ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

MENENDEZ DE AVILES (Pedro).

Uno de los navegantes y conquistadores más famosos de la segunda mitad del siglo XVI español. Debió todo lo que fué a sus luces naturales y, sobre todo, a su espíritu de bravo aventurero. Con razón escribió Caveda y Nava que “pocos le aventajaron en la gloria de sus empresas y en la importancia de sus servicios”.

Nació en la villa de Avilés el año 1519. Se le ha llevado por algunos a nacer en Santa Cruz de la Zarza (Toledo), suponemos que por equivocada deducción del título de comendador que ostentó con nombre. Otros ponen en duda su natalicio en Avilés, porque en algunos documentos se alude al lugar conocido por Monte del Rey, a cinco kilómetros de Pravia, cuna de sus antepasados, de donde él era oriundo y no natural. Fueron sus padres don Juan Alfonso Sánchez de Avilés y doña María Alonso de Arango, ambos de distinguido abolengo asturiano, y el primero, señor de la antiquísima casa de Santa Paya en el citado lugar de Pravia.

Sobre los primeros años de existencia de Pedro Menéndez hay una nebulosa de confusiones y contradicciones. Ciriaco Miguel Vigil se refiere a su niñez y entrada en la adolescencia con estas palabras: “Muerto su padre, se fugó de casa cuando no contaba nueve años de edad, siendo encontrado al cabo de seis meses en Valladolid; lo recogió un cercano pariente con objeto de educarle, y para evitar la repetición de tan juveniles aventuras, que daban a conocer ya la grandeza y actividad de su espíritu, acordaron sus deudos capitularle con doña María de Solís, de diez años, su prima dentro del cuarto grado (escritura que no hemos visto) lo cual no le curó de su afición aventurera”.

Todo esto no pasa de ser mera conjetura. En el propio estudio de Miguel Vigil hay datos que contradicen lo que se ha transcrito, como el de que el padre de Pedro Menéndez “otorgó testamento en Valladolid a 20 de octubre de 1550”, con lo cual habría quedado huérfano no antes de los nueve años, sino después de los treinta y uno. Y esto supone un error a todas luces, porque si bien Vigil asegura que el padre de Menéndez casó en segundas nupcias, lo cierto es que quien contrajo segundo matrimonio fué su viuda, con don Juan Martínez de Sabugo y acaso cuando Pedro Menéndez andaba por los umbrales de la pubertad.

Lo cierto es que muy joven todavía sintió una gran inclinación a la vida del mar y sentó plaza en una armada dedicada a la persecución de piratas franceses. Tan apto se mostró para ese cometido que algún tiempo después, fijado por Ciriaco Miguel Vigil en dos años, era dueño de todos los secretos del gobierno de una embarcación. Entonces vendió parte de su hacienda, que no sería considerable puesto que no era mayorazgo, y ‘armó un patache en corso con el concurso pecuniario y personal de algunos familiares y amigos. Esta arriesgada empresa parece que alcanzó éxitos y fué uno de ellos el apresamiento de un navío francés.

Según el citado Vigil, “el renombre con ellas [empresas y raras Aventuras] alcanzado dió motivo para que los emperadores Maximiliano y Carlos I le encomendaran servicios importantes, entre ellos el arriesgado de corso y persecución de piratas franceses. Por disposición del primero se dirigió contra el corsario portugués Juan A había apresado algunos navíos vizcaínos, recobrando cinco de ellos, después de pelear con el jefe, que falleció de resultas de las heridas recibidas; y en aguas de Tenerife apresó igualmente otros tres buques que comandaba Antonio Alfonso, hijo del anterior, el cual hubiera salido a su encuentro. Idénticas comisiones honrosas le otorgó Carlos I, obteniendo siempre notables y felices resultados en otros arriesgados y atrevidos encuentros”

La verdadera fama de Pedro Menéndez de Avilés comenzó a la sombra de Felipe II. En la carrera de Flandes, primero, y en la de Indias, después, numerosos servicios y hechos de armas le fueron conquistando en los últimos años del reinado de Carlos I un gran predicamento en la marina de guerra pero el crecimiento definitivo de su personalidad no se produjo hasta el reinado de Felipe II. Siendo este todavía heredero del trono y rey a la sazón de Nápoles y Sicilia, a él se debió en 1554, el nombramiento de general de las flotas de Indias, primera que se haría de nombramiento real directamente, por ser función hasta entonces de la Casa de Contratación de Sevilla. Y en este mismo año cuando Felipe pasó en el mes de julio a Inglaterra a contraer matrimonio con la reina María Tudor, el futuro rey de España le nombró su consejero, y Pedro Menéndez formó parte del séquito que acompañó al príncipe desde La Coruña a la Gran Bretaña. De la afición que en adelante tuvo el rey por el marino da idea González Posada en Biblioteca asturiana con estas palabras: “Felipe II hizo a un famoso pintor que sacará un retrato de Pedro Menéndez, para verlo todos los días, y colocó en la galería de su palacio”.

