ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

PEREZ VILLAMIL (Juan).

Ilustre jurisconsulto y magistrado que vivió en los azarosos reinados de Carlos IV y Fernando VII, en el segundo de los cuales, durante la guerra de Independencia contra los franceses, especialmente, jugó un papel de primera importancia. Ocupó los más altos destinos del Estado, en los que se condujo con probidad suma. Fué, además, escritor de reconocida autoridad sobre temas de Derecho y de Historia y aún ensayo su docta pluma en otras disciplinas. Él fué quien redactó la famosa proclama del alcalde de Móstoles declarando la guerra a Napoleón, pero  también fué de su redacción o inspiración el Decreto que firmó Fernando VII al regreso de Francia en 1814, en el que se anulaba toda la labor liberal de las Cortes de Cádiz y se persiguió a sus autores.

Juan Pérez Villamil y Paredes nació el 1 de mayo de 1754 en  Santa Maria de Vega, pueblo más conocido por Puerto de Vega de concejo de Navia.

Cursó todos sus estudios, después de los elementales, en la Universidad de Oviedo, alumno de las Facultades de Filosofía y Jurisprudencia, graduándose en esta última en Leyes y Cánones.

Concluida la carrera se trasladó a Madrid, donde ejerció de abogado con aciertos que le dieron pronto sólida fama. Por entonces comenzó a dar muestras de su notable cultura jurídica como escritor, con obras que no contribuyeron menos a labrar su sólida reputación,entre ellas la intitulada Disertación sobre la libre multitud de abogados, acogida con grandes ponderaciones.

Algunos años más tarde de su establecimiento en Madrid, seguramente después de 1785, ingresó en la Magistratura y fué designado fiscal de la Audiencia de Palma de Mallorca, donde residió por espacio de unos tres lustros, ya casado, al parecer, con doña Maria de la Vega Ordoñez, a la que sobrevivió. Fué uno de los miembros más ilustres de la Real Sociedad de esa isla y sobre ésta escribió un Cronicón, publicado al parecer con el título de Historia civil de la isla de Mallorca (número V) si bien no es cosa absolutamente confirmada que ese manuscrito haya sido impreso.

En 1798 fué nombrado regente de la Audiencia de Oviedo, pero no llegó a tomar posesión de esta plaza por habérsele designado poco después miembro del Consejo Supremo de Guerra, destino que le permitió regresar a Madrid.

EL 9 de noviembre de 1804, la Academia de la Historia le incorporó en su seno como académico de número; en el mismo mes del año siguiente se le elegía censor y en el mismo mes de 1807 fué elevado a la Presidencia para el trienio que finalizó en abril de 1811. También la Academia de la Lengua le abrió sus puertas como académico honorario el 13 de noviembre de 1804.

A la primera de ambas Corporaciones prestó notables servicios con diversos informes y dictámenes, la recopilación de alusiones de historiadores griegos y latinos a España, la reunión y publicación en un ordenado conjunto de los antiguos cronicones, la descripción de varios concejos asturianos para el Diccionario historico-geografico que quedó Inédito, etc., como lo atestiguan en buena parte algunos de los manuscritos anotados al final de esta información.

Al servicio del Estado desempeñó por entonces el cargo de fiscal togado del Consejo Supremo de Guerra, a la vez que asesor del infante Cardenal Luis de Borbón, y seguidamente los de auditor general y secretario del Almirantazgo, Desempeñaba este último destino cuando la invasión napoleónica de 1808.

Pérez Villamil se encontraba en los primeros días de mayo de descanso en su casa de Móstoles, pueblecito situado a dieciocho kilómetros de Madrid, donde poseía bienes por una renta de doce mil reales anuales, En la tarde del día primero de mayo sorprendió allí a un emisario portador de pliegos reservados en los que se ordenaba a las autoridades de Extremadura y Andalucía la sumisión a Francia, Dándose Cuenta de la gravedad del descubrimiento, convocó a una junta de nobles residentes en el lugar, a la que acudieron los alcaldes primero y segundo Andrés Torrejón y Simon Hernández. Como se carecía de noticias ciertas y las conjeturas eran confusas, se acordó enviar emisarios a Madrid a enterarse de lo que ocurría en la Capital, los cuales regresaron con el relato de los trágicos sucesos desarrollados el día dos. Entonces Pérez Villamil dirigió una encendida arenga al pueblo y redactó la célebre Proclama que firmó el alcalde primero de Móstoles y que decía así: “La patria está en peligro. Madrid perece víctima de la perfidia francesa. Españoles acudid a salvarla. Madrid, 2 de mayo de 1808. El Alcalde de Móstoles”.

Esta proclama tuvo la virtud de levantar en armas contra Francia a todos los pueblos donde iba siendo conocida.

