Eclesiástico que llegó a la dignidad de obispo, cuya vida alcanzó los primeros años del siglo XX. Fué hombre que gozó en todas partes donde tuvo residencia de generales estimaciones, C, de O. dice de él a manera de elogio que “tenía verdadero don de gentes, manifestado en aquella su bondad característica, en la que bien sabían cuantos le trataban que la sencillez de la paloma se hermanaba en él de un modo admirable con la prudencia de la serpiente”.
Nació en Coro (Villaviciosa), probablemente en 1837. Fueron sus padres don José Piñera Peon y Doña Josefa Naredo Fernández; labradores de desahogada posición económica.
Comenzó los estudios de segunda enseñanza en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oviedo en 1849 y los concluyó en el poco antes establecido Instituto de esa ciudad, graduándose de bachiller el 12 de junio de 1855. En esa misma Universidad cursó luego Filosofía y Letras, Después comenzó la carrera eclesiástica en la Facultad de Teología, carrera que concluyó con los grados de licenciado y doctor en el Seminario Central de Toledo.
Empezó a ejercer de sacerdote en la parroquia de San Cipriano en el mismo Toledo. Poco después regresó a Oviedo, a favor del nombramiento de profesor ayudante en el Seminario Conciliar, del que fué elevado a profesor numerario algo más tarde.
Al tiempo que enseñaba, continuó sus estudios y en la universidad alcanzó el grado de licenciado en Derecho Civil y Canónico, Desarrolló al mismo tiempo actividades de predicador y de publicista, destinadas éstas a la prensa católica local en la que sostuvo varias polémicas.
En 1873 el prelado Guisasola y Rodríguez le llevé a su lado como secretario de Cámara al obispado de Teruel y de éste al de las Órdenes Militares, establecido en Ciudad Real.
Aquí alcanzó por oposición una canonjía, en el Cabildo catedralicio, que fué agraciada posteriormente con la dignidad de arcipreste.
Años adelante, en enero de 1896, como reconocimiento a su saber y méritos, fué elevado a obispo de Barbastro (Huesca). Fué un prelado querido por su bondad, demostrada en obras y gestiones en favor de sus diocesanos, y estuvo rodeado de admiraciones por las muestras de vasto saber y elegante forma literaria de sus pastorales.
Dejé de existir en agosto de 1904.
Referencias biográficas:
C. de O.—Biografía: Ilmo. sr. D. Casimiro Piñera y Naredo. (En Asturias, Órgano del Centro Asturiano, Madrid, octubre de 1904).
Director (El).—Hijos ilustres de Villaviciosa: Dr. D. Casimiro Piriera Naredo, (En La Opinión de Villaviciosa, 3 de febrero de 1896)