A su regreso de Inglaterra Pedro Menéndez pasó a Sevilla a servir su flamante empleo de general. “Embarcó en el puerto de Laredo —dice Vigil—, siendo abordado en la travesía por navíos piratas, a quienes obligó a huir despavoridos. Partió de Sevilla con seis naves de armada y setenta mercantes, siendo sus viajes a los dominios de Indias muy importantes y gloriosos. Regresó a Cádiz en setiembre de 1556 cargado de ricas mercancías y trayendo siete millones, después de haber desempeñado las atrevidas y difíciles comisiones de que fuera portador”.

A estos años corresponde lo más antiguo que se conoce de él como escritor, actividad que no se sabe haya desarrollado mas que al servicio de su profesión y casi siempre en cartas, informes y memoriales. El discreto y patriótico consejo de que se nutrían siempre esos escritos de Pedro Menéndez fué cosa que tuvo en cuenta Felipe II, quien, apenas pasado un año de su exaltación al trono le elevó en 1557 a la categoría de capitán general. Con esa jerarquía y en ese mismo año conquistó un nuevo triunfo que Vigil refiere en estos términos: “Estando en Laredo recibe orden de pasar a Flandes con la escuadra de su mando, escoltando veinticuatro navíos de comercio y conduciendo socorros valiosos de hombres y dinero: después de haber vencido a un corsario que comandaba ocho navíos, echando uno a pique y obligándole a huir, y victorioso también de fuerzas enemigas, pasó el Canal de la Mancha, desembarcando en Calais con tal oportunidad las tropas  que llevaba, y poniendo a buen recaudo los navíos de comercio que iba escoltando con dirección a Holanda, que bien puede atribuirse a tan felices corno atrevidos resultados la victoria, en gran parte, de la célebre jornada de San Quintín, alcanzada contra Francia el día de San Lorenzo de 1557”. En años inmediatos continuó prestando servicios en viajes a Flandes e Inglaterra y librando algunos encuentros con flotas francesas, siempre éxito.

El rey quiso premiar los buenos servicios que le venía prestando el experto marino pero contra el ascendiente que este iba cobrando empezó a alzarse la envidia, y de momento Pedro Menéndez no recibió los galardones que estaba en el ánimo del rey concederle.

Dos nuevas expediciones como general de la flota de Nueva España y Tierra Firme acrecen su prestigio. Pero los intrigantes y envidiosos pudieron dar en tierra momentáneamente con él, formulando ciertas imputaciones contra Pedro y su hermano mayor Bartolomé, compañero de travesías, y dando con ellos en la cárcel.

Sobre este percance (1562-64) elevó Pedro Menéndez al rey hasta cinco memoriales (número 6), que acaso no llegaron a manos del monarca. Menéndez consiguió entonces evadirse de la prisión y se trasladó a Corte para dar cuenta en persona del suceso. Y debió de ser atendido por Felipe II ya que entonces puso éste en práctica su anterior deseo de distinguir a tan valiente y leal servidor y le concedió la Encomienda de Santa Cruz de la Zarza y el hábito de Caballero de la Orden de Santiago.

