; ídem, idem)
XXX.—La venganza del piloto. (Madrid, 1922; novela corta en la colección La Novela del Domingo).
XXXI.—Mi prima Consuelo. (Madrid, 1922; novela corta en la colección La Novela de Amor).
XXXII.—Tragedia nupcial, (Madrid, 1923; ídem, ídem).
XXXIII—Mi primera conquista. (Madrid, 1923; ídem, ídem)
XXXIV.—Mesalina. Novela Histórica. (Madrid, 1923).
XXXV.—Rubio y Collantes. (Madrid, 1923; novela corta en Los Contemporáneos).
XXXVI—El taller de modistas. (Madrid, 1924; ídem, iden)
XXXVII—El filósofo y la cupletista. (Madrid, 1924; ídem, idem)
XXXVIII.—Dos mujeres fáciles. (Madrid, 1925; ídem en Novela Corta).
XXXIX.—Dón Coburgo, espejo de rufianes. (Madrid, 1922, ídem, idem).
XL.—Chantagismo amoroso. (Puente Genil, 1928; novela corta).
XLI-—Viaje sin rumbo. (Madrid, 1928; ídem en Los Novelistas)
XLII.—Cincuenta españoles ilustres: Biografías compuestas Y acopladas para su lectura en las escuelas. (Madrid, 1928).
XLIII—El universo invisible: Su intuición pasada, su investigación presente, su conquista futura. (Madrid, 1929)
XLIV.—Más allá de lo humano. (Madrid, 1929; novela corta en Los Novelistas).
XLV.—La mujer, según los diferentes aspectos de su espiritualidad. (Madrid, 1930).
XLVI.—Angel Ganivet. (Madrid, 1930; folleto)
XLVII—La familia: Su pasado, su presente y su porvenir. (Valencia, 1930; folleto en la colección Cuadernos de Cultura).
XLVIII—Los sistemas sociales contemporáneos. — (Barceloña, 1930).
XLIX.—Menéndez Pelayo y sus ideas. (Santander, 1930).
L.—El amor en la naturaleza, en la historia y en el arte. (Madrid, 1931).
LI.—Nuevo ideal de humanidad. (Madrid, 1931).
LII.—El Sindicalismo, expuesto por Sorell. (Madrid, 1931).
LIII.—El Anarquismo, expuesto por Kropotkin. (Madrid, 1931).
LIV.—El Socialismo, expuesto por Carlos Marx. (Madrid, 1931).
LV.—El Comunismo, expuesto por Lenín. (Madrid, 1931).
LVI—Al Borde del abismo (Madrid, 1931; novela corta en la Colección La Novela de Hoy).
LVII.—Ideario de Cánovas. (Madrid, 1931).
LVIII.—La República española y los problemas nacionales. (Ma drid, 1931).
LIX.—El Federalismo, expuesto por Pi y Margall. (Madrid, 1932).
LX.—El Nacionalsocialismo, expuesto por Hitlerr. (Madrid 933)
LXI.—“El Principe”, de Maquiavelo, comentado por Napleón Bonaparte. (Madrid, 1933).
LXII.—El Fascismo, expuesto por Mussolini. (Madrid, 1934).
LXIII—La civilización del antiguo Egipto. (Madrid, 1934).
LXIV.—Los Evangelios apócrifos. (Madrid, 1934; tres tomos)
LXV.—Historia de los grandes inventos. (Madrid, 1935; en Colaboración con Federico Torres).
LXVI.—Abisinia en su historia y en sus costumbres. (Madrid, 1935; firmado con el seudónimo de Capitán CG. Blanche).
Trabajos sin formar volumen:
1.—El problema religioso en España. (En La España Moderna Madrid, enero a marzo de 1902; números CLVII al CLIX)
2—Psicología religiosa del pueblo español. (En idem, agosto 1902; número CLXIV).
3.—El suicidio en sus diversas formas. (En idem, agosto de 1903 número CLXXVI).
4.—Ernesto Renán. (En idem, octubre de 1903; núm. CLXXVID)
5.—Filosofía del juego. (En Helios, Madrid, 1903)
6.—Cejador y la ciencia del lenguaje. (En Nuestro Tiempo, Madrid, febrero de 1903).
7.—Estanislao Sánchez Calvo. (En idem, octubre 1903)
8.—El abate Loisy y la exégesis bíblica. (En ídem, abril de 1904)
9.—Sociología de la muerte. (En ídem, junio de 1904). ,
10.—Medios de luchar con la inmoralidad sexual. (En ídem, agosto de 1904).
11.—Una solución poética del problema metafísico total (Nuestro Tiempo, Madrid, enero de 1905).
12.—Inferioridad mental de la mujer. (En idem, octubre 1905)
13.—Un estudio sobre Sánchez Calvo. (En ídem, octubre de 1908).
14.—La esencia del anarquismo. (En idem, setiembre de 1 mayo de 1912, marzo de 1914, abril de 1915 y octubre de 1916).
15.—Jaime Balmes. (En idem, diciembre de 1916).
16.—Un seductor extraño. (En Por esos Mundos y en Arte y Letras, Madrid, 1911; novela corta).
17.—Joaquín Costa. (En Nuestro Tiempo, Madrid, julio de 1903)
18.—Estudios de exposición y crítica: Las ideas económicas de Costa. (En ídem, noviembre y diciembre de 1920).
19.—Estudios de exposición y crítica: El primer sistema socialista de Owen. (En ídem, noviembre de 1922).
20.—Fraternidad. (En Nuevo Mundo, Madrid, 1922: novela corta en folletín).
91.—Primer amor. (En Los Lunes del diario El Imparcial, Madrid, 1923: ídem en folletín).
Referencias biográficas:
Camín (Alfonso).—Una entrevista. (En la obra Hombres de España, Madrid, 1923). :
Idem.—Figuras asturianas: Una entrevista con Edmundo González Blanco. (En la revista Norte, Madrid, mayo de 1931).
Cansinos Assens (Rafael).—Pedro, Edmundo y Andrés González Blanco. (En la obra La nueva literatura, tomo IV: La evolución de la novela (1917-1927), págs. 29-39. Madrid, Edit. Páez, 1927).
González Blanco (Edmundo ).—Unas notas autobiográficas. (En la revista Norte, Madrid. noviembre de 1930).
Martínez (Fr. Aurelio ).—Revista anticlerical: Don Edmundo González Blanco. (En España y América, Madrid, 15 de marzo de 1910).
Suárez (Constantino ).—Una semblanza. (En la obra Cuentistas asturianos, Madrid, 1930).
Torres (Federico).—Una semblanza. (En el libro Los modernos pedagogos, Madrid, s. a.)