Nació en Oviedo. Se indica la fecha de 1771 por Fuertes Acevedo. Fueron sus padres don Eugenio de esos mismos apellidos y doña Manuela González Cocote. En la Universidad ovetense cursó todos sus estudios. La segunda enseñanza, en la entonces Facultad de Filosofía, hasta graduarse de bachiller; después siguió la carrera de Leyes en la Facultad de Jurisprudencia.
Concluida la carrera se trasladó a Madrid. Aquí le sorprendió la invasión francesa de 1808. Tomó parte en la airada protesta del pueblo madrileño el histórico 2 de mayo, día que concluyó para él con el encarcelamiento por las tropas napoleónicas. De ser ejecutado le libraron sus paisanos y amigos el Conde de Toreno (José María Queipo de Llano) y Manuel María de Acevedo, quienes acudieron a don Arias Mon y Velarde, también paisano, para que intercediera por su calidad de gobernador del Consejo de Castilla.
La pena que sobre él pesaba quedó reducida a la confiscación de bienes, Tiempo después pudo huir y emigró a Londres, donde fundó en 1811 un periódico dedicado a defender la independencia de España, en el que probablemente publicó sus primeros trabajos. Regresó a España en 1813.
Fijó entonces su residencia en la ciudad natal, dedicado en los primeros tiempos al periodismo como director de El Observador de Asturias. En 1815 comenzó a ejercer de abogado por la Audiencia. Con las actividades forenses alternó otras de cooperación al desenvolvimiento de la vida político-administrativa de la ciudad y la región.
En el trienio 1818-20 tuvo representación en la Junta General del principado como sustituto de don Manuel García Miranda, por el concejo indicado con este último apellido. En 1821 a favor de la situación política traída por el alzamiento del general Riego en el año anterior, se le designó juez primero noble de Oviedo. Pero desempeñó éste y otros cargos poco tiempo, porque en el mismo año 1821 se trasladó a Madrid, nombrado auxiliar primeramente (junio) y después oficial (octubre) del Ministerio de la gobernación.
Era oficial de la secretaría de dicho Ministerio cuando, por su ideas liberales, se le depuso del cargo al triunfar la reacción del despotismo representado por Fernando VII a fines de 1823.
Entonces Oviedo y Portal regresó a la ciudad de nacimiento, resuelto a consagrarse exclusivamente a su carrera y sus estudios favoritos,que eran los político-económicos.
Reconocida su gran competencia en esas materias, la Sociedad Económica de Amigos del País le dió ingreso y en ella fué desde entonces uno de los elementos más activos e ilustres, merecimientos que tiempo después le elevaron a la presidencia de dicha entidad.
Una de sus principales actividades en ella fué la investigación y ordenación del archivo, de lo cual dió cuenta en una documentada memoria, que tiene el valor de un importante documento para la historia de Asturias, otra colaboración prestada con inteligente entusiasmo fué la de preparar y redactar un Informe, publicado años adelante, sobre los medios de mejorar la ganadería en la provincia, para lo cual fueron pedidos informes parciales a numerosas localidades de ella, y sobresale en importancia y trascendencia entre sus aportaciones al progreso regional desde la sociedad Económica el haber creado en ella en 1833 una cátedra de economía política, que regentó Él mismo gratuitamente para que no gravara el limitado Capítulo de gastos de la entidad. En el acta de la apertura oficial de esa cátedra, celebrado el 8 de enero de 1834, leyó un Discurso acerca del origen, desarrollo y necesidad del estudio de la Economía política, que afinó su sólida reputación en la materia y fue muy celebrado.
En setiembre de 1835 dejó nuevamente Oviedo por haberle sido conferido el cargo de gobernador civil de Salamanca, cargo que ocupó poco más de dos meses.
Reintegrado a Oviedo, volvió a sus ocupaciones de abogado y de profesor de Economía en la Sociedad Económica, cátedra que continuó explicando en la Universidad después de incorporada esa asignatura a los estudios de este centro.
En el mes de junio de 1837 la política le llevó a Zaragoza en calidad de jefe político, cargo que desempeñó hasta julio de 1840, fecha en que regresó a Oviedo. Comenzó entonces un período en el que su pluma se mostró más fecunda que en épocas anteriores, no sólo en colaboraciones prestadas a los periódicos regionales, sino también en trabajos impresos en volumen.
En 1844 trasladó nuevamente su residencia a Madrid, donde ocupó un puesto de bibliotecario supernumerario de la Biblioteca Nacional, que obtuvo en propiedad en mayo del año siguiente. En este destino realizó una meritoria labor por espacio de siete años, hasta su jubilación, en 1852.
Falleció en Oviedo el día 20 de marzo de 1854.
Obras publicadas en volumen:
I—Elogio del Excmo. Sr. D. José María Queipo de Llano, Ruiz de Saravia, conde de Toreno, Grande de España de primera clase, Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III, etc. (Oviedo, 1844; opúsculo leído en la Junta pública de la Sociedad Económica el 10 de octubre de ese año).
II.—Informe sobre las causas de la decadencia de la ganadería en Asturias y medios de mejorarla. (Oviedo, 1844)
Obras inéditas:
Memoria sobre el Archivo de la Sociedad Económica de los Amigos del País de Asturias. (MS. fechado el 14 de abril de 1834; en dicha Sociedad).
Discurso pronunciado en la inauguración de la cátedra de Economía política el 8 de enero de 1834. (MS. en la Sociedad Económica de Amigos del País, de Oviedo).
Discurso pronunciado en la cátedra de Economía política el 2 de enero de 1835. (MS. en ídem).