Ingeniero y escritor. Nacido en Oviedo, probablemente en 1825. Cursó sus estudios en la Universidad ovetense, en la que se le nombró profesor interino de Matemáticas en 1845, cátedra a la que no pudo concursar para desempeñarla en propiedad por no haber cumplido entonces la edad de veintiún años requerida para ejercer oficialmente el profesorado. Abandonó después esta disciplina y en 1847 ingresó en el cuerpo de Ayudantes de Obras Públicas, ejercicio al que se consagró ya el resto de su vida.
“Comenzó a prestar sus servicios —dice el escritor anónimo anotado más adelante— en el ferrocarril de Sama de Langreo a Gijón, a las órdenes del ingeniero don José Elduayen, pasando en 1852 al camino de hierro de Córdoba a Sevilla, que dirigía el señor Soles de Medina, y, sucesivamente, con diferentes destinos en las provincias de Santander, Orense, Álava, Burgos, Zamora y Almería”.
En 1859 se le destinó al Ministerio de Fomento como jefe de la Sección de Planos, cargo que desempeñó hasta que, requerido para dirigir las obras del puerto de Avilés, pidió la excedencia y se puso al frente de tales trabajos. Suspendidos éstos, reingreso en el Cuerpo oficial al que pertenecía; poco después se le nombraba inspector de las obras del ferrocarril de León a Gijón.
En 1877, atendiendo a su competencia y digna conducta, la Diputación provincial de Asturias le propuso con general asentimiento para director de caminos en la región.
A su pericia y actividad se unió entonces el amor que sentía por la provincia de nacimiento, y fué desde su destino uno de los más entusiastas propulsores del progreso de Asturias en esa época. Empezó por trazar un plan complejo de obras públicas provinciales, que fué aprobado por la Diputación para ir realizandolo en la medida que lo consintieran las posibilidades económicas. En dicho plan entraba la construcción de treinta y dos carreteras con una longitud total de 529 kilómetros, la memoria de ese Plan general de carreteras provinciales fué publicada en varios números de la Revista de Asturias (número 2) después de su fallecimiento. Buena parte de esas proyectadas comunicaciones fué ejecutada bajo su dirección, no sin redactar en cada caso el consiguiente proyecto, modelos todos en su género por la precisión científica y la elegante y sencilla expresión.
Además de ese plan de carreteras, trazó el proyecto primitivo de ferrocarril de Oviedo a Cangas de Onís, como iniciación del que habría de enlazar a Oviedo con Santander. Hizo también planos de obras diversas. para Asturias y otras provincias.
Junto con las actividades profesionales desarrollaba trabajos en comisiones más o menos oficiales, distinguiéndose en las que estuvieron a su cuidado en la Junta del Censo y, muy especialmente, en las que le encomendara la Sociedad Económica de Amigos del País, de la que era miembro distinguido, Al mismo tiempo se ejercito como escritor, si bien casi siempre sobre temas relacionados con la profesión, preferentemente acerca de asuntos que propendieran al progreso de la región.
Fué director del diario ovetense El Eco de Asturias y uno de los fundadores y meritísimo colaborador de la Revista de Asturias, segunda época, Colaboré también en otros periódicos regionales y en algunas publicaciones profesionales, como la Gaceta de los Caminos de Hierro de Madrid. Tal vez lo mejor de su pluma apareció en la citada Revista
de Asturias; algunos de los ferrocarriles asturianos se han establecido con arreglo a las directrices por él señaladas en esa publicación. Su bien ganado prestigio se vio seriamente ofendido en 1881. La política caciquil que manejaban entonces en Asturias los hermanos Pidal y Mon, asociada a afanes de privilegios personales, promovió y patrocinó una variante planeada por el ingeniero francés Donon sobre el plano oficialmente aprobado para el ferrocarril que habría de unir a Asturias con Castilla a través del puerto de Pajares. El interés general salía de la enmienda maltrecho y, desde el primer momento, Lino J. Palacio figuró entre los que con mayor denuedo combatieron la reforma. “El fué —se escribió algún tiempo después en la citada Revista de Asturias— uno de los principales iniciadores de las repetidas protestas con que se pudo evitar el mal, y obtuvo por su patriótica conducta un injusto y violento pago. Elegido representante del concejo de Cangas de Onís para asistir a la reunión pública del 27 de junio de 1880, fue designado, no obstante sus reiteradas negativas, hijas de su modestia, para presidir el meeting y, por los acuerdos allí tomados para dirigirse respetuosamente al Gobierno y representantes del país contra la variación intentada, fué separado ad irato de su destino de director de Caminos provinciales, y trasladado sin consideración alguna a la provincia de Pontevedra. Por no ser este momento de recriminaciones, sólo hemos de hablar del general sentimiento con que fué recibida esta orden, que recaia en un asturiano entusiasta y dignísimo, de probidad y competencia incuestionables”. (Esa fecha ha de estar equivocada, porque la asamblea celebrada en Oviedo a que se alude, y a la que siguió una gran manifestación, tuvo lugar el 27 de marzo de 1881).
Poco después de ocupado su destino en Pontevedra regresó a Asturias con licencia ilimitada para dirigir las suspendidas obras de la canalización de la ría y construcción del puerto de Avilés. Muy pronto regresó a la ciudad natal, donde dejó de existir el 1 de noviembre del citado año 1881.
Trabajos sin formar volumen:
1.—Puerto del Musel. (En la Revista de Asturias, Oviedo. 1878, números 15, 20 y 39).
2.—Plan general de carreteras provinciales, (En idem, 1881, números 22 al 24; trabajo escrito en 1877).
Referencias biográficas:
Anónimo.—Necrología, Don Lino J. Palacio. (En la Revista de Asturias, Oviedo, 30 de noviembre de 1881).
Idem.—Un apunte biográfico, (En El Carbayón, Oviedo, 13 de noviembre de 1891).