Escritor contemporáneo. Hermano del reseñado anteriormente. Nació en Avilés hacia 1875. Fueron sus padres don Julián González Orbón, del que adoptó el apellido segundo como primero, y doña Rosalia G. Corujedo, con quienes se trasladó en la adolescencia a Oviedo, donde residió algunos años.
Ya en los albores de su juventud, últimos años del siglo XX comenzó a cultivar el periodismo en el desaparecido Diario de Avilés y en otras publicaciones asturianas.
A comienzos del siglo XX residió algún tiempo en La Habana donde trabajó en la redacción del Diario de la Marina. Después de repatriado alternó su residencia entre Madrid y Avilés. Fué entonces corresponsal en España del periódico Las Novedades, de Nueva York, y cultivó el periodismo en algunas publicaciones madrileñas y asturianas.
Para la villa de nacimiento tuvo iniciativas en favor de su progreso moral y material. Ayudó a los cursos de conferencias de la extensión Universitaria; inició y dirigió el homenaje al sabio avilesino Estanislao Sánchez Calvo en 1903, consistente en la colocación de una lápida en la casa donde éste había nacido y en la publicación del número único de la revista Sánchez Calvo; promovió la celebración de unos Juegos Florales en el verano de 1904, y también la erección del monumento al maestro don Juan de la Cruz. En diciembre de 1903 fundó bajo su dirección el semanario Heraldo de Avilés, que sólo alcanzó un año de vida.
Hacia 1907 marchó otra vez a Cuba y se incorporó al cuerpo de redactores del Diario de la Marina, de La Habana. Entonces, además de las cotidianas actividades periodísticas desarrolló otras literarias en ese diario y estrenó y publicó la comedia Luchas de un alma.
Hacia 1915 regresó a España como corresponsal del diario de la Marina. Algún tiempo después fundó en avilés (enero de 1917) el semanario El Progreso de Asturias, en el que por espacio de más de tres lustros sostuvo con inusitada perseverancia, en ocasiones desaforada, campañas de apoyo a sus propias iniciativas, que él estimaba salvadoras para el progreso de Avilés. Las tuvo acertadas y otras que desbordaron las posibilidades de la población entre ellas, la dotación de un hotel y un hospital que, por rebasar aquella medida, no pudieron sostenerse o tuvieron que reducirse en pretensiones. También fueron de su iniciativa el tranvía eléctrico que va de Villalegre a Piedras Blancas pasando por el centro de la villa y la erección del monumento al famoso marino Pedro Menéndez de Avilés en el parque del Muelle.
Como director de El Progreso de Asturias, obediente a los dictados de un ideario político conservador, fué acentuando este tono en contra de la corriente del pueblo español hacia metas de libertad ciudadana. Llegó a caracterizarse el periódico como uno de los más reaccionarios de Asturias. Bajo la Dictadura sostenida por el general primo de Rivera prestó su decidido apoyo a este Gobierno y a los partidarios con que contaba en Avilés.
Después de instaurada la República (1931) aún acentuó más su tono reaccionario. Consecuencia de esto fue que, cuando la revolución de octubre de 1934, los revolucionarios prendieron fuego a la imprenta de El Progreso de Asturias, incendio que destruyó cinco o seis casas inmediatas. El episodio fué único de consideración en medio de las turbulencias de esos días.
Residente después en Gijón, publicó en torno a ese suceso y otros desarrollados en Avilés el folleto número III y otro de crónicas propias y ajenas afirmativas de la férrea y provocativa ideología política por él seguida.
Obras publicadas en volumen:
I–Luchas de un alma. (Habana,1908;comedia estrenada en esa ciudad)
Il —Crónicas de la exposición. (Habana, 1911 folleto)
IIl.-Avilés en el movimiento revolucionario de Asturias. (Octubre de 1935) ( Gijón, 1935; folleto con prólogo de Horacio Mesa)
IV.-Patriotismo y ciudadanía.(Gijón,1935; folleto con prólogo de Armando Palacio Valdés)