ESCRITORES Y ARTISTAS ASTURIANOS

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO

PIDAL Y MON (Luís)

Segundo poseedor del título de marqués de Pidal. Político y escritor de gran predicamento en el período histórico conocido por la Restauración, o sea el abierto con la elevación al Trono, de Alfonso XII a fines de 1874, Fue hombre de extensa cultura, de palabra elocuente y diestra pluma, puesto todo al servicio Incondicional de la Monarquía y del catolicismo. Si bien de temperamento menos fogoso y más templado que su hermano Alejandro reseñado anteriormente, siguió a este en los avalares de la vida política, sobre todo en los primeros tiempos aun curado era mayor en años que él. Gozó de menor nombradía, pero fue menos combatido. Lo mismo con una pluma que con la palabra perseguía menos el efecto de relumbrón de las frases altisonantes y desnutridas, por lo que hay en su producción, apreciada en la distancia del tiempo, más materia aprovechable con ser menos extensa y voluminosa que la del hermano. Todavía más que con sus oraciones parlamentarias, tan sobrias y oportunas —decía Menéndez y Pelayo—, ha trabajado el marqués de Pidal por la reforma intelectual le su patria con el ejemplo de su propia y personal educación.

No nació en Asturias, pero, como su hermano Alejandro, siempre se consideró asturiano; condición abonada por el asturianismo de todos sus ascendientes, de su amor a la región natal de ellos por la que él desplegó no pocos entusiasmos como representante asturiano en el Parlamento.

Nació Pidal y Mon en Madrid el 15 de febrero de 1842, Fueron sus padres Pedro José Pidal y Carniado, reseñado paginas atrás, primer marqués de Pidal, título que después de su muerte en 1865 heredó Luis. Doña Manuela Mon y Menéndez, hermana del famoso hacendista Alejandro, incluido en el tomo V de la presente obra.

La educación y formación intelectual de Luis Pidal se desenvolvieron en un riguroso marco católico, tanto en el hogar como en los colegios a que asistió de niño. Este marchamo espiritual le distinguió ya siempre en el transcurso de su vida.

Después de cursar el bachillerato, probablemente en el Instituto de San Isidro pero desde luego en Madrid, residió poco tiempo en Roma (1857), donde su padre representó por entonces a España ante la Santa Sede. Después siguió en la Universidad Central los estudios de Derecho, hasta graduarse de doctor, título que obtuvo mediante la presentación de la memoria reglamentaria, muy favorablemente acogida y que fué su primer trabajo de escritor aparecido en volumen: Fuentes y orígenes del Derecho de los pueblos de Occidente, al verificarse la invasión de los bárbaros.

Después de concluida la carrera ingresó en el cuerpo diplomático y prestó en él sus primeros servicios como agregado de número a la Embajada de París, que entonces estaba a cargo de su tío materno Alejandro Mon y Menéndez.

A los últimos tiempos de estudiante y primeros ejercicios profesionales corresponde su iniciación de escritor en diferentes publicaciones madrileñas, la primera de ellas la Revista Mensual. Poco después, a las actividades literarias juntó las políticas. En las elecciones de diputados a cortes celebradas en 1866 fué electo por el gran distrito de Avilés de los dos en que se dividió entonces la provincia. En esas Cortes predecesoras de la revolución que en septiembre de 1868 derribó del Trono a Isabel II, fué en el año anterior elegido uno de los secretarios de Mesa y en ollas se distinguió desdeñados primeros discursos, contra el ambiente que predominaba en el Parlamento, como hombre de arraigados convicciones conservadoras.

Durante ese ciclo revolucionario de un escaso lustro desde el 68 hasta después de caída la República en enero de 1874, Luís Pidal y Mon vivió al margen de la política activa, dedicado a combatirla con el mayor denuedo en la prensa como monárquico y católico de muy firmes acentos cada vez. Aparte de su cooperación literaria al sostenimiento de la Revista Bibliográfica de la que fue fundador, colaboró copiosamente con pluma combativa y polemista en los periódicos fundados y dirigidos por el hermano muy especialmente en La España Católica suspendido gubernativamente por tres veces, debido al tono violento de sus campañas,por lo que cambió de título, pero no de carácter por el de La España.

