ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

NOZALEDA (Fr. Bernardino)

Religioso dominico y escritor contemporáneo, fallecido, que llegó a la dignidad de arzobispo. Hombre de claras luces, un tanto apagadas por su intransigencia religiosa. Gozó de gran predicamento entre las clases sociales elevadas por la riqueza y el poder, en la misma medida que se le negaba y combatía desde las fortalezas democráticas. Tal pugna fue lo que pautó el escándalo promovido en 1904 contra su designación de arzobispo de Valencia, llegando a acusársele de antipatriota y traidor en desaforada campaña de prensa, suceso al que hemos de aludir con detalle más abajo. El nombre de Nozaleda traspasó en esos días todas las fronteras entre ataques y defensas, constituyendo el suceso un episodio político de importancia históricos. Visto un tercio de siglo después, al margen de la turbulencia política que lo originó, hay que reconocer, en justicia, que lejos de haberse probado las acusaciones de deslealtad a su patria, lo que parece probado es que la imputación carece de todo fundamento.

Probablemente por erratas de imprentas, se dan como fechas de nacimiento de Fr. Bernardino Nozaleda las de 20 de marzo, 22 y 26 de mayo y la verdadera: 20 de mayo de 1844. Nació y fue bautizado ese mismo día- en la aldea de Pruneda, de la parroquia de San Andrés de Cuenya (Nava), en modesto hogar de labradores formado por don Cándido Nozaleda y doña Josefa Villa.

Decidida su vocación por la vida, religiosa mientras cursó la instrucción primaria, estudió después en la citada villa de Nava Latinidad y Humanidades. Elegida la Orden de Santo Domingo o de Predicadores para servir dentro de ella la profesión de eclesiástico, tomó el hábito en el convento y colegio de dominicos misioneros de Ocaña (Toledo) y después

del reglamentario año de noviciado, hizo la profesión simple de votos al 13 de octubre de 1861 y el día 16 de igual de 1864, la solemne. En ese Colegio cursó con notable aprovechamiento los estudios de la carrera eclesiástica, ordenándosele de presbítero en 1865. Desde antes de concluir la carrera ejerció funciones de profesor ocasionalmente y una vez concluida se le designó una cátedra de Filosofía.

Algún tiempo después se le destinó las misiones establecidas por la Orden en Filipinas. En la universidad de Santo Tomás de Manila completó sus propios estudios con los grados mayores de licenciado y doctor en las Facultades de Filosofía y de Cánones. Seguidamente, en 1874, se le designó profesor de Disciplina eclesiástica de esa misma Universidad, cátedra que regentó por espacio de unos quince años.

Su laboriosidad le consintió alternar con la función docente el desempeño de comisiones y cargos diversos. Entre los relacionados con la enseñanza figuran los de vice-rector de dicha Universidad y rector-presidente del colegio de San Juan de Letrán más tarde (1886). Dentro de la regla dominicana ejerció las funciones de prior del convento de santo domingo (1876 78), de predicador general de la iglesia de ese nombre y de definidor en el Capítulo General de 1881. Fué también canonista consultor y director espiritual del arzobispo Fr. Payo.

En sus diversas actividades desarrolló actuaciones de orador y escritor acreditado en ambas disciplinas por su saber extenso y elegante expresión de los conceptos.

Al fallecer antes citado arzobispo de Manila fué preconizado para sucederle por el papa León XIII en mayo de 1889. En el mes siguiente, el P.Nozaleda se trasladó a España para recibir la consagración, lo que tuvo efecto en Oviedo el 13 de abril de 1890 por el cardenal Fr. Ceferino González. Hizo su entrada solemne en Manila y se posesionó del arzobispado el 10 de febrero del 91, suceso que promovió grandes festejos y jubile popular excepcional en la capital Filipina.

