ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

PEREZ (Florentino)

Poeta y prosista contemporáneo, más conocido por el seudónimo de León Castillo, que mucha gente supone nombre propio.

Florentino Pérez no ha nacido en Asturias, pero le proclaman asturiano el origen de sus ascendientes, su convivencia en tierra asturiana desde la adolescencia y, sobre todo, el sentirse a su propio tan asturiano como si hubiese nacido en Asturias.

Nació el 13 de enero de 1892 en Madrid, donde su padre, del mismo nombre, estaba encargado de una industria funeraria. Desde muy niño pasaba las temporadas veraniegas con su madre, doña Encarnación Sánchez, y sus hermanos en el pueblecito El Pedroso del concejo de Onís, de donde eran originarios sus progenitores.

Después de cursada la instrucción elemental ingresó en el Instituto del Cardenal Cisneros para estudiar el bachillerato, protegido por su padrino de pila: el dueño del establecimiento donde trabajaba el padre. Después de aprobado el primer curso, sus padres decidieron trasladarse a Asturias y los estudios quedaron interrumpidos.

“A los doce años —dice él mismo— disputaron en mi dos aficiones si no incompatibles, porque suelen ir unidas en la vida, de tendencia esencial bastante opuesta, como son la milicia y la poesía: se me había metido en la cabeza, alentado por mi padrino, hacerme militar y ser poeta. De esta época me quedó, sin duda alguna, la altisonancia bélica que vibra en mi cuerda patriótica. Lo primero no lo pude conseguir (y de ello me alegro), pues, muerto mi protector y decidido mi padre a trasladar nuestra residencia a Asturias, se evaporaron mis sueños de vestir el traje de cadete en la Academia. En cuanto a lo segundo, no se si lo conseguí del todo. Si ser poeta es responder a los excitantes exteriores que hacen vibrar con emoción las cuerdas líricas del espíritu y dejan en el alma sedimentos de nostalgia que la embrujan para siempre, entonces ya lo era a los diez años”.

Ya en Asturias, estudió la carrera de maestro, que concluyó en la Escuela Normal de Oviedo en 1910. Desde entonces ha venido dedicándose a la enseñanza, con residencia habitual en Gijón. Fué aquí, sucesivamente, maestro en las Escuelas de Nuestra Señora de Covadonga, por espacio de tres años, y director durante diez, de las escuelas del Ateneo del Llano. Después perteneció algún tiempo al profesorado del Colegio de segunda enseñanza de Pola de Laviana, en el que explicó diversas asignaturas de bachillerato y carrera de comercio. Posteriormente abrió en Gijón un colegio de primera y segunda enseñanzas. al frente del cual continúa.

Desde los dieciséis años comenzó a cultivar las letras, más como poeta que como prosista, en diversos periódicos provinciales y de fuera de la provincia. Fueron los primeros El Independiente y El Intransigente, de opuestas ideologías en la vida gijonesa. Después: El Carbayón, Región y La Voz de Asturias, los tres de Oviedo, en el último de los cuales llevé a término con éxito una campaña a favor del poeta asturiano Pin de Pria, “que se nos moría de hambre y de tristeza sin ser conocido apenas”: El Noroeste y La Prensa, de Gijón: El Pueblo, de Llanes; Asturias, de la Habana: Heraldo de Asturias, de Buenos Aires, y otras muchas publicaciones. Además de trabajos sin firma y firmados con el verdadero nombre, ha usado seudónimos; el más constante, el indicado de León Castillo, Además, los de: Fernán de Costa Rica, Florín, El Hombre que ríe, Pelayo de Montesinos, El Domine Zurra y otros.

En 1916 le fué concedido el primer accésit por la poesía épica La herencia de la raza en el certamen celebrado en Salinas (Avilés): en 1919 alcanzó en Alicante un primer premio con el poema La epopeya de las carabelas; en el verano de 1927 conquistó otro primer premio con el Canto a Avilés en el certamen celebrado en esa villa; por último, en un concurso de cuentos asturianos organizado por el diario El Carbayón, de Oviedo, en 1928, obtuvo el segundo premio con el titulado El abogau de caleyes o L’astucia de Pachu’l Péritu, que luego transformé en un sainete en dos actos.

El teatro le atrajo desde bien pronto. En 1915 se estrenó con éxito su primera obra en el Teatro Dindurra, de Gijón, por la compañía de José Morcillo: un drama en prosa y en un acto con el título de Los ojos de la esfinge; esta obra fué representada también con éxito en Burdeos (Francia). En el teatro Saint Paul de esta ciudad estrenó el drama social en tres actos, en prosa, Los sembradores del mal, “que tuvo la virtud de llevar a la cárcel, para mayor gloria suya y no menor provecho de su bolsillo, a mi colaborador y empresario”, dice el propio autor; en la Salle d’Agustaine estrenó a continuación El incendiario, drama de espionaje, en simpatía a la causa de Francia y sus aliados en la guerra de 1914-18; y por último, estrenó allí también el sainete En Burdeos se armó la gorda, en el que, sin haber estado nunca en esa ciudad ni conocer a los personajes de la colonia española, Florentino Pérez hizo desfilar por la escena a los más caracterizados, entre ellos el cónsul, quien consiguió que durante algún tiempo no se representara la obra.

En colaboración con Emilio Palacios escribió y estrenó en Gijón dos sainetes de costumbres locales: La verbena de la Soleda o Los playos de Cimadevilla y Los del sóbanu o No hay pueblu como ésti. (Esta última obra es la nica —de las dramáticas— impresa hasta ahora en volumen. A ella ha de añadirse un poema y una Antología de poetas asturianos.)

De otras actividades suyas merecen anotarse: la celebración durante algunos años, desde 1924, por su iniciativa de la Fiesta de la Poesía y la de El Día de la Música Asturiana, idea lanzada por él desde su puesto de secretario de los coros Armonías de la Quintana.

Obras publicadas en volumen:

I.—Poema de guerra. (Oviedo, 1910; folleto de poesías que evocan hechos bélicos de asturianos en Marruecos).

II.—Antología de poetas asturianos. (Gijón, 1925: selección y prólogo).

IlI.—Los del sébanu o No hay pueblu como ésti. (Gijón, 1926: Sainete de costumbres gijonesas en colaboración con Emilio Palacios).