ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

MARTINEZ FERNANDEZ (Ildefonso).

Fué persona de profunda ilustración médica y literaria, disciplinas de las que ha dejado obras de alto mérito. Promovió la afición y el estudio de los filósofos y hombres de ciencia españoles antiguos, en lo que fué precursor del camino seguido años después por Laverde, Ruíz, Menéndez y Pelayo y otros.

Nació Idelfonso Martínez Fernández en hogar humilde de Benia, capital del concejo de Onís, el 28 de abril de 1821. A los nueve años, debido a la pobreza de sus padres que impedía darle estudios, fué enviado a Madrid, al amparo de unos tíos por parte de la madre, en cuyo hogar vivió como verdadero hermano de su primo José Fernández Tielve. A los catorce años, y después de realizada la instrucción elemental, ingresó en los Reales Estudios de San Isidro, donde siguió los de Humanidades y Ciencias con extraordinaria aplicación» Las indicaciones de los tíos protectores determinaron al padre don Pedro Martínez, a trasladarse a Madrid y emprender aquí algo que le permitiera estar cerca del hijo. Se estableció en la Plaza Mayor, al pie de la escalinata que da acceso a la calle de Toledo, con una taberna que llegó a ser famosa entre la gente humilde y la bohemia literaria y artística con el nombre de “Taberna del Púlpito”. En dicho establecimiento trabajó Ildefonso Martínez Fernández como dependiente en las horas libres de sus ocupaciones escolares.

Graduado de bachiller hubiera querido emprender la carrera de Leyes, más afín con sus aficiones, pero el padre le impuso la de Medicina, acaso por estimarla más productiva. En 1837 se matriculó en el colegio de San Carlos y recibió el grado de doctor en Medicina y Cirugía en 1844.

En los primeros tiempos de estudiante de Medicina fundó con algunos condiscípulos una Sociedad de Instrucción Recíproca en la que sus componentes mantenían controversias sobre temas diversos. La estudiantil agrupación pasó luego a ser Ateneo Médico-Quirúrgico Matritense, que sirvió de fundamento a la después célebre Academia de Escolapio. En estas dos últimas instituciones tuvo ocasión Ildefonso Martínez de afianzar el crédito que ya disfrutaba con sendos discursos (número I y II), reveladores de sus conocimientos filosófico-científicos. De esa Academia de Escolapio, que más tarde se fundió con el Instituto Médico, fué Martínez presidente y, después de concluida la carrera, uno de los profesores; en ella explicó Fisiología filosófica.

Después de concluida la carrera hizo, sin éxito, oposiciones a plazas de médico y de cirujano del Hospital de Madrid y a médico-director del balneario de Alamilla (Granada). Colaboró sobre diversas materias, entre las que abundaban los temas médicos, en publicaciones profesionales y literarias como: La Verdad (1847), Las Novedades (donde firmaba con el seudónimo de Bachiller Encina), El Duende, Anales de Medicina, Boletín de Medicina y otras.

Unas oposiciones celebradas en 1850 para cubrir la plaza de médico-director de las aguas de Beyures (concejo de Nava) le daban, de ganarlas, la posibilidad de pasar en Asturias, como era su deseo, algunas temporadas. Sus ejercicios fueron tan brillantes que alcanzó el primer puesto entre los treinta y siete opositores pero no obstante se concedió la plaza al propuesto en segundo lugar. Al año siguiente se le nombró médico-director de los baños de Bellús, partido judicial de Játiva (Valencia). |

En posesión de este destino sus colaboraciones sobre temas profesionales y de diversa índole científica, así como acerca de cuestiones filosófico-literarias, se esparcen por numerosas publicaciones de la poca, principalmente: Gaceta Médica, El Porvenir Médico, Revista Médica, La Reforma (donde empleó el seudónimo de El Doctor Palomeque, El Heraldo Médico, Circulo Científico y Literario y otras.

