ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

GUTIERREZ RAPP (Rodolfo).

Escultor contemporáneo, nacido en Gijón el 9 de abril de 1883.

En la Escuela de Artes y Oficios de la villa natal cursó cuantas asignaturas le permitieron dominar la técnica de la escultura, que era su preferencia.

Desde sus inicios de escultor comenzó a merecer alabanzas de que los entendidos, que culminaron en la recompensa de una medalla de oro que le fué concedida, cuando tenia apenas diecisiete años, en la Exposición regional celebrada en Gijón en 1900.

El éxito movió al Ayuntamiento gijonés a pensionarle para, que prosiguiera sus estudios en Madrid, y favor de esta beca siguió los de la Academia Superior de Bellas Artes, en la que alcanzó premios y la estimación del profesor don Jerónimo Suñol, que le distinguía como su mejor discípulo.

Acabados estos estudios concurrió a oposiciones para pensionado como escultor en Roma. Parece que el trabajo presentado por él en este concurso era el mejor de todos en opinión unánime, pero no lo fué en la del Jurado calificador, que tuvo en cuenta más la poca edad del aspirante que sus méritos, para dar paso así a otro escultor de más años.

Amargado por este suceso Gutiérrez Rapp se trasladó a Paris, con el propósito de perfeccionar su arte en un medio que le ofreciera mayor novedades y alicientes. En 1905 presentó a la Exposición celebrada por los Artistas Franceses una pequeña escultura intitulada Vieja devota que mereció grandes elogios y por la cual se le dió ingreso como miembro honorario en esta entidad artística. Se le quiso comprar dicha cultura para el Museo de Luxemburgo, pero Rapp se resistió a desprenderse de ella, animado por el deseo de confirmar en su patria el éxito alcanzado. Concurrió con la Vieja Devota a la Exposición Nacional de Bellas Artes celebrada en Madrid en 1906; la escultura fué colocada el mal lugar, pasando inadvertida para la mayor parte del público y hasta para el Jurado adjudicador de los premios, por lo cual desilusión su autor determinó marcharse de nuevo al extranjero.

En este mismo año se trasladó a la Argentina, donde permaneció por espacio de una década, residente casi siempre en Buenos Aires. Aquí se hizo arquitecto y como tal prestó servicios en el embellecimiento de la ciudad y parques de La Plata. No por eso abandonó la escultura y en Buenos Aires ejecutó diversas obras.

En 1916 se trasladó a Cuba y en la Habana contrajo matrimonio en 1920 con doña Carmen Fernández. Aquí se dedicó por espacio as algunos años a la escultura religiosa. Entre las esculturas profanas hechas entonces figuran los bustos del marqués de Argúelles y del doctor Bango, colocados en la Quinta de Salud Covadonga; el de don Antolín del Cueto, ex-presidente del Tribunal Supremo, y el de don Rafael García Marqués, que fué secretario del Centro Asturiano.