ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

MUÑOZ DE DIEGO (Alfonso)

Abogado, político y escritor contemporáneo nacido en Oviedo el 1 de abril de 1888, hijo del también abogado sin ejercicio don José Maria y doña María de la Coronación de esos respectivos apellidos, ovetense él y de Nava ella.

Cursó primera enseñanza en un Colegio particular dirigido por don Urbano Lasurtegui con buena aplicación y comportamiento de travieso y revoltoso. Estas mismas características se mantienen mientras cursa el bachillerato en el instituto de segunda enseñanza de la ciudad natal. El mismo alude a esto en la entrevista anotada más abajo con las siguientes palabras: “..Que el maestro me dejaba castigado sin comer la mitad, por lo menos,de los días de la semana. Que me espiritualizaba a fuerza de castigos de esta índole. Me desquitaba por la tarde chupando palos de regaliz que me llevaban los compañeros. Luego, cuando ya de la escuela había saltado a las aulas del instituto, se me ocurrió un buen día dedicarme a los toros y, con otros dos compañeros (uno de los cuales ha terminado vistiendo hábitos sacerdotales), me fui de mi casa por tierras de Castilla, y a mi case me volvió la dulce compañía de una pareja de la Guardia civil».

Huérfano de madre en la niñez y de padre en la adolescencia (1905), vino a quedar bajo el amparo de un tutor. Proseguía sus estudios con los de la Facultad de derecho de la Universidad, pero ya ensayadas desde antes (1903) sus inclinaciones literarias en el diario democrático ovetense El progreso de Asturias, medio abandona los estudios para dedicarse al periodismo y por consecuencia a la política. Colabora en diversos periódicos republicanos y proletarios asturianos, entre ellos los ovetenses El Minero de la Hulla, La Aurora Social y El Correo de Asturias; Ios gijoneses La República, el Publicador y El Nordeste, la Justicia, Grado, y otros empleando algunas veces el seudónimo de Alfonso de Rímini. Funda con Álvaro de Albornoz el periódico El Tribuno del Pueblo. Participa con éste y otras personalidades numerosos actos públicos, muchos de ellos de propaganda republicana. Preside la Juventud Republicana ovetense.

Pero el buen sentido se le impuso comprendiendo que no era camino el seguido para resolver el problema cotidiano de la vida y se aplicó a concluir la descuidada carrera, alcanzando el grado de licenciado en Derecho en diciembre de 1911. A ese cambio le condujo también el amor, que tuvo como término del noviazgo su matrimonio en ese mismo mes con doña Rosario Eguibar Vigil—Escalera.

Hasta entonces, las actividades de publicista les había desenvuelto a la vez como periodista de combate y como literato. Fruto de esta última modalidad, entre otras producciones diseminadas, los citados periódicos y otras publicaciones de juventud y poco duraderas, fueron la comedia y las dos novelas anotadas más abajo con los números I al III, acogidas favorablemente por la crítica. Después de casado, las atenciones de su bufete de abogados le obligaron a abandonar el periodismo de lucha y las actividades de orden político, a las que sólo ha vuelto en el espacio de bastantes años de una manera esporádica. Asimismo, el literato también se mostró menos fecundo sin gran asiduidad, sus colaboraciones se diseminaron por algunos de los citados periódicos y algunos otros, entre los que figuran la Opinión de Asturias, de Oviedo El Comercio y La Prensa, de Gijón; El Popular, de Cangas de Onís; los diarios madrileños España Nueva y La Libertad y la revista España, y otras varias publicaciones de menor importancia. Dos obras una literaria y otra jurídica publicó solamente en esta nueva época, y ninguna de ellas la que con el título la muerte del bardo le atribuye cejador.

Le dedicación a la abogacía, tan pronto creó el hogar propio, fué cada vez más absorbente, consiguiendo hacer de su bufete uno de los más acreditados de Oviedo tanto en lo civil como en lo criminal, comprende en gran medida de sus actividades forenses las de ser abogado de todos los Sindicatos obreros de la provincia.

Después de instaurada la República con las elecciones municipales de abril de 1931, volvió a dejarse llevar por sus viejas aficiones a la lucha política. En las primeras elecciones ordinarias de diputados a cortes, celebradas en noviembre de 1933, triunfó como diputado por el partido republicano liberal demócrata en candidatura de coalición con todos los partidos conservadores y hasta antirrepublicanos probablemente fue de todos los diputados triunfantes en esa coalición el de labor más brillante, especialmente como miembro de las Comisiones investigadoras formados para dilucidar responsabilidades y delitos en negocios sucios e inmorales denunciados a las Cortes y cometidos por diputados y gobernantes de esa situación política, y conocidos públicamente como los asuntos del Straperlo y Nombela, el último de los cuales tomó el nombre del denunciante y el primero de un mecanismo inventado para los llamados juegos prohibidos. La actividad, seriedad y entereza desplegadas por Muñoz de Riego en esas Comisiones le dieron por esos años (1935) de gran realce.

En ese mismo año y por poco tiempo, el que duró como ministro de Justicia el también ovetense, escritor y político, Alfredo Martínez, desempeñó la Subsecretaría de Trabajo

Obras publicadas en volumen:

I.—Amor esclavo. (Oviedo, 1907; comedia).

II.—Amor triunfante. (Madrid, 1908; novela).

III.—Carnaval: El libro de los amores y de los odios. (Madrid,

IV.—Con la mecha encendida. (Gijón, 1921; novela).

V.—El enfermo mental ante el Derecho. (Oviedo, 1933).

Referencias biográficas:

Anónimo. —Una entrevista con Muñoz de Diego. (En la revista Norte, Madrid, febrero de 1931).