Las producciones en volumen son asimismo abundantes: estudia y escribe un tratado sobre la flora de Bellús (número V); el filósofo e investigador publica trabajos relacionados con la profesión como los anotados con los números VII al IX, el último de los cuales finge traducirlo del alemán y escrito en esta lengua por un Rabi Isaac-Maimón Firduci, investigador de temas literarios redacta El Buscapié del buscaruido de D. Adolfo de Castro (número VI).

Una de sus últimas empresas literarias fué la fundación y dirección en Madrid, en los primeros meses de 1855, de la revista El Crisol. Floresta Crítico-Médica, que debió de tener corta vida.

En los últimos meses del año anterior permutó la plaza que venia desempeñando en Bellús por la que en justicia le había correspondido en las oposiciones de 1850, o sea, la de Beyures de Nava. al llegar la temporada de baños de 1855, concluida la cual le cogió en Oviedo (ya de regreso para Madrid) la invasión del cólera Morbo asiático. Unidos en él el deber profesional y la piedad hacia los semejantes, ofreció inmediatamente sus servicios al Ayuntamiento ovetense, servicios que le fueron aceptados y que él emprendió afrontando los múltiples riesgos que la tarea ofrecía. Además de su asidua operación personal redactó la Cartilla (número X) divulgadora de Medidas preservativas y terapéuticas contra la peste, que apareció firmada por la Comisión facultativa de la Junta provincial de Sanidad.

Contagiado de la terrible plaga, falleció a la edad de treinta y cuatro años, el 26 de setiembre de 1855.

El Ayuntamiento ovetense solemnizó el dolor de la ciudad y de Asturias ante semejante pérdida dando carácter oficial a los funerales y poniendo en el correspondiente nicho del cementerio esta lápida:

“A la memoria del Dr D. Ildefonso Martínez. Médico distinguido que murió el 26 de septiembre de 1855, víctima de su celo, abnegación/y caridad cristiana, asistiendo a los enfermos coléricos de esta capital”.

Años adelante, el propio Ayuntamiento dedicó a su memoria una de las calles de la población.

Obras publicadas en volumen:

I.—Del influjo de lo físico en lo moral y viceversa. (Madrid, 1842; discurso en el Ateneo Médico-Quirúrgico el 18 de abril de ese año).

II.—Discurso de inauguración en la Academia de Escolapio: (Madrid, 1843).

III.—La filosofía médica. (Madrid, 1848).

IV.—De la pelagra y mal de la rosa de Asturias. (Madrid, 1848)

V.—La flora de Bellús. (Valencia, 1851; folleto).

VI—El Buscapié del buscarruido de D. Adolfo de Castro, Crítico-crítica por el Bachiller Bovaina. (Valencia, 1851; opúsculo con” tra el falso descubrimiento hecho por el citado Castro del Buscapie

escrito por Cervantes).

VIl.—La apología de los ciegos, o la homeopato-manía. Historia crítico-médica por el Doctor Barlo-vento, natural de Carga-gente: (Madrid, 1851).

VVIII—Médicos perseguidos por la Inquisición española. (Madrid, 1855).

IX.—Espejo del verdadero médico, escrito en alemán por Rabi Isaac-Maimón Firduci, y traducido por un curioso. (Madrid, 1855; obra original y no traducción).

X.—Cartilla popular higiénica y terapéutica del cólera morbo asiático, por la Comisión facultativa de la Junta provincial de Sanidad: (Oviedo, 1855; redactada por Ildefonso Martínez).

Trabajos sin formar volumen:

l.—Juicio crítico y anotaciones a Examen de ingenios para las Ciencias, en el cual el lector hallará la manera de su ingenio para escoger la ciencia en que más ha de aprovechar, la diferencia de habilidades que hay en los hombres y el género de letras y artes que a cada uno corresponde en particular, Compuesto por el doctor Juan Huarte de San Juan. (Madrid, 1845). |

2.—Introducción y notas explicativas y adicionales a Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida y alcanzada de los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y la salud humana. Compuesta por doña Oliva Sabuco de Nantes Barrera, natural de la Ciudad de Alcaraz. (Madrid, 1847).