Gobernó esa archidiócesis por espacio de más de diez años, hasta después de casar en el archipiélago la soberanía de España como consecuencia de la desastrosa guerra sostenida por nuestro país con los Estados Unidos en 1898. Por condición de esa alta dignidad eclesiástica perteneció a la Junta de Autoridades que regulaba el gobierno de esa provincia española ultramarina. En la doble función, religiosa y civil, que lo incumbían le recuerdan aciertos conseguidos con celosa rectitud durante la citada guerra no parece que su conducta haya tenido las tachas que más tarde se le atribuyeron. Atendió heridos, rescató cautivos, empleando para ello toda clase de recursos y sacrificios, y fué el único defensor de los intereses de España después de ocupado el archipiélago por los yanquis.

«Su nombre–dice alejandro Salmeán-——se ha hecho verdaderamente popular en aquellas islas – Con su amistad se han honrado arzobispos, obispos, gobernadores generales, magistrados, jefes militares y civiles, corporaciones religiosas y cuantas personas ilustradas ha habido en aquel archipiélago, tanto entre el personal europeo, como entre el llamado español-filipino y el indígena. A su ilustración han recurrido toda, y no ha habido asunto espinoso sobre el que no se le haya consultado, ni se ha tomado resolución de importancia en que no se haya tenido en cuenta su parecer».

En setiembre de 1990 se trasladó a Roma con el propósito de presentar la renuncia al arzobispado para volver al convento, pero el papa no se lo consintió, y sólo se vino a ella, ante la insistencia del P. Nozaleda, admitiéndosela con fecha 4 de febrero de 1902. Entonces, con el título de arzobispo titular de petra regresó a España, con residencia en el convento del Rosario de Madrid. Por lo que pueda avalar su discutida conducta merece recordarse que, no obstante su categoría social y religiosa, fue preciso sufragarle los gastos del retorno a España.

El Gobierno presidido por don Antonio Maura sometió a la firma del rey el 31 de diciembre de 1903 un decreto nombrado arzobispo de Valencia al P.Nozaleda. Ante el rumor de ese designación, el diario madrileño El País inició una violenta campaña contra el dominico favorecido y eI Gobierno que le favorecía, campaña que secundaron en el mismo tono durante la primera decena de enero de 1904 todos los periódicos de matiz liberal y democrático de madrid entre ellos El Liberal, El Imparcial, Heraldo de Madrid, El Globo, Diario Universal y la correspondencia Militar y otros muchos de ideología afín editados en provincias.

Las principales acusaciones en que se apoyaba la recusación del P.Nozaleda como arzobispo de Valencia giraban en torno a su antiespañolismo en los últimos tiempos de su mandato como arzobispo de Manila. Argumento capital: que había perdido la ciudadanía española por el hecho de haber continuado como arzobispo en Filipinas después de pasar el archipiélago al dominio de los Estados Unidos. En torno a esto se le imputaban tratos secretos con los norteamericanos durante el bloqueo de Manila hasta negociar con el almirante Dewey la entrega de la plaza, llevando al ánimo de las autoridades españolas conveniencia de la rendición, y haber salido jubiloso al encuentro de los vencedores, ante los que negó su ciudadanía española diciéndoles que él solamente dependía del papa que luego se había nacionalizado como norteanericano. Además de traidor, se le acusó de sanguinario, atribuyéndosele en este aspecto su consejo al general Polavieja para que fusilara al poeta Rizal y a otros filipinos.

El P.Nozaleda presentó algunas querellas por difamación e injuria contra varios de sus atacantes. El cardenal primado y arzobispo de Toledo salió a la defensa de aquel en nombre de todo el episcopado español. Pero la campaña prosiguió apelando a todos los recursos, porque en el fondo lo que se combatía era el gobierno presidido por Maura. Se celebraron numerosos mítines y el escándalo llegó a tomar estado parlamentario, donde el P.Nozaleda fué atacado con extremada dureza por los diputados republicanos y liberales y defendido con el mismo tesón por los conservadores y algunos de los ministros.

