ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

JOVE y VALDES (Gregorio Maria de).

Personalidad citada también con los apellidos Jove Dasmarinas. Gozaba de espléndida posición social y económica; poseía desde 1816 el título nobiliario de vizconde de Campo Grande, concedido al padre por Carlos IV en 1807. título que heredó el hijo de don Gregorio, Plácido Jove y Hevia, reseñado ya en este Indice.

Hasta los días de la invasión francesa de 1808 sólo podemos decir de Jove y Valdés que era hombre prestigiosamente enlazado al desenvolvimiento de la vida regional.

En los meses anteriores al aludido hecho histórico y en su calidad de procurador de la Junta General del Principado es de los primeros que se aprestan, recelosos, a tomar una actitud defensiva ante la presencia de soldados franceses en algunos lugares de la Península. Esta inquietud le mueve a elevar al rey la más firme adhesión de la Junta el 31 de marzo. En días posteriores patrocina en Oviedo una manifestación estudiantil nocturna en la que se pasea un retrato de Fernando VII entre antorchas, y, secundado por José María García del Busto y con el concurso de algunas autoridades y otros patriotas asturianos, organiza una Junta secreta dispuesta a la defensa contra una posible invasión de Francia, de todo lo cual da sucinto relato Ramón Alvarez Valdés en sus Memorias del levantamiento de Asturias en 1808, obra en la que se recogen algunos documentos suscritos por Jove y Valdés.

Al sobrevenir la temida invasión fué de los patriotas a que prestaron más señalados servicios a la causa nacional, tanto al frente de las tropas, como coronel comandante del cuerpo de Cazadores creado por la Junta General, como en servicios exigidos por su calidad de miembro de ésta.

Por sus acertadas y patrióticas intervenciones, que le valieron de la pluma de Parker el dictado de Ulises asturiano, los franceses pusieron precio a su cabeza y en la persecución ensañada que desataron contra él destruyeron su hacienda, dejándole en precaria situación.

Tan noble y arriesgado comportamiento se le compensó luego con desvíos y persecuciones. En 1811 estuvo preso en La Coruña sin causa que justificara el hecho, y en una instancia elevada al capitán general de Galicia, general Mahy, describía su situación en estos términos (según Fernández de Miranda en Historia de una comarca asturiana: Grado y su concejo): “No tengo qué comer, ni yo ni mi familia; arrasadas mis tierras y quemadas mis casas por los franceses, que pusieron precio a mi cabeza; el Principado me debe muchas cantidades aprontadas por mí a las Comisiones; las dietas que me corresponden y otros gastos que hicieron a mis expensas cuando el desempeño de funciones importantes; he vendido hasta las joyas que en tiempos más felices adornaban a mi esposa”.

A la conclusión de la guerra volvió a ser designado procurador de la Junta General, nuevamente restablecido. Con este motivo dirigió al rey, con fecha 27 de agosto, una Representación en demanda de que fueran restauradas las normas y prerrogativas que la Junta disfrutaba desde antiguo, como organismo superior del gobierno y la administración del Principado, petición que fué atendida.

En posesión del título de vizconde de Campo Grande desde 1816, renunció a él en 1824, situándose a la vez frente al absolutismo de Fernando VIL a causa de haber sido injustamente encarcelado su hermano don José.

Por entonces y en años posteriores residía buena parte del tiempo en Gijón. consagrado como siempre a propulsar cuanto significara Progreso para la provincia y especialmente para esa villa. Una muestra de su celo por el bien común es el segundo manuscrito anotado más abajo,

Miembro de la Junta General del Principado en 1834, como representante de Grado y del partido de las Obispalías, fué de los más tenaces opositores a que se transformara este organismo, como había sido decretado, en Diputación provincial, por estimar que se anulaba con medida la personalidad de la región. Tan irreductible fué su actitud que habiendo sido electo al año siguiente diputado provincial por Gijón, renunció al cargo y no volvió a prestar su concurso al organismo rector de la vida provincial.

De sus actividades en época posterior sólo sabemos que fué director del Instituto de Jovellanos en 1840.
Dejó de existir en La Campona el 7 de julio de 1857 y fué enterrado en Peñaflor, del concejo de Grado.

 

Obras inéditas:

—Exposición a la Junta Suprema sobre los sucesos de Asturias. (MS. en colaboración con Ignacio Flórez Arango, enviado a dicha Junta).

—Informe sobre el estado de la ganadería en Asturias. (MS. depositado en la Sociedad Económica de Amigos del País).