Parte de ese tiempo residió emigrado, como otros muchos políticos monárquicos, partidarios primero de Isabel II y, después, del hijo de Alfonso. En las negociaciones para la proclamación de éste como rey de España con el nombre de Alfonso XII intervino activamente, comisionado al efecto por Antonio Cánovas del Castillo. Al fin, le cupo el honor, compartido con el marqués del Pazo de la Merced, de ser quien acompaña desde Inglaterra al futuro monarca a posesionarse del Trono de España.

La Restauración fué campo abonado para el engrandecimiento de su personalidad política. En las Cortes de 1876 figuró entre los miembros de la comisión encargada de redactar el proyecto de la constitución aprobada en ese año. Representó como diputado a Cortes al distrito de Oviedo desde 1877, triunfante en las segundas elecciones para sustituir al tío Alejandro Mon, hasta que doce años después fué elevado a senador vitalicio. Durante ese tiempo compartió con el hermano la hegemonía política que ambos ejercían en gran parte de la provincia de Asturias.

Durante ese tiempo compartió con el hermano la hegemonía política que los dos ejercían en gran parte de la provincia de Asturias, hegemonía sostenida y amparada en una nutrida maraña de intereses caciquiles que oprimían y hollaban todos los derechos ciudadanos, sin perjuicio de que a Ios dos se les debieran iniciativas e Intervenciones políticas en favor del progreso regional.

En tal sentido se puede recordar que su decidido apoyo en favor de una variante introducida por el ingeniero francés Donón en el plan de la bajada ferroviaria del puerto de Pajares, en beneficio de la Compañía del ferrocarril y perjuicio de los intereses asturianos, fue en su carrera política una gran equivocación, que dió lugar a la celebración en Oviedo el 27 de marzo de 1881 de una imponente manifestación de Asturias entera, representada por comisiones de todos los concejos. Su prestigio político, así como al de su hermano Alejandro en mayor medida, sufrió entonces un eclipse que pudo ser total en la región para ambos. Tal actitud de ellos fue acerbamente censurada, y hasta se llegó a pensar y creer que dependía de algo más grave que una equivocación, en lo que posiblemente se haya extralimitado la malicia de los censores y protestantes.

En este período desarrolló una intensa labor parlamentaria, distinguiéndose en el Congreso por sus discursos y trabajos en favor de la enseñanza, especialmente. Al mismo tiempo desarrolló dedicaciones de escritor en volúmenes y en publicaciones tales como La Unión Católica, La Unión, dirigidas por el hermano, Revista de Madrid, y otras, casi siempre en defensa de los principios religiosos o sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Fue como hombre estudioso, entendido en otras muchas cuestiones, entre ellas las musicales por cuya competencia se le dió ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. También se lo dió Ingreso como académico de número en diciembre de 1887, en la Academia de Ciencias Morales y Políticas.

El 13 de diciembre de 1839 se lo nombró senador vitalicio y al tomar posesión de esa magistratura se le eligió presidente del Senado. Poco después, en 1890 se le designó embajador de España en el Vaticano, cargo que desempeñó muy de su agrado,por ser uno de sus principios políticos la armonía de relaciones con la Santa Sede.

Algún tiempo después de dar por terminada esa función, nuevamente en Madrid, su personalidad intelectual alcanzaba (1895) otra distinción: el Ingreso como académico de número en la Academia de la Lengua, con cuyo motivo desarrolló con reconocido acierto un estudio sobre El drama histórico.

