Escultor contemporáneo, fallecido. Como dice Anaya Ruiz. “si ha habido artistas enamorados de su arte, afanosos de superarse por el trabajo y por el estudio para realizar una obra más perfecta cada día, no cabe duda que Julio González Pola, el gran escultor asturiano… fué de los que hicieron norma especial de su vida la mencionada en las líneas precedentes. En cuarenta años de labor varia y considerable, no todo lo que salió de su cincel recibió unánimes elogios (¿qué artista podrá ufanarse de haber satisfecho a todos con su obra?), pero jamás se le pudo tildar de insincero o de falto de personalidad”.
Nació González Pola en Oviedo, probablemente en 1865. Comenzó los estudios artísticos en la ciudad natal y los completó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid, donde fué discípulo aventajado de Samsó.
Se dio a conocer en la Exposición Nacional de Bellas Artes se lebrada en 1890, a la que concurrió con una escultura titulada Retrato. Posteriormente fué expositor en numerosas Exposiciones Nacionales: en la de 1892, con Bromazo y dos cabezas de niño, en escayola; en la de 1895, con un Bajo-relieve en barro; en la de 1897, con dos escayola un Relieve decorativo en plata y dos grupos de bronce, alcanzando una mención honorífica de tercera medalla; en la de 1899, con un friso y un grabado en plata representando a un Niño abrazado a un corazón;.
en la de 1901, un desnudo de mujer en escayola titulado Ensueños, que le valió una segunda medalla; en la de 1904, un bajorrelieve, Ecce Homo, en mármol, y una pechina decorativa simbolizando Las Artes, mereciendo que se le propusiera para una Encomienda de Alfonso XIII; en la de 1906, con un fragmento del monumento a los repatriados, erigido por entonces en Vigo y, finalmente, en la de 1908, en la que alcanzó la Medalla de Oro, la más alta recompensa en estos concursos, con el grupo escultórico Patria.
Durante esta larga época sus preferencias escultóricas se orientaron hacia las obras monumentales y de gran empeño. “La obra de Pola —dice el Anaya— fué principalmente de exaltación de las virtudes patrióticas. El Valor, el heroísmo, el sacrificio, la abnegación, obtenían una simbolización ajustada, pletórica de emotividad y en ciertos casos genial. Sin duda por haberse decidido su vocación de artista en los de las guerras coloniales… desde su juventud se distinguió por sus estatuas y monumentos de sello marcadamente militar”.
Su mayor éxito en esta modalidad escultórica fué el alcanzado en 1924 en el Concurso Internacional para erigir en Santa Fe de Bogotá (Colombia) el monumento conmemorativo de la bata a de Ayacucho, y en el que le fué adjudicado el premio a González Pola, erigiéndose el monumento con arreglo a su proyecto.
Entre los monumentos de esta índole que hizo González Pola y que contribuyeron a su fama y prestigio figuran: el de los Repatriados de Vigo; el conmemorativo de la batalla de puente de Sampayo, levantado en Pontevedra; el del comandante Benitez en Málaga; el erigido a la memoria de los héroes de Santiago de Cuba y Cabite, en Cartagena (1923); y los existentes en Madrid: a los héroes de Caney (Cuba), cerca de la Basílica de Atocha; el grupo citado más atrás, Patria, que adorna un paraje del Parque del Oeste, y el simbólico No importa, colocado en un salón del Centro del Ejército y de a la Armada. Entre sus monumentos de orden civil descuellan: el levantado en la ciudad de Panamá a Cervantes y las estatuas erigidas en Puerto Rico a las memorias de Brau y Baldorioty.
Gozó Julio González Pola de gran estimación en los círculos artísticos madrileños, y entre los cargos Y las comisiones que desempeño figura la vicepresidencia del Círculo de Bellas Artes.
Falleció en Madrid el 6 de mayo de 1929.
Referencias biográficas:
Anaya Ruiz (Francisco).—La obra de González Pola. Asturias en la escultura. (En la revista Norte, Madrid, diciembre de 1929).