Jurista y magistrado de gran competencia profesional. Hermano de los tres reseñados a continuación. Fueron sus padres don Juan Menéndez y Fernández Cordero, que presidió la Audiencia de Burgos, y doña Ramona Pidal y Pando. Nació en Pajares (Lena) el 1 de julio de 1855.
Debido a la profesión de magistrado del padre, fué un estudiante nómada. Ingresó en el Instituto de Oviedo en 1866, en el que, después de cursar algunos años en La Coruña, recibió el grado de bachiller 25 de junio de 1872. En la Universidad ovetense estudió los tres primeros años de Leyes; continuó estos estudios en las Universidades de Sevilla y de Valladolid, graduándose en ésta de licenciado en Derecho civil y canónico el 17 de noviembre de 1877. Hizo después el doctorado en la Universidad Central.
Residió en Madrid aproximadamente un decenio. Desempeñó destinos en el Ministerio de Hacienda y en el cuerpo técnico de letrados del Ministerio de Gracia y Justicia. Con estas ocupaciones compartió actividades de escritor sobre muy diversos temas, preferentemente acerca de cuestiones sociológicas. Lo más antiguo suyo que se conoce apareció (1878) en la Revista Literaria, de Valladolid. También por esos años colaboró en la Ilustración Gallega y Asturiana, de Madrid, en Zuavo, de Valencia, y acaso en algunas otras publicaciones. Tomó parte activa en algunas instituciones culturales y dentro de la colonia asturiana gozó de gran estimación, desempeñando en 1884 el puesto de secretario de la Real Congregación de Nuestra Señora de Covadonga, en la que se agrupan los nativos y oriundos de Asturias residentes en Madrid.
En 1878 ingresó en la carrera judicial. Entre los diferentes destinos que tuvo dentro de ella figura el de teniente fiscal en la Audiencia de Benavente (Zamora) y luego en la de Huelva. Aquí contrajo matrimonio, en junio de 1893, con doña María Magdalena Montes del Castillo, de distinguida familia granadina.
En los primeros años de su dedicación a la Magistratura continuó desarrollando actividades de publicista, especialmente como colaborador de La Unión Católica, de Madrid (1893-96), en la que sostuvo una campaña tendente a mejorar la angustiosa vida del campesino andaluz, propugnando la necesidad de repartir terrenos baldíos y montes Públicos y la creación de Bancos agrícolas.
Años adelante desempeñó el cargo de juez de primera instancia en Baeza (Jaén), hasta que en 1901 fué promovido a magistrado de la Audiencia. Fué presidente de la Audiencia provincial de Avila en agosto de 1912, magistrado de la de Madrid en abril de 1915 y magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, por último, puesto que ocupaba cuan- A do murió: 9 de octubre de 1924.
Durante los últimos años de su vida estuvo casi exclusivamente consagrado a las funciones propias de sus destinos, al desempeño de comisiones especiales, a la participación en tribunales de oposiciones, y a las tareas de miembro de la Junta Organizadora del Poder Judicial.
Trabajos sin formar volumen:
1.—La colegiata de Arvas. (En la Ilustración Gallega y Asturiana, Madrid, 28 de noviembre de 1881).
2.—Sobre la necesidad de crear Bancos agrícolas. (En La Unión Católica, Madrid, 27 de febrero de 1894).