La política le realzó de nuevo por entonces con el cargo, nuevamente, de vicepresidente del Senado que desempeñó desde 1896 al 98. En marzo del 99 pasó a desempeñar en el Gobierno presidido por Francisco Silvela el Ministerio de Fomento, que sólo estuvo bajo su dirección poco más de un año, hasta abril de 1900. Entre sus funciones ministeriales entró la modificación del plan de estudios de segunda enseñanza, muy celebrada.

En 1902 se le designó miembro del consejo de Instrucción Pública. En 1903 volvió a ocupar la vicepresidencia del senado y la presidencia en 1905. En este mismo año, miembro del Consejo de Estado desde algunos antes se le exaltó a la presidencia de ese alto organismo, puesto que volvió a desempeñar en 1907.

En esta postrera etapa de su vida desarrolló menos actividades de orador y escritor. En el Senado se distinguió, sin embargo, como uno de los más denodados impugnadores de la ley patrocinada por el presidente del Consejo de Ministros. José Canalejas (1911), conocida largamente por la Ley del Candado, de restricción sobre el establecimiento de las órdenes religiosas y la sujeción de ellas a las leyes civiles. Colaboró en los diarios La Época y El Universo.

Falleció Luis Pidal y Mon en Madrid el 19 de diciembre de 1913.

Entre las condecoraciones españolas que poseía estaba la más alta, el Collar del Toisón de Oro, que le fué concedido pocos meses antes de su muerte, en el de mayo. Entre las extranjeras figuraban las Grandes Cruces de la Orden de Cristo, portuguesa y de Pio X, vaticanista.

Obras publicadas en volumen:

I.—Fuentes y orígenes del Derecho en los pueblos del Occidente, verificarse la invasión de los bárbaros. (Madrid, 1865; tesis doctoral).

II.—España y la sociedad moderna. (Madrid).

IIl.—Las citas históricas del señor Castelar. (Madrid, 1869).

IV.—Crisis de la Iglesia católica, (Madrid).

V.—La unidad católica en España, (Madrid, 1875: folleto).

VI.—Los progresos del Catolicismo, (Madrid),

VII.—Del método de observación en la ciencia social: Le Play y su escuela, (Madrid, 1887; discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Morales y Políticas),

VIII.—El drama histórico, (Madrid, 1895; discurso de ingreso en la Academia de la Lengua),

IX.—Informe para la repartición de premios y socorros en la Fundación de San Gaspar. (Madrid, 1900; leído en la Academia de La Lengua en sesión pública del 13 de mayo).

X.—La cuestión religiosa. (Madrid, 1901; discurso en el Senado)

Trabajos sin formar volumen:

1.—La Oración del Huerto. (En la Revista de Madrid, 1883: tomo V)

2.—La Santa Duquesa de Villahermosa, (En idem, tomo IV).

3.—Contestación al Discurso de ingreso de don Eduardo de La Nojosa en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, (Madrid, 1907; en el mismo volumen que el discurso).

4.—Varios informes, (En las Memorias de la Academia de Ciencias Morales y Políticas)

Referencias biográficas:

Anónimo.—Una necrología (En la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, enero-febrero de 1914, tomo XXXI).

E. de O.—Biografia: El marqués de Pidal, (En Asturias, organo del Centro Asturiano, Madrid, abril de 1899),

Labra (Rafael Maria de).—La libertad de enseñanza en el Senado: Discursos de los señores Labra, Sánchez Toca, marqués de Pic y Portuondo, (Madrid, 1902: folleto).

Menéndez y Pelayo (Marcelino).—Discurso de aceptación de Luis Pidal y Mon en la Academia de la Lengua. (Madrid, 1895; el mismo volumen que el otro discurso)

Molins (Marqués de).—Contestación al Discurso de ingreso de Luis Pidal y Mon en la Academia de Ciencias Morales y Políticas. (Madrid, 1887: en el mismo volumen que el discurso ).

Vallina y Subirana (E. de Ja). El Certamen Universal de 1900 y la reforma de la enseñanza del Excmo. Sr. Marqués de Pidal, con otras impresiones anotadas en la cartera de viaje. (Madrid, 1900).