Unido su deseo de conseguir un real permiso para trasladarse territorio de La Florida en busca de su hijo Juan con el deseo del Rey de someter dicho territorio a su dominio, Pedro Menéndez se ofreció para la conquista de La Florida. “Y por Real cédula de la capitulación que se le tomó —dice Ciriaco Miguel Vigil—, fechada en Madrid a 20 de marzo de 1565, fué agraciado con el importante y honorifico cargo de pasar a la conquista, población y conversión a la fe católica de los naturales de las provincias de La Florida, tantas veces intentada no efectuada hasta entonces en tan extensa región por indios bravos, llevando 6 chalupas de 50 toneladas, 4 barcazas ligeras habilitadas de todo lo necesario y 500 hombres, 100 marineros, igual número de labradores, y los restantes oficiales, gente de mar y guerra y de oficios mecánicos. Fué investido con el título de Adelantado, Gobernador Capitán general de la Armada, navíos y gente de su costa y tierra, con 2.000 ducados de salario y 15.000 de presente: que tomara posesión de ella a nombre de S. M., expulsando a los corsarios y demás gente no sujeta a su dominio, implantando la fe católica y desterrando la idolatraría, que descubriera toda la costa, puertos y vagíos allí existentes, desmarcándolos y señalándolos puntualmente para adicionar a las hojas de marear; y cumpliera los demás puntos y obligaciones que se imponían en la Capitulación, continuando de este modo la obra grandiosa que hubiera emprendido. Le fueron concedidas entre otras facultades, preeminencias y mercedes valiosas, la posesión perpetua de 25 lenguas cuadradas, a su elección, de lo descubierto y poblado o de la tierra que , con uno o dos lugares, y título de marqués, que no llegó a disfrutar por su temprana muerte”.

Aunque no se cumplió ni puntual ni completamente la entrega de la cantidad de dinero estipulada por el erario público para avituallamiento de la flota, Pedro Menéndez requirió el concurso económico y personal de cuantas personas podían ofrecérselo, entre otras de marinos tan expertos como Esteban de las Alas, Diego Flórez Valdés y Pedro Menéndez Marqués, su hermano político Solís de Merás en calidad de cronista, y en el mes de mayo, como se había convenido, estaba lista dicha flota.

Esta expedición debido a la endeblez de las embarcaciones y al conocimiento empírico de las rutas y los rumbos de navegación, resultó muy accidentada. Tres días después de la partida de Canarias, una tempestad dispersó la flota en tres grupos comandados por los marinos antes aludidos. Cuando consiguieron reunirse, tras muchos días de navegación al garete con pérdida considerable de personas y provisiones, la expedición tomó rumbo a La Florida y se hizo un primer desembarco en paraje inmediato a la desembocadura del río de los Delfines el 28 de agosto de ese mismo año, 1565, festividad de San Agustín, por lo que se dió este nombre al fuerte levantado en ese lugar, origen de la actual población así llamada.

En los designios de esta conquista entraba la destrucción de las villas establecidas por los protestantes calvinistas franceses, conocidos por hugonotes, que habían establecido años antes Juan Ribaut, primero, y René de Laudonniere, después. Si algo empaña la gloria de esta conquista, llevada a cabo por Pedro Menéndez después de repetidos intentos frustrados de otros conquistadores, es la conducta observada con esos protestantes, desatando contra ellos una  cruenta ferocidad. Miguel Vigil anota y razona el suceso de esta manera: “ Contra él (Juan Ribaut) se dirige el Adelantado con sus fuerzas, inferiores en número y logra con astucia y arrojo apoderarse del fuerte el día de San Mateo, nombre que le puso después, venciendo y degollando a los defensores que no lograron fugarse, ejecutando lo propio a los que huyeron junto al rio llamado Matanzas,con el que designo el sitio donde sucedió la mortantad, si atender a las ofertas de Rivao por la conservación de sus vidas; fueron exceptuados los franceses católicos, enviándolos a San Agustín. Por semejante triunfo, en que se afirma no sufrieron pérdida sus tropas, algunos escritores franceses trataron de mancillar la memoria de español tan insigne; más Felipe II le demostró quedar muy satisfecho de la justicia que aplicara en las personas de los luteranos y corsarios, por haberlo sido con la mayor prudencia”. Ni el aplauso de Felipe II ni el tono de ensañada persecución religiosa que tenían las luchas de entonces ni siquiera la disculpa de que en toda guerra y en toda época abundan los desmanes pueden quitar la razón a esos escritores franceses que así juzgan la conducta de Pedro Menéndez con los hugonotes.

Por lo demás, la empresa llevada a término por Pedro Menéndez estuvo esmaltada de aciertos y éxitos. Limpias de piratas las costas del país, descubre nuevos territorios, fomenta la población, estudia el mejoramiento de las condiciones de vida. Para ello, falto de las asistencias pecuniarias que le eran indispensables, se desprende de cuanto de su pertenencia puede convertirse en dinero. Después de fortificar las islas de Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo y de establecer la comunicación Segura entre ellas y La Florida, deja al frente del gobierno de ésta a su sobrino Pedro Menéndez Marqués y regresa a España en 1567, solicitada su presencia por el monarca.

