ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

MENENDEZ CONDE (Valeriano).

Sacerdote que llegó a la jerarquía de arzobispo, con extensa fama en el mundo católico español de su época, últimos años del siglo: XIX y primeros del XX. Fué hombre de gran modestia y tan caritativo que daba cuanto poseía para socorro de las necesidades, al punto de morir en la pobreza.

Nació en San Martín de Luiña (Cudillero) el 24 de noviembre de 1848, y no en Santa María de Luiña y en 1849, como anota Acebedo y Huelves, hijo del de los mismos apellidos y de doña Manuela Álvarez, labradores de humilde posición.

Cursó las primeras letras y niño todavía se vieron sus padres en la necesidad de contar con el concurso de su trabajo. De como se evitó que se malograra su inteligencia nos da cuenta Juan Bances Conde con estas palabras: “Descubrió al futuro fenómeno el cura de misa y olla que por aquel entonces era el párroco de Luiña. Vió al rapacín tumbado en un prado leyendo un pedazo de periódico mientras llindaba las vacas, y al saber por el chico que le gustaba leer, le prestó libro, que se tragó en pocas horas; luego otro, y del contenido de ambos le dió el pequeño cuenta a su manera, viniendo después todo lo demás: algunas lecciones del cura, una suscripción para mandarlo a Seminario, el estudiante sobresaliente, el sacerdote ejemplar”.

Parece más cierto que completó sus estudios de latín en Pravia, favorecido de la manera indicada por Bances Conde, y que a los catorce años, cada vez más afirmada su vocación religiosa, alcanzo tras un examen de oposición una beca en el Seminario Conciliar de Oviedo. “De feliz memoria —dice Acevedo y Huelves—, de inteligencia clarísima y armado de una voluntad de hierro, hizo toda su carrera de teólogo obteniendo siempre la honrosa calificación de meritissimus; y admirábanle sus compañeros por su modestia y por la profundidad de su raro, talento, no menos que por el valor con que afrontaba las dificultades que su posición humilde le ofrecía para dar fin a su carrera y coronarla con las ambicionadas órdenes sagradas”.

Su primer cargo eclesiástico después de concluida la carrera fue el de coadjutor en la parroquia de Pravia. Sus conocimientos de latinista le permitieron poco después desempeñar un puesto de profesor en el Seminario de Valdediós (Villaviciosa) por espacio de tres cursos. Luego mediante oposición alcanzó los curatos de La Caridad (El Franco) e Illas (Avilés), que administró sucesivamente por espacio de algunos años.

De esta época arranca el verdadero crecimiento de su personalidad. El escritor surgió por entonces con pluma ilustrada y algunas veces combativa que le acreditó de notable polemista en periódicos asturianos; el orador sagrado se reveló también por este tiempo con sermones predicados en Avilés, Pravia, Villaviciosa, Oviedo y otras poblaciones de la provincia, acompañándole siempre el éxito.

Vacante la canongía de magistral en el obispado de Oviedo en 1884, se trasladó a Santiago de Compostela a fin de obtener el grado de licenciado en Teología para luego presentarse a las oposiciones para cubrir la indicada plaza. Obtuvo en efecto dicho grado y queriendo sumar un mérito más a su carrera se presento en Santiago a oposiciones de la misma canongía, allí vacante también, y sus ejercicios fueron tan notables que conquistó la prebenda con el voto unánime de los calificadores y se quedó ya en el Cabildo de esa archidiócesis como canónigo Magistral.

Poco después le fué conferido el grado de doctor en Teología lo que le permitió desempeñar una cátedra en el Seminario Central de Santiago. Uno de los sermones que le dieron por entonces mayor notoriedad fue el pronunciado con motivo de las exequias del rey en 1885.

En 1888, por designación de finales del año anterior, se trasladó a Toledo en calidad de obispo auxiliar del arzobispo Cardenal Payá, con título de obispo de Tamaso.

A esta época corresponden los honores y las instituciones con la que la Monarquía comenzó a premiar sus sus merecimientos y servicios. Poco después de 1890 fué elevado a la mitra de Tuy (Pontevedra). Su prestigio intelectual aumentó durante su episcopado de Tuy con la designación recaída en él en dos distintas ocasiones (1896-98 y 1903-5) para representar al arzobispado de Santiago de Compostela en el Senado, que le dió ocasión para afirmar sus prestigios oratorios.

Dejó el obispado de Tuy en 1914 por haber sido designado arzobispo de Valencia, pero el desempeño de esta alta jerarquía eclesiástica ya le encontró prematuramente envejecido y con achaques que le ocasionaron la muerte, ocurrida el 5 de marzo de 1916. Su entierro tuvo honores de capitán general con mando y el cadáver fué inhumado en la sala capitular de la Catedral valenciana.

Dice Fr. Luis Urbano que después de fallecido “se encontraron cartas de personas socorridas que daban las gracias y sentían el peso de la prohibición de decir quién era a su bienhechor». Por eso murió sin dejar nada. Se creyó en un principio que no podrían pagarse ni el sepelio ni los funerales. ¿Y sabéis por qué se pudieron pagar? Porque Dios lo quiso. Porque murió nuestro señor arzobispo en la madrugada del 5 de marzo y había firmado la nómina del mes uno o dos días antes, y por eso estaba sin cobrar… Si muere más tarde tienen que enterrarlo de limosna”.

Obras publicadas en volumen:

I.—Discurso… (Santiago, 1886; leído en la inauguración del curso 1886-87 del Seminario de esa ciudad).

II.—Oración fúnebre pronunciada en la S. A. y M. Iglesia de Santiago el día 30 de enero de 1888, en las honras del Excemo, y Reverendísimo señor arzobispo, doctor don Victoriano Guisasola y Rodríguez. (Santiago, 1888; reproducido por El Carbayón, Oviedo, 16 al 20 de febrero de ese año).

III-—Defensa de la Religión y sus ministros. (Madrid, 1901, Carta pastoral).

IV.—Uno es el Señor, una la fe, uno el bautismo. (Orense,1903 idem).

V.—La Santa Cuaresma. (Santiago de Compostela, s. a.; idem)

VI—A los asociados de “El Despertar de Tea”, en Buenos Aires. (Tuy, 1910; Opúsculo).

VII_La Llibertad humana por la ley moral. (La segunda edición en Madrid, 1911; carta pastoral).

VIII. —Protestantismo. (Madrid, 1911; carta pastoral).

IX.—Sobre limitación de la libertad humana por la ley moral. El sacerdocio cristiano. (Madrid, 1911; dos cartas pastorales).

X.—Pastorales y discursos. (Valencia, 1918; colección de algunos trabajos reseñados anteriormente y otros, Con semblanza, introducciones y notas de Fr Luis Urbano).

Referencias biográficas:

Acevedo y Huelves (Bernardo).—Los asturianos de hoy: Don Valeriano Menéndez Conde. (En el Boletín del Centro de Asturianos, Madrid, mayo de 1887).

Idem.—Una semblanza. (En El Carbayón, Oviedo, 13 de abril de 1890).

Prieto (Faustino).—El arzobispo de Valencia don Valeriano Menéndez Conde. (En Asturias, Órgano del Centro Asturiano, Madrid, mayo de 1916).

Urbano (Fr. Luis).—Una semblanza. (Al frente del volúmen Número X de la anterior relación).