La difamación contra el P.Nozaleda invadió toda España. Una zarzuela que se representaba en Madrid con pasajero éxito, El mozo cruo, debió al escándalo imperante un verdadero triunfo, a causa de que se introdujeron en ella unos cuplés alusivos al momento político, entre ellos este vejatorio para el P.Nozaleda:

Antes eran los obispos

españoles, por lo menos,

y ahora es guardan las mitras

para los filibusteros.

La copla se hizo famosa en una noche. El gobernador de Madrid, conde de San Luís, poco psicólogo y demasiado fiado de su autoridad, prohibió la copla y multó al empresario del Teatro de la Zarzuela, donde la obra se representaba. El resultado fue que la copla engendró una multitud de ellas. A exigencias del público que, soliviantado, exigió de la tiple Rosario Soler al día siguiente que cantara Ia copla, la artista salió del paso improvisando esta otra:

He pensado ir a Valencia

en la próxima semana

para esperar o un amigo…

que es posible que no vaya.

El júbilo del público rayó en el delirio. El gobernador encolerizado por el fracaso se desató en multas y prohibiciones, con el resultado de que en todos los teatros donde se representaba género lírico se intercalaran en las obras sátiras políticas que, dejando ya de lado el asunto Nozaleda, fueron dardos tremendos contra el gobierno y hasta la Monarquía, acabando la llamada estalla de las coplas en otras libradas e bastonazos entre los espectadores que aplaudían y los que protestaban

El P.Nozaleda se defendió de las furiosas arremetidas en un folleto, Defensa obligada contra acusaciones gratuitas (número VIII), con el que da la impresión de haber probado suficientemente la pasión e injusticia de las imputaciones.pero el resultado final fué que no llegó a ocupar la silla arzobispal de Valencia, porque el gobierno que sucedió en diciembre de ese mismo año (1904) al de Maura no se atrevió a mantener la designación. Designación a la que por su parte, renunció el P.Nozaleda. Entonces en Roma se le concedió el título de arzobispo titular de Petra con residencia en el convento del Rosario, de Madrid, donde vivió retirado el resto de su larga vida, que concluyó cumplidos los ochenta y tres años, el 12 de octubre de 1927.

Obras publicadas en volumen:

1.—El hombre fisiológicamente considerado. (Manila, 1876: discurso de apertura del curso universitario).

II.—Patrocinio científico de Santo Tomás de Aquino. (Manila. 1881; discurso).

III.—Temblores de tierra. (Manila, 1885).

IV.—Oración fúnebre en las exequias de Alfonso XII. (Manila, 1885; publicada también en la obra“Reales exequias”, etc., de Justo Martínez Lucas, Manila, 1886).

V.—Carta pastoral del arzobispo de Manila a sus diocesanos sobre la necesidad de orar. (Manila, 1894).

VI—Defensa del Colegio de San José, de Manila. (Manila, 1899; informe a la Corte Suprema de Filipinas).

VI. —Pastorales y algunos escritos. (Manila, 1900).

VII. —Defensa obligada contra acusaciones gratuitas. (Madrid, 1904; folleto).

Referencias biográficas:

Anónimo.—Los asturianos de hoy: Ilmo. señor don Fr. Bernardino Nozaleda. (En El Carbayón, Oviedo, 28 de marzo de 1889; trabajo reproducido por el Boletín del Centro de Asturianos, Madrid, junio del mismo año).

Idem.—Desde Manila: La llegada del P. Nozaleda. (En idem, 31 de marzo y 1 y 2 de abril de 1891).

Idem.—Desde Manila: La llegada del P. Nozaleda. (En idem 18 de febrero a 3 de marzo de 1892).

Nozaleda (Fr. Bernardino).—El folleto anotado con el número VIII

Salmeán (A.).—Los Asturianos de hoy: El P. Nozaleda. (En Asturias, órgano del Centro de Asturianos, Madrid, mayo de 1891).

Varios. —Campaña contra su exaltación al arzobispado de Valencia. (Periódicos madrileños de la primera quincena de enero de 1904).

Varios.—La cuestión del P. Nozaleda. (En El Carbayón, Oviedo, 20 de enero y números siguientes)