Eclesiástico que llegó a la dignidad de obispo y escritor del siglo XVIII. Nacido en los primeros lustros de la segunda mitad de la centuria anterior. Hijo del marqués de Valdecarzana y la marquesa de Torralba.

Condenado por su carácter de segundón a labrarse un porvenir por el propio esfuerzo, con la estrecha opción de las letras o las armas, se encontró con mayor vocación para la vida religiosa, y comenzó a estudiar la carrera eclesiástica en la universidad de Oviedo, continuándola después en la de Salamanca y concluyéndola en la de Ávila, en la cual recibió el grado de licenciado en Cánones.

Algún tiempo después de concluidos los estudios pasó a desempeñar un puesto de canónigo en el Cabildo metropolitano de Santiago de Compostela, en el que fué, además, fiscal castrense e inquisidor.

En 1720 le fue conferida la mitra de Teruel, de la que tomó posesión en su nombre el tesorero de ese cabildo catedralicio, don Juan Martínez, hasta que el 10 de febrero del año siguiente hizo su entrada solemne en la diócesis.

Fué como obispo hombre atento a las necesidades materiales y espirituales de la diócesis, afable y caritativo. A él se debe la fundación del seminario conocido por el de la Villa-vieja, al que dotó de su muerte, ocurrida el 20 de agosto de 1831 y no en el año 1771, como, seguramente por errata, dice Canella y Secades en la Historia de la Universidad de Oviedo).

Su cadáver fue inhumado en el convento de religiosas descalzas de Teruel, y se trasladaron sus restos años adelante a la abadía de Teverga (en Asturias), de la que era abad honorario por derechos de familia.

Dedicó algunas actividades a ejercicios literarios, especialmente históricos. El manuscrito citado a continuación es lo único suyo que se conoce, si bien se ignora el paradero.

Obras inéditas:

– Familias de Asturias y otras cosas del principado. (MS.)