Profesor y escritor contemporáneo, residente desde hace muchos años en Bélgica. Sobrino del anterior, hijo del reseñado a continuación y hermano del que sigue a éste, marqués de la Vega de Anzo. Fué su madre doña Julita Fernández de Miranda y Vives.
Nació en Oviedo el 4 de junio de 1884. Transcurrieron Su infancia y adolescencia entre esta ciudad y Grado, villa donde el padre tenía una casa de recreo. Cursó el bachillerato hasta recibir el grado correspondiente en 1900. Después se trasladó a Francia, donde residió dos años completando estudios, que prosiguió en la Universidad regentada por frailes agustinos en El Escorial y terminó en la Universidad de Barcelona.
Con otros condiscípulos fundó en El Escorial la revista El Colegial, donde publicó sus primeras producciones. A partir de entonces sus trabajos se extendieron a diversas publicaciones asturianas y madrileñas.
Después de concluídos los estudios vivió casi siempre ausente de Asturias. Durante una temporada invernal pasada en Grado, no bien de salud, buscó entretenimiento en enviar a diferentes periódicos de Asturias crónicas y comentarios acerca de una campaña electoral que se desarrollaba entonces, trabajos que firmaba de distinto pero principalmente con el seudónimo de Per Abbat, que hizo rápidamente famoso porque se le increpó y aplaudió bastante. Después siguió usando seudónimos como Pedro de Grado, cuando escribía para periódicos de Madrid y de París, y Pedro de Mosconia si destinaba los escritos a los periódicos de Asturias.
Marchó años después a Bélgica en plan de turista intelectual. Lo grato del ambiente y la acogida que se le dispensó en los círculos intelectuales de ese país, prendieron en él con gran fuerza y en Bélgica residió desde entonces.
Su españolismo encontró allí terreno propio para desarrollar campañas culturales reivindicativas del buen nombre español, y tanto en Bélgica como en Holanda viene desde entonces pronunciando conferencias, preferiblemente de divulgación histórica y literaria. Al mismo tiempo, colaboró con trabajos de investigación y divulgación en periódicos de esos países. Y llevado de ese mismo empeño patriótico, fundó y dirigió algún tiempo la revista La Voz en Bruselas.
Acabó de vincularle a la vida de Bélgica la obtención de una catedra de Lengua y Literatura españolas en la Universidad de Lovania que desempeñó interinamente durante algunos años y consiguió definitivamente en 1934. En este mismo año alcanzó, también por oposición, la misma cátedra creada por el Gobierno español en la Universidad de Bruselas.
En 1935 concurrió a unos ejercicios de oposición celebrados en Nancy por el Gobierno francés. Con matrícula de honor, la Universidad le concedió el Diplóme Supérieur d’Etudes Frangais y la Alianza Francesa el Diplôme Supérieur de Langue el Littérature Francaise, calificaciones que le autorizan para ejercer de profesor de Lengua y francesas.
De su labor españolista merece recuerdo especial la fundación de la agrupación cultural Letras Ibero-Americanas, de cuyo Comité directivo es miembro prestigioso, así como director de la Revista Hispano-belga, fundada en 1935 como órgano de la entidad, escrita en gran parte por el propio Anselmo González del Valle en español y francés.
Trabajos sin formar volumen:
1.- España y su historia. (Conferencia en español y en francés icluida en el folleto Recuerdo de una velada hispano-belga. Bruselas 1934).