La Junta Central que se había constituido por aquellos días en Zaragoza para sustitución de la de Madrid, en caso de peligro para la existencia de ésta, tenía reservado un puesto de vocal a Pérez Villamil representación de Jovellanos, quien, por encontrarse todavía en Mallorca recientemente excarcelado, no había podido acudir a tomar posición de su puesto en ella.

Al ocupar el trono José Bonaparte, Pérez Villamil fue internado en Francia. Regresó luego a España con el secreto propósito de reunirse con los defensores de las libertades españolas, y pasó a Cádiz, donde en abril de 1812 se le nombró consejero de Estado. Volvió entonces al desempeño de algunos de los cargos que había tenido a su cuidado anteriormente, como el de auditor general del Supremo Consejo del Almirantazgo y además el de secretario interino de Estado y del Despacho Universal de Hacienda. Figuraba entre los hombres de gobierno que no simpatizaban con el régimen constitucional, y a favor del predominio de estos en las Cortes, se le nombró miembro de la tercera Regencia del Reino denominada el Quintillo por estar compuesta de cinco, en sustitución del conde de la Bisbal; tomó posesión el 29 de setiembre de ese mismo año 1812.

Su intransigencia reaccionaria no se había hecho evidente todavía. Al jurar el cargo de regente prometió acatar y seguir “los rectos y luminosos principios del admirable Código constitucional que las Cortes acababan de dar a la nación española”, dicho con sus propias palabras. Pero poco a poco fué mostrando su oposición a ese Código hasta considerársele como un enemigo declarado del régimen constitucional, “sostenedor activo y centro firme de los desafectos a las novedades”, como ha dicho el conde de Toreno en su Historia, De tal modo logró imponerse su criterio dentro de la Regencia a los otros miembros de ella, que le llegó a obrar en total divorcio de las Cortes, Con esa conducta se había creado una situación insostenible y por ello se vió obligado a retirarse de la Regencia antes de que ésta quedara disuelta por disposición de !a Cortes del 8 de marzo de 1814,

Quedó entonces Pérez Villaamil no muy resignado a vivir en el ostracismo. Pero apenas llegó a Valencia Fernando VII de su destierro en Francia, corrió a su encuentro, según algunos autores, llamado por el rey mismo. Fue de los más animosos en inclinar a Fernando VII al aplastamiento político de los que, en su ausencia, habían preparado el país en espera de él, para el desenvolvimiento político de la nación dentro de normas humanas y justas. El rey,que siempre se había mostrado propicio a toda clase de deslealtades y felonias, se dejó llevar a gusto por consejeros como Pérez Villamil. Éste fue quien redactó, con Pedro Gómez Labrador,el famoso Decreto del 4 de mayo(1814) que sirvió para declarar aquella Constitución —dice textualmente— y tales a decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo.

Tal innoble y servil proceder de Pérez Villamll que le elevó a consejero íntimo de un rey que perseguía en esos momentos con toda suerte de ferocidades a los hombres más eminentes de España,tuvo sin embargo algunos públicos reconocimientos de acción laudable. Por entonces la Academia de Bellas Artes y la Sociedad Económica Matritense le nombraron miembro honorario y de mérito, respectivamente.

Algunos meses después el rey pagó sus servicios designándole ministro de Hacienda. “Curandero de la Hacienda—dice Carlos Le Brun— desde noviembre de 1814 hasta marzo de 1815;le puso algunos paños calientes,y aunque se agitaba mucho y procuraba que saliese todos los días su nombre en la Gaceta, no dió gustos a los señores de la camarilla,y pasó al panteón a cobrar su cesantía”.

Como era hombre de rectos procederes,aunque no siempre limpios, como hemos visto,si del prevalecimiento de sus ideas se trataba, la convivencia con la camarilla que gobernaba desde Palacio le era imposible. Por otra parte había puesto su fidelidad al servicio de un rey que se burlaba de tales virtudes. La consecuencia fué que se encontrara exonerado de su puesto de ministro y que a la destitución acompañara un disimulado confinamiento, meses después,en 1816,a tierras de Plasencia.

Vivio desde entonces Pérez Villamil postergado mientras mandaron los suyos, hasta 1820,y más postergado todavía desde que la espada de Riego restauró el sistema constitucional en ese año hasta la vuelta al despotismo a fines de 1823.

De los pocos consuelos que le acompañaron en ese calvario,fué uno do olios que la Sociedad Económica de Amigos del País, de Oviedo, reconociendo que siempre había sido un benefactor de la tierra natal,le proclamó director perpetuo,si bien desempeñó ese cargo  solamente desde 1816 a 1820.

Cuando todos los resortes de la gobernación del país volvieron al finalizar el año 1823 a las despóticas manos de Fernando VII, este rehabilitó a Pérez Villamil designándole de sus consejeros. Pero tal especie de reconocimiento le llegó demasiado tarde,porque muy poco después,el 20 de febrero de 1824 (y no el 24 de enero,como han escrito Cannela y otros) dejaba de existir en la capital de España.

