ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

NAVIA OSORIO Y BELLET (Francisca Irene)

Ni nació en Asturias ni siquiera en España. La razón de incluirla aquí es la de su ascendencia paterna, ya que ninguna otra comarca española puede aducir otra más poderosa para darle consideración de natural de ella.

“Sin haber llegado a santa por el camino de la virtud – hemos dicho en otra ocasión – ni a genio por el de la inteligencia, se trata de uno de los espíritus femeninos más exquisitos del siglo XVII español, aunque su paso por la vida nos haya quedado remoto y apagado recuerdo, que acaso no se ha perdido completamente por descender del famoso marqués de Santa Cruz de Marcenado”.

Se llamaba éste (reseñado anteriormente) Álvaro de Navia Osorio y Vigil y la madre de Francisca Irene, María Antonia Bellet, por lo que los apellidos verdaderos de la primera serían los que da González de Posada en Biblioteca asturiana de Navia y Vigil, pero ha de tenerse en cuenta el uso de los apellidos Navia Osorio como uno compuesto.

Siendo su padre embajador extraordinario de España en Turín (Italia), nació allí Francisca Irene el día 19 de enero de 1726. Transcurrió su primera infancia en varias ciudades españolas y extranjeras, donde los altos destinos civiles y militares desempeñados por el desventurado marqués le obligaron a residir, hasta que, inmolado por los moros en Orán (África), cuando gobernaba esa plaza, en 1732, la familia regresó a España y fijó la residencia en Madrid. Tenía entonces Francisca Irene seis años.

Recibió las primeras luces de ilustración del preceptor D. Bernardo Ward, con el que aprendió gramática, Retórica y Filosofía conocimientos que fortalecieron su excepcional inteligencia. Siguió luego estudios de Historia, Literatura y Lenguas con aptitud y aplicación que le granjearon en seguida estimaciones entre personas ilustradas, aun cuando a penas había pisado los umbrales de primera juventud. Además de una vasta ilustración, llegó a poseer con entero dominio los idiomas italiano, francés, inglés y alemán y a conocer suficientemente latín y griego.

Dotada de una fuerte vocación poética, ya desde adolescente se dedicó a componer en latín y castellano poesías inspiradas y tiernas, de las que a penas han quedado muestras públicamente. Sólo se recuerda de ella la oda anotada más abajo, “que escribió a los dieciséis años de edad hallándose en Italia”, según afirma parada, y una Endecha inspirada más tarde en la trágica muerte del padre, y que, al parecer, ha quedado inédita como el resto de su obra. Pero se deduce que ésta ha tenido alguna importancia de las siguientes palabras de González de Posada, contemporáneo suyo: “Es de las mujeres más doctas de estos tiempos y gran poetisa, como lo sabe todo Madrid, por sus comedias y demás obras. He visto algunas suyas que me dieron una gran idea de su numen”.

Contrajo matrimonio Francisca Irene el 10 de agosto de 1750 con el general ministro, marqués de Grimaldo, con el título nobiliario con el que se la conoció a ella en lo sucesivo. No alcanzó en la vida privada parejas satisfacciones a las que le rodeaban en la sociedad madrileña. La fatalidad parecía empeñada en llenar de duelo su hogar, sobrado de motivos para ser venturoso. La muerte arrebató uno tras otro, y todos en la infancia, los tres hijos tenidos en el matrimonio.

La marquesa de Grimaldo, celebrada desde antes de serlo por sus grandes virtudes, procuraba consuelo a tan repetidas desdichas con obras de caridad con la dedicación de quien cumple un deber. Se citan entre sus obras de esta índole la de vestir anualmente a tres pobres el día de San José y la de dar de comer a cinco, servidos por ella misma, el día de Santa Ana, entregándoles después veinte reales de limosna. En este mismo día de cada año vestía y equipaba también a una niña huérfana.

Se desconocen otras particularidades de su vida. En cuanto a su producción literaria, en la que disminuyó su fecundidad a medida que aumentaba en años, se sabe que poco antes de su muerte hizo hoguera de todos sus abundantes manuscritos, entre los que, además de obra original, había traducciones de varios idiomas.

Falleció Francisca Irene Navia-Osorio y Bellet en Madrid el día 10 de marzo de 1786, “siendo llevado su cadáver – dice Parada – al monasterio de Nuestra Señora de Valverde, donde tenían como patronos de la capilla del Rosario su enterramiento los marqueses de Grimaldo”.

Trabajos sin formar volumen:

1.- Oda en versos hexámetros latinos dedicada a la llegada a Italia del infante D. Felipe. (En las Memoires pour l’Histoire des Sciences et des Beaux Arts, Trevoux, 1742).

Referencias biográficas:

Anónimo – Una semblanza. (En el Memorial Literario, Madrid, mayo de 1786).

Parada (Diego Ignacio) – Unos apuntes biográficos. (En la obra Escritoras y eruditas españolas. Madrid. 1881).

Serrano y Sanz (Manuel) – Referencias. (En la obra Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas, desde 1401 a 1833, Madrid, 1903-5).

Suárez- Españolito (Constantino) – Asturianas honorarias: Francisca Irene de Navia Osorio y Bellet. (En el Diario de la Marina, Habana 5 de febrero de 1933).

Vidaure y Orduña (Antonio Benito) – Obsequioso, métrico, epitalámico, que a las felices bodas del señor marqués de Grimaldo, comendador y caballero de la Orden de Santiago, gran canciller de la insigne Orden del Toisón de Oro, con mi señora doña Irene de Navia y Bellet, hija de los Excmos. Sres. Marqueses de Santa Cruz de Marcenado… (Impreso sin l. ni a. en 4 hojas).