“Embarca el mismo verano en una fragata de nueva invención y después de tocar en Bivero (?) llega a su pueblo natal, donde es recibido con grata alegría por su mujer, deudos y amigos, dirigiéndose luego a la iglesia entre generales aclamaciones, para rendir gracias por su feliz arribo. Se traslada a Valladolid con los siete indios que de trajera, ataviados con los ligeros trajes de su uso, armados de arcos y flechas, de lo más primoroso que construían para su ornamento y gala.

El resto de su vida estuvo consagrado en gran parte a con el gobierno a consolidar el gobierno del país conquistado, desplegando en este cometido medidas de gran acierto, Fué por dos ocasiones gobernador y capitán general de la isla de Cuba. Guerreó nuevamente contra corsarios, limpiando de esta plaga el mar que separa los dos países. Y efectuó nuevos viajes a través del Atlántico, con los que se calculan en más de cincuenta los hechos entre España y América.

En febrero de 1574 el rey le nombró capitán general de una escuadra, la más numerosa de cuantas se habían formado hasta entonces, que, reunida en el puerto de Santander, tenía el secreto destino de pasar a Flandes en ayuda de Requesens contra el levantamiento príncipe de Orange. De esta escuadra que algunos autores elevan a 300 velas y que la componían de cierto 150 ( número 14) se posesionó el día 8 de septiembre del citado año. Pero en esa misma fecha se acometido por un “tabardillo maligno” que en pocos días acabó su vida, dejando de existir el 17 de setiembre de 1574.

Había otorgado testamento en Santander dos días antes de su fallecimiento. Dos cláusulas destacan en él: una, la de que su cadáver fuera conducido a Avilés e inhumado en la iglesia de San Nicolás, donde descansaban los restos de sus padres; otra, la de instituir mayorazgo en su hija doña Catalina sobre los derechos que se le habían concedido en tierra de La Florida y las cantidades que le adeuda el erario, puesto que sólo a esto se reducían sus bienes.

Su cadáver, como había dejado dispuesto, fué enviado a Avilés. Pero una tormenta obligó a la nave que lo trasportaba a entra en arribada forzosa en el puerto de Llanes y quedó depositado en la iglesia parroquial de esta villa por espacio de más de tres lustros, hasta que en 1591 fué enviado a Avilés.

Esta villa no ha olvidado a su hijo famoso. En 1887 dedicó una calle a su nombre; el 23 de agosto de 1918 descubrió en el Parque del Muelle una estatua del Adelantado, obra del escultor valenciano García-González; en el mismo mes de 1924, fueron trasladadas sus cenizas a una nueva urna dentro de la iglesia de San Nicolás y por fin en julio de 1928 se colocó sobre ese osario una lápida conmemorativa del descubrimiento y conquista de La Florida, donada por el Ayuntamiento de la ciudad de San Agustín, hoy estado norteamericano, y con cuyo motivo llegó a la villa una comisión oficial de ese Ayuntamiento presidida por el embajador acreditado en Madrid y se celebraron una procesión cívica y otros actos solemnes y populares.

Trabajos sin formar volumen:

1.—Relación precisa para saber lo que se camina por la longitud o de Este al Oeste. (En el tomo 11 de la obra La Florida, de A y E Caravia, Madrid, 1893-94; el MS. en la Biblioteca de San Isidoro, Madrid).

2.—Carta del rey sobre las reglas e instrucciones que debieran tenerse presentes en todos los sucesos que pudieran acaecer en la flota que partía para Indias y de la cual iba por capitán general. (En idem, dem; el MS. fechado el 27 de julio de 1555, en el Archivo de Indias, de Sevilla).

3.—Ocho cartas, siete de ellas dirigidas a la princesa de Portugal y una al marqués de Mondéjar, escritas en el año 1557 en San Sebastián y Laredo, acerca del avituallamiento de la Armada a su cargo.- (En idem, idem; el MS. en el Archivo de Simancas).

4.—Memorial que dió… Y los acuerdos de prior y cónsules con el decreto que en su vista dió al Consejo de Indias sobre la habería (?) que se quería echar a las mercaderías que se cargaban aquel viaje para costear la Armada destinada a convoyarlas. (En idem, idem; el MS. fechado en 1561, en el Archivo de Indias).

5.—Carta en que da cuenta al rey de lo acaecido al sacar las naves del puerto de San Lúcar para emprender viaje a Nueva España. (En idem, idem; el MS., fechado en San Lúcar el 5 de abril de 1562, E en el Archivo de Indias).