Entre otros galardones y honores que disfrutó en vida están los de haber sido Caballero pensionado de la Orden de Carlos III y el de haber sido agraciado con la Flor de Lys de la Vendee.

En su testamento destinó varias propiedades de Móstoles para la fundación y sostenimiento en la Universidad de Oviedo de una cátedra de Fundamentos de la Religión Católica Apostólica Romana de curso forzoso antes de la licenciatura al doctorado,que estuvo abierta a la enseñanza algunos años. La Universidad, reconocida a ésta y otras distinciones recibidas de Pérez Villamil, celebró con solemnidad sus exequias y le dedicó tiempo después una lápida.

Otro homenaje póstumo se lo ha tributado la villa de Móstoles dedicándole en 1368 la siguiente lápida:

2 de mayo de 1808.

A don Juan Pérez Villamil

iniciador de la guerra de Independencia.

los alcaldes de esta villa

D. Andrés Torrejón

y

D. Simón Hernández

que secundaron tan patriótico pensamiento

Para perpetua memoria

la Junta revolucionaria de 1868

Obras publicadas en volumen:

I.—Doctrina Doct. Antonii Gomezii. et ajus addentis nopotes didaci Gómez Cornejo ad leges Tauri escudeata et in compendium redacta sum legib. concordant, recopil, in gratiam jurisp. juvent. (Madrid, 1776):

II.—Disertación sobre la libre multitud de abogados, Si es útil al Estado o si fuese conveniente reducir el número de estos profesores: (Madrid, 1782).

III.—Carta de un profesor de Alcalá a un amigo suyo en Madrid, sobre los sumarios de los cuatro primeros reyes de Asturias. (Madrid, 1786; opúsculo con el seudónimo de Juan de Paredes).

IV.—Elogio del rey D, Carlos III, que esté en gloria. (Mallorca: 1789; discurso leído en la Real Sociedad de esa población).

V.—Historia civil de la isla de Mallorca. (Mallorca, 1790?: Acevedo y Huelves da por publicado este manuscrito, que tenía el sobretitulo de Cronicón mallorquín, en 1780, es decir, antes de que Pérez Villamil residiera en Mallorca: pudiera suceder que haya quedado en manuscrito y no se haya publicado en la fecha que suponemos ni en otra).

VI.—Disertación sobre la antigua soberanía de la provincia de Cantabria. (Madrid, 1851; obra póstuma que forma el tomo II de !la colección Memorial Histórico Español).

 

Obras inéditas:

—Informe sobre una inscripción romana hallada en Orense. (MS. fechado en Madrid a 21 de mayo de 1803, archivado en la Academia de la Historia).

—Informe sobre la disertación o discurso histórico acerca del verdadero lugar donde estuvo Munda, escrito por D. José Ortiz y Sáenz el año de 1805. (MS. archivado en idem).

—Carta sobre la formación del Consejo de la Regencia, con arreglo a la constitución de los reinos de Castilla y de León. (MS. de 1808).

—Observaciones sobre la Constitución de 1812. (MS.).

—Antigüedades de los vaqueros de Asturias. (MS.).

—Descripción y noticias de los concejos de Boal, Coaña, El Franco, Navia, San Martin de Oscos, San Tirso de Abres, Taramundi, Valdés y Villanueva de Oscos. (MS. que forma parte del Diccionario histórico-geográfico de Asturias, archivado inédito en la Academia de la Historia).

 

Referencias biográficas:

Calzada (Rafael F.).—Pérez Villamil y el alcalde de Móstoles. (En el Diario Español, Buenos Aires, 2 de mayo de 1918; trabajo reproducido en Asturias, órgano del Centro Asturiano, Madrid, julio de ese año).

Canella y Secades (Fermin).—Excmo. e Ilmo. Sr. D. Juan Parez Villamil. (En el apéndice XII de la Historia de la Universidad de Oviedo, edición de 1903, del propio Canella y Secades).

Idem.—Pérez Villamil y el alcalde de Móstoles. (En el libro Memorias del año ocho, Oviedo, 1908).

Caso y Parte (Fr. Manuel de).—Discurso que en las exequias Celebradas en la Real Universidad de Oviedo, en memoria de su ilustre bienhechor, el Excmo, Sr, D. Juan Pérez Villamil… Oviedo, 1829; se adiciona al discurso una relación de esas exequias).

Oliver Copons (Eduardo de).—Biografia de D. Juan Pérez Villamil. (En la Revista Científico-Militar, Barcelona, diciembre de 1886).

Siles (Antonio).—Una necrología. (MS. de 1824 en la Academia de la Historia).