Escritor contemporáneo residente desde hace muchos años en la Argentina. Nació en Oviedo el 10 de septiembre de 1892, hijo de don Antonio Laviada y Monasterio y doña Elisa Eguren, ambos naturales de Trubia. En la primera infancia fué llevado a la tierra de sus antepasados maternos, Vizcaya, sin que haya vuelto a la suya, por lo que él mismo dice que es un asturiano que no conoce Asturias. En Baracaldo cursó la instrucción primaria y después los primeros años de la segunda enseñanza.

Estos estudios quedaron interrumpidos por las necesidades apremiantes de la vida, que le llevaron a desempeñar un empleo en las oficinas de la Cooperativa de los Altos Hornos de Vizcaya. Poco después emigró a la Argentina. Los seis primeros años de su residencia en esta nación (1907-13) transcurrieron en un pueblo de Italó (provincia de Córdoba), donde estuvo empleado en el escritorio de una importante casa comercial, de la que fué jefe de contabilidad. Después vivió por espacio de cerca de tres lustros en Rosario de Santa Fe, dedicado a la misma ocupación.

En esta ciudad fué donde su vocación literaria se manifestó como colaborador principalmente de los periódicos La Voz de España y El Heraldo de España. Un escritor en prosa y verso, de pluma por igual propicia a los temas serios que a los humorísticos, si bien éstos parecen los más adecuados a su peculiar idiosincrasia.

Después de casado en Rosario de Santa Fe (30 de julio de 1927), pasó a residir a Buenos Aires, donde continúa desde entonces dedicado a sus ocupaciones de contabilidad comercial y a los menesteres literarios. En Buenos Aires ha escrito frecuentemente en La Voz de Asturias y el Correo de Asturias, periódicos dirigidos por M. García Pulgar. En ellos, con la firma de Gustavo, ha desarrollado temas históricos y algunos de sus trabajos merecieron la reproducción en la revista madrileña Norte.

Además del seudónimo que se indica ha usado los de Rinconete, Olivante de Laura, Luis de Góndola, González de Berceo y Galileo, sobre todo en los trabajos humorísticos.