6.—Cinco cartas o memoriales al rey sobre la prisión y malos tratos de que fueron objeto su hermano Bartolomé y él mismo por parte de los oficiales de la Casa de Contratación. (En ídem, idem, los MMS; S fechados en San Lúcar y Sevilla desde el 15 de abril de 1562 a 8 d enero de 1564, en el Archivo de Indias).

7.—Memorial sobre el gobierno que han de tener las flotas e la vista y embargo de mercaderías. (En ídem, ídem; el MS. en el Al chivo de Indias).

8.—Memorial respecto a las seguras medidas que seria preciso tomar para la segura posesión de La Florida y evitar que los franceses e ingleses pudieran causar perturbación en aquellos dominios. (En id on idem; el MS. en el Archivo de Indias).

9.—Memorial enumerando los grandes méritos contraídos en las numerosas y difíciles empresas llevadas a feliz término en servicio de sus monarcas. (En idem, idem; MS. en el Archivo de Indias, en que se pide la concesión del título de capitán general con todas sus ventajas y emolumentos).

10.—Memorial por mandato de S. M. para, si fuere menester despedir parte de la armada destinada a Flandes, o queriéndola entretener, como se podrá hacer mejor para que en la primavera pueda salir con brevedad a la mar, para que sea superior a la de los enemigo: (En ídem, idem; MS. en el Archivo de Simancas).

11.—Carta sobre el martirio que sufrió el P. Martínez, de la Compañía de Jesús, de La Florida, y dirigida a un padre de la misma Compañía, amigo suyo, residente en Cádiz. (En ídem, ídem, y antes en Chromo-historia de la Compañía de Jesús en la Provincia de Toledo, por P. Alcázar; MS. fechado en el fuerte de San Agustín de La Florida el 1566).

12.—Veintinueve cartas al rey dando cuenta de sus navegaciones y jornadas desde que salió de España para la conquista y población de La Florida y toma del fuerte que habían hecho los franceses relativas a otros asuntos anejos a sus expediciones y trabajos de conquista y colonización. (En ídem, idem; MMSS., desde 18 de mayo ( 1565 hasta 2 de setiembre de 1574; en los Archivos de Indias y Simancas).

13.—Tres cartas al secretario de Estado Zayas, desde Bilbao relacionadas con asuntos de la flota a su mando. (En idem, id en MMSS. en el Archivo de Simancas fechados en marzo y mayo de 1574 –

14,—Carta a su sobrino Pedro Menéndez Marqués, dándole cuenta, diez días antes de fallecer, de haber tomado el mando de una armada de 150 velas y 12.000 hombres. (En idem, idem; MS. de 8 de setiembre de 1574, en el archivo del conde de Revillagigedo).

Obras inéditas:

— Cartas de marear en las costas de Indias. (MMSS. que pertenecieron al historiador de Indias señor Barcia).

—Memorial al rey proponiendo ciertas adiciones a la instrucción que le daba para el mando de doce galeones agalerados. (MS. citado en Biblioteca Marítima Española, de Fernández Navarrete).

—Instrucción que dió a los capitanes, maestros y pilotos de la flota y armada de Indias, que llevó a su cargo el año 1562, de la orden que habían de observar durante el viaje. (MS. en el Archivo de Indias).

—Carta al rey sobre la fortificación y defensa del puerto de Santo Domingo y del de San Juan de Puerto Rico y sobre asuntos de la armada de su cargo. (MS. citado en la Biblioteca Marítima Española, de Fernández Navarrete).

—Memorial al presidente del Consejo de Indias sobre el medio de traer a España el dinero que había en la isla de Santo Domingo, procedente de los navíos naufragados de la flota de su hijo don Juan.(MS. en el Archivo de Indias).

— Carta al rey, en la que dice que hasta el año 1554, los generales de flotas y armadas de ¿Indias eran nombrados por los jueces de la Casa de Contratación de Sevilla, y que, por los malos sucesos que de ellos resultaron, se reservó S.M. estos nombramientos, siendo: él el primer general nombrado por el rey en dicho año de 1554. (MS. de 1564 citado en la Biblioteca marítima española, de Fernández Navarrete),

—Representación a S. M. sobre la fortificación de la costa de La Florida y arrojar de allí a los franceses para evitar los robos que por Su inmediación al canal de Bahama, hacían en las flotas y navíos sueltos. (MS. en el Archivo de Indias).

