Eclesiástico que alcanzó la alta dignidad de arzobispo. Nacido en Noreña el 24 de abril de 1732, descendiente de familia ilustre, hijo de don Menendo de Llanes, caballero del hábito de Santiago, y de doma María Antonia de Argielles.

Después de cursadas Latinidad y Humanidades con preceptores en la villa de nacimiento, se trasladó a Oviedo y en la Universidad siguió los estudios de Leyes y Cánones hasta graduarse de bachiller.

Luego en la misma Universidad tuvo a su cargo algún tiempo, antes de cumplir los veintidós años de edad, una cátedra de la Facultad de Teología.

Poco después se trasladó a Salamanca, donde ingresó el 14 de febrero de 1754. en el colegio de San Pelayo; aquí explicó leyes y cánones y, al mismo tiempo, fué juez de estudios en la Universidad. También entonces, según nota marginal de Senén Alvarez de la Rivera al Libro de recepciones del colegio de San Pelayo de Salamanca, “estableció en esta ciudad, en su propia casa, el año de 1754, una verdadera escuela o academia particular, a la que concurrían numerosos estudiantes a oir sus explicaciones, Esta academia alcanzó notoriedad, pues existen algunas certificaciones sobre los ejercicios literarios de varios estudiantes, donde se hace mérito de haber cursado en ella”.

Al mismo tiempo que enseñaba, Llanes Arguelles proseguía sus Propios estudios y en el año 1755 recibió en la Universidad de Avila el grado de licenciado en Cánones.

En setiembre de 1761 (y no en 1759, como asegura Fuertes Acevedo), alcanzó por oposición una canonjía con dignidad de doctoral en el obispado de Palencia, en el que fué más tarde provisor y vicario general por sede vacante.

En 1763 vistió la beca de colegial en el colegio de Santa Cruz de Valladolid, y dos años después (diciembre del 65) obtuvo por oposición la plaza de canónigo doctoral del arzobispo de Sevilla.

El Cabildo de esta archidiócesis le nombró su diputado en Madrid con amplios poderes para representarle en asuntos de gran interés que aquí se ventilaban. Esto le obligó a redactar diversos documentados que, por su copiosa doctrina y fuerza persuasiva, llamaron mucho la atención de la gente docta y de representantes de los poderes públicos. Los gobernantes que rodeaban a Carlos III le propusieron al rey para ocupar la mitra vacante de Segovia, de la que tomó posesión en setiembre de 1774.

Como obispo de Segovia, fué uno de los que ha dejado memoria más perdurable en esa ciudad por su provechosa labor. Organizó la jurisdicción y derechos de las parroquias, favoreció la enseñanza popular, hizo obras de piedad y escribió varias pastorales,

El 8 de setiembre de 1783 Carlos 111 le nombraba para ocupar la archidiócesis de Sevilla, de la que tomó posesión al año siguiente:

También el arzobispado de Sevilla le debe importantes obras de mejoramiento y progreso. Entre ellas cuenta: la fundación de una biblioteca pública y la pavimentación a sus expensas de la catedral con losas de mármol, gasto que, según Fuertes Acevedo, ascendió a sesenta mil duros.

No olvidado de la villa natal, se disponía a dotarla de una colegiata cuando murió el 7 de enero de 1795. Su cadáver fué inhumado en la capilla del Sagrario de la Catedral sevillana.

Estaba condecorado por Carlos IV con la Gran Cruz de Carlos III desde 1792.

Obras publicadas en volumen:

I—Demostración histórico-canónica-legal de los reales privilegios y donaciones que hicieron los señores reyes San Fernando y don Alonso el Sabio, su hijo, al reverendo arzobispo y Cabildo de Sevilla(Madrid, 1771).

II.—Exhortación pastoral a los vicarios, curas párrocos, confesores, predicadores y demás fieles de su obispado, con motivo de la extensión del jubileo del Año Santo. (Madrid, 1776).

III.—Pastoral en que se explican los motivos y los medios parte que los fieles tributen a Dios las gracias por los prósperos sucesos d€ la Monarquía: les deja algunos avisos espirituales y procura excitar el celo y vigilancia de los párrocos y confesores. (Segovia, 1784,).

IV.—Plan y decreto de creación y dotación de curatos del arzobispado “de Sevilla. (Sevilla, 1791).

Referencias biográficas:

Ramírez (Fr. José).—Oración fúnebre… (Sevilla, 1795).