Periodista contemporáneo florecido en las luchas sociales argentinas y cobardemente asesinado a consecuencia de ellas. Nació en Cudillero el 25 de: mayo de 1893, en hogar de pescadores. “Hasta los once años— declara el interesado— fuí al colegio, y en ese corto tiempo algo aprendí, pues grande era mi afición para estudiar y más grandes aún mis deseos de saber. Pero como mi familia era pobre, tuve que abandonar el colegio para ayudarla con lo que mis pocas fuerzas podían ganar para la vida. Desde el día que dejé el colegio fuí aprendiendo cuán amarga es la vida para el pobre desheredado de la fortuna”. Segundo hermano y primer varón en una prole de nueve, decidió emigrar, y en setiembre de 1907 pasó a Cuba, al amparo de un tío que tenía en este país,
Trabajó al principio en el comercio que tenía un primo suyo en La Quinta, pueblecillo de la provincia de Santa Clara, por espacio de más de dos años, y luego en otro establecimiento de Las Vueltas, de la misma provincia. Al cabo de ese tiempo regresó a España y a su casa, con “tres años más y seis pesetas y veinticinco céntimos en el bolsillo”. En setiembre de 1910, a los diecisiete años de edad, emprende de nuevo la ruta del emigrante con rumbo a la Argentina “Y empezó—dice— mi nueva vida de luchas; unas veces durmiendo por las fondas. otras en los bancos de las playas públicas, y siempre sin dormitorio fijo”. El escenario de estas penurias era la gran urbe de Buenos Aires. “Entré a trabajar —continúa diciendo—, después de un mes de continuo deambular por la ciudad, en una panadería como aprendiz, para ocupar una plaza de oficial. A los cuatro meses abandoné mi primer patrón para entrar al servicio de otro, y así fuí de panadería en panadería, trabajando un mes o dos en cada una”.
Por entonces se despertó su conciencia contra la organización de la sociedad en que malvivía. Después de varias y difíciles vicisitudes, en setiembre de 1915 comenzó a escribir para periódicos societarios, principalmente para el que habría de quedar bajo su dirección dos años después, La Protesta. Fiel a su ideario, en enero de 1916 fundó el periódico El Obrero Panadero, como órgano del gremio, desde el que mantuvo perseverantes campañas en favor de la organización revolucionaria de la clase; algunos de sus trabajos los firmaba con el seudónimo de Xaxara. No por eso abandonó su colaboración en La Protesta, de cuya dirección se hizo cargo a mediados de 1917; en este periodo batalló desde entonces con gran denuedo en favor de la causa por él defendida, aun cuando el rendimiento económico le obligaba a vivir con grandes apreturas,
En enero de 1919 estuvo preso como uno de los más caracterizados promotores del movimiento revolucionario de esos días. El 4 de de mayo de este año era suspendida por el Gobierno la publicación de La Protesta, con todos los demás periódicos anarquistas, clausura que duró hasta el 24 de octubre. Durante ese tiempo López Arango residió con su familia en Santa Fe. De este éxodo, lleno de incomodidades y penurias, dió sus Impresiones en el periódico Tribuna Proletaria, con el ya indicado seudónimo de Xaxara. En Santa Fe fundó la revista La Campana y sus escritos le valieron, tras dos detenciones, que fuera expulsado de esa Ciudad.
De regreso en Buenos Aires trabajó en alguna redacción de la prensa burguesa, para lo que tuvo facilidades, pero fiel a su ideario prefirió apelar como último recurso a las faenas de estibador en los muelles del puerto. Por esta época colaboró en los periódicos Prometeo y Nuevos Caminos. Fué también redactor desde 1920 al 22 de El Repartidor de Pan. Poco después de reaparecido el periódico La Protesta se le solicitó nuevamente para dirigirlo y en la dirección de él continuaba cuando fué asesinado el 25 de octubre de 1929. Acerca de las circunstancias económicas en que desenvolvía su existencia dice Santillán: “Si la solidaridad anarquista no hubiese estado alerta al día siguiente de su muerte, su familia (mujer y tres hijos) no habría tenido un pedazo de pan que llevarse a la boca”.
De cómo sucedió el crimen dió cuenta La Protesta en estos términos: “En la tarde del viernes 25 de octubre, López Arango no pudo ir a la redacción de nuestro diario, viéndose forzado a quedar en casa, a causa de la enfermedad de su compañera. Ese mismo día, al oscurecer, unos minutos después de las 19, dos personajes por quienes esperaba un automóvil con el motor en marcha en la esquina de la casa donde habitaba Arango, en Remedios de la Escalada, llamaron a la puerta preguntando por nuestro compañero. Este acudió al punto, y los dos individuos, sin mediar palabra, le descerrajaron tres balazos en el pecho. Arango se desplomó mortalmente herido. Los criminales se dieron a la fuga con entera impunidad. Cuando llegaron los amigos y familiares de Arango. éste no pudo más que afirmar que conoció a los asesinos. A los pocos minutos falleció”.
Referencias biográficas: :
Santillán (D. A. de).—Emilio López Arango. Esbozo biográfico. (En el diario La Protesta, Buenos Aires, octubre de 1929; trabajo refundido y publicado por Robustiano Marqués en varios números de El Progreso de Asturias, de la Habana, noviembre de 1931, y a quien nosotros hemos seguido en esta información).