Médico, escritor y político de la segunda mitad del siglo XIX; que gozó de fama y prestigio reconocidos en esas tres actividades.
Nació en Oviedo en 1832. Después de cursadas en la ciudad natal primera y segunda enseñanza hasta graduarse de bachiller, no obstante su nativa vocación para las letras prefirió seguir la carrera de médico; con este objeto se trasladó a Santiago de Compostela y en la Facultad correspondiente comenzó a estudiar Medicina, estudios que completó luego en la Facultad de Madrid con el título de licenciado, que recibió en 1885.
Concluida la carrera inició el ejercicio de ella en Talavera de la Reino (Toledo) como médico forense con residencia en el pueblo de Cebolla. Luego hizo oposiciones al Cuerpo de Sanidad Militar, en las que alcanzó el número uno y fué destinado a La Coruña, que habría de ser lugar de residencia por el resto de su vida.
Su idiosincrasia no se avenía con el ambiente de rigurosa disciplina militar en que estaba obligado a moverse; al fin, esos sentimientos se hicieron patentes en dos trabajos: Memoria sobre Hospitales militares y Reglamento de exenciones, en los que a las censuras de lo deficiente se juntaba el anhelo de perfección. Los disgustos que su actitud le causó, le obligaron a abandonar el Ejército.
Desde entonces se dedicó en la misma ciudad de La Coruña al ejercicio de la Medicina como médico particular, gozando por espacio de cuarenta años de crédito y estimación generales.
A partir de ese momento dio a sus ideas democráticas toda la expansión que le fué posible y su pluma y su palabra estuvieron al servicio de un ideal de redención política que permitiera un mayor progreso del país. Militó en el Partido Republicano Federal, dirigido por Francisco Pi y Margall.
Tomé parte en varias conspiraciones contra los Gobiernos de Isabel II. Comprometido en los sucesos revolucionarios del 22 de julio de 1866, al fracasar este movimiento se vio obligado a huir a Portugal, amenazado de muerte. Residente en este país con otros emigrados políticos, entre ellos Roque Barcia, de quien fué intimo, no abandono sus actividades conspiradoras; antes al contrario, redactó numerosas hojas de propaganda que contribuyeron en buena medida al triunfo de la revolución de setiembre de 1868, que derribó del trono a la reina.
A favor de ese triunfo revolucionario, Pérez Costales pudo regresar a La Coruña. Cada vez más firme en sus campañas políticas, llegó a reconocérsele en toda Galicia como el principal paladín de la República Federal. Entre sus discursos y escritos dedicados a la prensa descuella el folleto La verdad a las aldeas, dedicado a la propaganda republicana frente a los titubeos sobre sustitución de la reina destronada.
También merecen recuerdo por la celebridad que entonces alcanzaron dos hojas sueltas publicadas a la sazón: la dirigida a Amadeo I con ocasión de la visita a éste a la ciudad y la intitulada Uun gobernador y un alcalde por dos cuartos, contra esas autoridades coruñesas.
En 1872 salió triunfante como diputado a Cortes por La Coruña y al año siguiente triunfó su candidatura por el distrito de Carral, de la misma provincia, a las Cortes Constituyentes de La República.
Más que por su labor en las Comisiones del Congreso y por sus actividades oratorias en los debates, se hizo famoso por las interrupciones ingeniosas, que fueron algunas veces la desesperación del presidente de la Cámara, su paisano Posada Herrera, del que dicen rompió bastantes campanillas al tratar de restablecer el orden, alterado por tales agudezas.
Al encargarse Pi y Margall del Gobierno de la República le ofreció uno de los ministerios; fué preciso que Castelar le inculpara de inconsecuencia y deseos de esquivar responsabilidades en momentos difíciles, para que se decidiera a aceptar. Regentó el Ministerio de Fomento que entonces abarcaba los servicios de Instrucción Pública también. y desempeñó con acierto su cometido el poco tiempo que estuvo a su cuidado. Entre las tareas por él desarrolladas figura un amplio plan de reforma en la Facultad de Medicina, de Madrid y la elevación de categoría, de local a provincial, del Instituto de segunda enseñanza de La Coruña. Su retiro de ministro lo destinó al sostenimiento de una escuela de párvulos.
A la caída de la República regresó a La Coruña y se reintegró a sus actividades de médico. No abandonó totalmente las políticas, pero se mantuvo más alejado de ellas que hasta entonces. En cambio dedicó a las literarias, que siempre tuvieron en él a un cultivador tanto en prosa como en verso, una asiduidad que no les había concedido anteriormente.
Fué en esta época de su vida miembro del Ayuntamiento coruñés y perteneció también a la Junta de Defensa constituida como autoridad máxima cuando se quiso desposeer a Galicia de su personalidad incorporándola a la Capitanía General Militar de León.
Figuré entre los fundadores de la Sociedad de Folklore establecida en La Coruña y suya fué la iniciativa de crear la Academia Gallega, idea que no cristalizó hasta años adelante, en 1906, designándosele entonces académico de honor.
Además de sus propias producciones publicó la traducción de la obra de Depaul. De Ia auscultación aplicada al arte de la obstetricia, especialidad médica que practicaba.
Falleció Pérez Costales en La Coruña en enero de 1911.
Obras publicadas en volumen:
l.—Memoria sobre Hospitales militares. (La Coruña).
II.—Reglamento de exenciones. (La Coruña).
lIl.—La verdad a las aldeas. (La Coruña, 1869? : folleto de propaganda de la República Federal).
IV.—El señor Juan, Poema en ocho cantos, (La Coruña, 1883).
V.—Perucho. Poema en siete cantos. (La Coruña, 1887).