—Cosas tocantes a La Florida. (MS. citado por García San Miguel en la obra Avilés: Noticias históricas, Avilés, 1897).

Referencias biográficas:

Anónimo.—El adelantado Pedro Menéndez de Avilés: Su escudo, su sepulcro, cuestión histórica, restauración. (En El Carbayón, Oviedo 24 de noviembre de 1892). :

Idem.—Información hecha el año 1558 para otorgar el hábito de Santiago a Pedro Menéndez de Avilés. (En el tomo II de la obra Florida, de Ruidíaz y Caravia. Madrid, 1893-94),

Ballesteros Beretta (Antonio).—Asturias conquistadora: El Adelantado de La Florida. (En la revista Norte, Madrid, febrero de 1930)

Barrientos (Bartolomé) .—Vida y hechos de Pedro Menéndez Avilés. MS. del siglo XVI. (Méjico, 1902).

Canella y Secades (Fermín).—Algunas referencias. (En El Carbayón, Oviedo, 1892).

Caveda y Nava (José).—Una semblanza. (En Memoria de varones célebres asturianos, tomo 1 de la Biblioteca histórico-genealógica dirigida por Senén Alvarez de la Rivera, Santiago de Chile, 1924).

E. de A.—Los asturianos de ayer: Pedro Menéndez de Avilés (En El Carbayón, Oviedo, 5 de enero de 1885).

Fernández Hidalgo (José).—Elogio fúnebre del adelantado Pedro Menéndez de Avilés, en las solemnidades cívico-religiosas celebra en dicha villa el 8 de agosto de 1924. (Oviedo, 1925).

Fernández Navarrete (Martín).—Referencias. (En la obra Biblioteca marítima española, Madrid, 1851).

Fuertes Acevedo (Máximo).—Un boceto biográfico. (En el libro Bosquejo acerca del estado que alcanzó en todas las épocas la literatura en Asturias, Badajoz, 1885).

Idem.—Una biografía. (En El Carbayón, Oviedo, 4, 5, 7, y 8 agosto 1885).

García (Jenaro).—Dos antiguas relaciones de La Florida. (Méjico, 1902).

González Llana (Manuel).—Un estudio. (En La Ilustración española y Americana, 1880).

López de Mendoza (Francisco).—Véase Ruidíaz y Caravia esta relación.

Miguel Vigil (Ciriaco).—Noticias biográficas genealógicas” Pedro Menéndez de Avilés, primer adelantado y conquistador deFlorida, continuadas con las de otros asturianos que figuraron en el descubrimiento y colonización de América. (Avilés, 1892).

Miñano (Sebastián).—Algunas referencias. (En el Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal, Madrid, 1826-28).

Pardo (Juan).—Véase Ruidíaz y Caravia en esta relación.

Pardo Osorio (Sancho).—Idem, idem.

Peñalosa (Gonzalo de).—Idem, idem.

Ruidíaz y Caravia (Eugenio).—La Florida: Su conquista y colonización por Pedro Menéndez de Avilés. (Madrid, 1893-94; dos tomos en 4º. En esta obra se insertan las siguientes fuentes originales: Tomo I, Memorial que hizo el doctor Gonzalo Solís de Merás, etc. Tomo II: gran parte de los escritos redactados por Pedro Menéndez y de los a él dirigidos o en torno a su vida, entre los que merecen especial mención: de Francisco López de Mendoza, Relación… del viaje que hizo el adelantado Pedro Menéndez de Avilés a La Florida; de Juan Pardo, Relación de la entrada y de la conquista que, por mandato de Pedro Menéndez de Avilés, hizo en 1565 el capitán…: de Gonzalo de Peñalosa, Relación del viaje que hizo a La Florida en 1566 el capitán… en socorro del general Pedro Menéndez de Avilés; de Sancho Pardo Osorio, Relación escrita en 24 de mayo de 1572 al presidentes del Consejo Real de las Indias, dándole cuenta de lo que sucedió a la Armada del adelantado Pedro Menéndez en las costas de La Florida).

Solís de Merás (Gonzalo).—Memorial de todas las jornadas y sucesos del adelantado Pedro Menéndez de Avilés y de la conquista de La Florida y justicia que hizo con Juan Ribao y otros franceses.(MS. publicado en la obra de Ruidíaz y Caravia reseñada anteriormente).

Vallina (Inocencio de la).—Discurso leído en la solemne apertura del curso académico de 1893 a 1894. (Oviedo, 1893).