ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

PELAEZ CAUNEDO (Felipe)

Eclesiástico que llegó a la dignidad episcopal. Nacido en el lugar de Caunedo (Somiedo) el 17 de octubre de 1745, (en algunos sitios se anota el año 1749).

Con vocación para la carrera eclesiástica, cursó ésta en las Universidades de Oviedo y Valladolid, sucesivamente, doctorándose en Cánones a los veintiún años de edad. Después hizo en la Universidad de Valladolid varias oposiciones a cátedras y fué algún tiempo profesor auxiliar de la de Clementinas.

Trasladado a Madrid se dió a conocer con algunas disertaciones acerca de temas filosóficos y teológicos en la Academia de San Juan Nepomuceno.

Algo después, en 1771, regresó a Valladolid e ingresó en el Colegio Mayor de Santa Cruz, al año siguiente fué designado canónigo del Cabildo Catedralicio de Oviedo con dignidad de lectoral, actividad que simultaneó con la de juez subdelegado de la Cruzada y Subsidio. En 1773 se le comisionó en Madrid para la solución de asuntos como representante del citado Cabildo, con cuya acertada gestión ganó en prestigio su personalidad.

Desde Madrid se trasladó a Sevilla para participar en las oposiciones convocadas para la canonjía de lectoral de ese arzobispado; no alcanzó la plaza y regresó a Oviedo. Aquí fué nuevamente dignificado con los nombramientos de juez sinodal y vicario general de la diócesis.

En 1786 se le preconizó obispo de Lugo, en cuya mitra se le confirmó en mayo del año siguiente. Probablemente fué hombre autoritario y despótico, aunque esto se pretenda atenuar, como hace Fuertes Acevedo cuando dice: “Si alguna vez aparecía de genio áspero y fuerte, era a la par franco y de proceder noble”. Y, aunque hombre de letras —tres pastorales y constituciones sinodales—, no parece que haya sido gran protector de la cultura, ya que a la solicitud de apoyo pedido por Jovellanos cuando éste fundó el Instituto de Gijón, sólo correspondió con consejos que nadie le pedía. Dió lugar esto a una carta de Jovellanos, que es una admirable lección de buen sentido y de amor al prójimo. Vivió bienquisto de sus diocesanos por espacio de un cuarto de siglo, que a tan largo tiempo llegó su prelacia. Dejé de existir el 9 de julio de 1811, (Fr. Fabián Rodríguez García da equivocadamente la fecha de 1798). Su cadáver quedó depositado en el trascoro de la Catedral, de donde se trasladaron sus restos en 1833 al claustro de la misma iglesia.

En ambas ocasiones se le dedicaron sendos panegíricos, anotados luego.

Obras publicadas en volumen:

I.—Pastoral… dirigida al clero de su diócesis. (Madrid, 1794).

II.—Pastoral… sobre el uso de la grasa de cerdo en días de vigilia y abstinencia, dispensando para su diócesis por bula de Su Santidad, con el pase obtenido en el Real Consejo de Castilla. (Madrid, 1797).

III.—Pastoral… dirigida a sus diocesanos. (Madrid, 1798).

Trabajos sin formar volumen:

1.—Reformas e ilustraciones a las constituciones sinodales del obispo de Lugo, compiladas, hechas y promulgadas por el Ilmo. Sr. D. Matias de Moratinos Santos, obispo de Lugo. (Madrid, 1795; manuscrito de 1669)

Referencias biográficas:

Fernández Varela (Manuel).— Oración fúnebre por el Ilustrisimo sr D. Felipe Peláez Caunedo, obispo y señor de Lugo. (La Coruña, 1811).

López Ribera (Pedro).— Oración fúnebre que en la solemne traslación de las cenizas del Ilustrisimo Sr. D… (Lugo, 1833).